Consecuencias del «milagro chileno»: Las salmoneras y la privatización del mar

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Raúl Zibechi*

El llamado "milagro chileno" se asienta en tres pilares: los altos precios del cobre, la producción de celulosa impulsada por la dictadura de Pinochet, y la industria del salmón, expandida en plena democracia. Pero la sobreexplotación ha provocado una grave crisis sanitaria, ambiental, social y económica.

Poco más de mil kilómetros al sur de Santiago, pasando Puerto Montt y luego de cruzar en barca el Canal de Chacao, aparece la fantástica isla de Chiloé, donde amplias llanuras y suaves colinas compiten por los diversos tonos de verdes germinados gracias a las copiosas lluvias australes. En primavera la sinfonía de verdes se ve salpicada por
 innumerables flores silvestres, amarillas, moradas y rojas, mientras en las colinas sobresalen arrayanes, robles, avellanos y pangues.

Estos bosques sobre los que cada año caen 2.500 milímetros de lluvia, están tapizados de helechos y musgos, que junto a los árboles nativos conforman un ambiente casi misterioso. La gran biodiversidad de la isla y la existencia de especies animales y vegetales propias, impresionaron a Charles Darwin en el siglo XIX, quien creyó que la papa se había originado en Chiloé. Aunque luego se demostró que tiene su origen en el sur peruano, en la isla se conservan 400 variedades de papas, a partir de las cuales se han obtenido la mayor parte de las que hoy se consumen en el mundo.

Pero el aislamiento isleño no sólo permitió el nacimiento y conservación de una impresionante diversidad de vidas, entre las que desatacan el caballo chilote, de sólo 1,25 metros de altura, y el pudú, el ciervo más pequeño del mundo. También hizo posible que los chilotas mantuvieran sus giros lingüísticos, sus artesanías, la pesca artesanal y una arquitectura peculiar que utiliza tejuelas de madera. Las iglesias, inspiradas en las de Baviera, y los palafitos, indican que las tradiciones perduraron más tiempo que en otros sitios.

Este paraíso enclavado en el océano Pacífico suroriental, es una de las cinco áreas marinas más productivas del planeta. "Aunque posee menos del 1% de la superficie de los océanos, sus capturas pesqueras representan el 25% del total de los desembarques mundiales", señala el informe de la organización ambientalista Ecoceanos1. Semejante productividad no podía dejar de atraer a empresarios de todo el mundo, cuyas inversiones prometían jugosas ganancias.

Unos 15 años atrás, la isla de Chiloé y la zona de Puerto Montt conocieron un vigoroso crecimiento de la acuicultura, y de modo muy especial de la producción de salmones. Las cuantiosas inversiones de empresarios del norte de Europa y de Japón hicieron que la salmonicultura creciera en Chile a una tasa del 15% anual, o sea 13 veces en sólo 15 años. Chile exporta a Estados Unidos, Japón y la Unión Europea unos 2.500 millones de dólares en salmones. De ese modo, el salmón se suma al cobre y a la celulosa explicando el 70% del crecimiento de las exportaciones del "milagro chileno"2.

Chile se ha convertido en el quinto país del mundo en desembarque de productos marinos, séptimo exportador de recursos pesqueros y el segundo exportador de salmones de cultivo detrás de Noruega. La razón de ese impresionante crecimiento es una sola: es el país con los menores costos de producción de salmón del mundo.

El talón de Aquiles

El 27 de marzo de 2008 The New York Times publicó un artículo titulado "Virus en los salmones delata los métodos de pesca en Chile"3. El escándalo fue mayor. El artículo llamaba la atención de que millones de salmones estaban muriendo por el virus ISA (anemia infecciosa del salmón) y que la crisis sanitaria había provocado el despido de miles de trabajadores.

"La crianza de salmones en corrales submarinos atestados está contaminando las que alguna vez fueron aguas prístinas y produciendo pescado potencialmente insalubre", agregaba el informe. El profesor Felipe Cabello, del Departamento de Microbiología e Inmunología del Colegio Médico de New York, señalaba "falta de control sanitario" y explicaba que las infecciones parasitarias, virales y micóticas "se trasmiten cuando los peces están estresados y los centros muy cerca unos de otros". Además aseguraba que en Chile se usan altos niveles de antibióticos en los peces, algunos de ellos prohibidos en Estados Unidos.

Si se tiene en cuenta que el 30% de las exportaciones de salmón chileno van a los Estados Unidos, la denuncia del Times era muy pesada. La empresa noruega Marine Harvest, la mayor productora de salmones de cultivo del mundo, que exporta el 20% del salmón chileno, reconoció que fue en sus cultivos donde surgió el ISA así como el elevado uso de antibióticos en Chile. "Los biólogos y ambientalistas afirman que las heces del salmón y el pellet están acabando con el oxígeno del agua, matando otras especies marinas y propagando enfermedades", señalaba el artículo.

Lo que llama la atención es la respuesta de la mayor empresa del mundo ante la observación de los problemas ambientales y sanitarios que ha provocado. "Como han estado haciendo mucho dinero y todo ha salido bien, no ha habido razón para adoptar medidas más estrictas", dijo Arne Hjeltnes, vocero de Marine Harvest en Oslo
4.

En 2005 la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) había emitido un informe con fuertes críticas a la industria chilena del salmón, por el escape de un millón de peces por año, el uso de fungicidas como malaquita verde que es un cancerígeno prohibido desde 2002 y el excesivo uso de antibióticos. El doctor Cabello estimó que Chile utiliza entre 70 y 300 veces más antibióticos que Noruega, y que en ese país existe un mercado negro de antibióticos para salmón5.

En los días siguientes el gobierno de Michelle Bachelet apoyó a las industrias salmoneras, preocupado por el clima de negocios y una eventual caída de las exportaciones6. Pese a todo, la producción cayó entre un 30 y 50%, 20 mil de trabajadores fueron despedidos (de un total de 50 mil), la industria entró en una grave crisis pues se endeudó con la banca que empezó a reclamar el reembolso de la deuda, algo imposible precisamente por la caída de la producción.

Sin embargo, todo lo que ha sucedido en los dos últimos años (el virus ISA se descubrió en julio de 2007), había sido anticipado por varios trabajos e investigaciones.

Los costos más bajos del mundo

La primera explicación sobre los bajos costos de producción del salmón en Chile son las malas condiciones de trabajo de los 50 mil empleados en el sector. La salmonicultura registra las mayores tasas de accidentes del país y se ha constatado que entre febrero de 2005 y junio de 2007, 42 trabajadores del sector han muerto o desaparecido en el mar según datos de la Armada y la Dirección Nacional de Trabajo. Entre 2003 y 2005 se realizaron 572 inspecciones programadas previamente, y aún así se aplicaron multas en el 70% de los casos7.

Los principales problemas son de higiene y de seguridad laboral, tanto en los centros de cultivo (enormes jaulas submarinas) como en las plantas procesadoras. Dos tercios de la empresas salmoneras violan la legislación laboral, existiendo una elevada informalidad por la tercerización de muchas funciones, sobre todo las más peligrosas. Las mujeres, que son el 70% de las trabajadoras del sector y el 90% en las plantas, sufren por el frío, la humedad, el hacinamiento y las trabas para ir al baño. Estas prácticas se han detectado también con mujeres embarazadas, algunas de las cuales han sido despedidas.

Los buzos realizan el trabajo más arriesgado. De los 4 mil buzos que trabajaban en 2007, sólo 100 habían tenido una capacitación certificada según normas internacionales8. La subcontratación y las dificultades puestas por lo empresarios han hecho que sólo entre el 13 y el 15% de los operarios de las salmoneras estén afiliados a sindicatos.

Entre tanto, hay quienes hacen negocios en plena crisis del salmón. Marine Harvest anunció que pese a las pérdidas que está teniendo en Chile, se apresta a comprar salmoneras chilenas como parte del proceso de reestructuración de la industria, ya que cada crisis abre "oportunidades" (compras, ventas, fusiones) como reconoció Jorgen Andersen, presidente financiero de la empresa19.

En la medida que Chile tiene firmados TLCs con 24 países y las elites se proponen, en palabras de Lucio Cuenca, "una proyección estratégica que lo lleve a convertirse en una potencia alimentaria", todo indica que los cultivos de salmón seguirán creciendo. Las regiones más australes, hacia donde se están trasladando los empresarios, pueden mirarse en el espejo de Chiloé. Hace 15 años la isla era una sociedad de pequeños productores agrícolas, ganaderos, pescadores artesanales y mariscadores. "Ahora son obreros dependientes de la industria transnacional", apuntan los miembros de Ecoceanos.

"A no ser-agrega Lucio- que el proceso de politización en curso promovido por decenas de pequeñas luchas contra la contaminación minera, salmonera y de la celulosa, que ya consiguió poner temas estratégicos como el agua en la agenda pública, siga creciendo hasta poner en marcha un movimiento social". Las críticas que se escuchan en el Senado, reflejan en buena medida esa nueva politización de la sociedad chilena.

1) "Radiografía de la industria del salmón en Chile", ob cit p. 5.
2) Idem.
3) Barrionuevo, Alexei, "Salmon Virus Indicts Chile’s Fishing Methods," The New York Times, 27 de marzo de 2008.
4) Idem.
5) Idem.
6) Reuters, 2 de abril de 2008.
7) "Radiografía…" ob cit p. 10.
8) Idem, p. 14.
9) Felipe C. Cabello, "Heavy use of prophilactic antibiotics in acquaculture: a growing problem for human and animal health and for the environment", Environmental Microbiology, 2006, citado en "Radiografía", p. 28.
10) Idem, p. 30.
11) Idem.
12) Entrevista personal.
13) "Marine Harvest Sustainability Report 2008", p. 16, en www.marineharvest.com.
14) Sergio Jara Román, ob cit.
15) Felipe Cabello, ob cit.
16) Entrevista personal.
17) Agencia Xinhua, 31 de julio de 2009.
18) Ecoceanos News, 5 de agosto de 2009.
19) La Tercera, 15 de julio de 2009 en www.latercera.cl.

*Periodista y analista uruguayo

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