Contundente el quinto paro general contra Macri y sus políticas fondomonetaristas
El contundente quinto paro general de los trabajadores contra la política económica del presidente Mauricio Macri redujo este miércoles a su mínima expresión la actividad de las ciudades argentinas, en medio de la campaña electoral para su cada vez más difícil reelección y bajo la presión de una grave crisis económica y social.
La huelga general paralizó por completo el país, en desafío al presidente Macri, su alianza Cambiemos y sus políticas regresivas y antipopulares que causaron la crisis que aqueja al país, con una inflación del 55,8% y un aumento preocupante de la miseria y el hambre en un país que era considerado como el granero del mundo y que hoy no logra alimentar a sus ciudadanos.
Los dirigentes de las distintas centrales sindicales evaluaron la medida como “contundente” y advirtieron, sobre la posibilidad de realizar nuevas medidas de fuerza en los próximos meses.
Mientras efectivos de la Prefectura distribuían golpes y gases lacrimógenos entre obreros que querían manifestar en la zona sur capitalina, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich señalaba que “estamos hartos de los paros”.
“Queremos una Argentina más segura”, dijo el presidente Mauricio Macri en su aparición para encabezar el acto por el Día del Ejército en el Colegio Militar en medio de una jornada de paro. En su mensaje, el Presidente no hizo alusión a la protesta.
El mensaje político más claro de su aparición pública, involucró como si no pasara nada entre sus funcionarios y sentado muy cerca suyo, al fiscal federal Carlos Stornelli, acusado de espionaje ilegal y de avalar pruebas falsas contra empresarios y adversarios políticos del macrismo, a dos días de cumplirse su quinto llamado a indagatoria al cual su abogado ya adelantó que nuevamente piensa desobedecer.
Las calles de las ciudades lucieron desiertas, con muy pocos comercios abiertos. Los sindicatos organizaron ollas populares para darle al menos una comida caliente a los desocupados y llamar la atención sobre la pobreza, que alcanza al 33 % de la población.
Las escuelas, secundarios y universidades nacionales cerraron sus puertas, los hospitales solo prestaron servicios de urgencia y el servicio de transporte público no funcionó en ninguna de las provincias. Tampoco hubo servicio de transporte aerocomercial ni marítimo, ni trabajaron los trenes y en la ciudad de Buenos Aires no partió ninguna formación de subterráneos.
Todo se detuvo el miércoles en la Argentina, salvo la represión ordenada por Bullrich contra las organizaciones sociales que habían anunciado manifestaciones y cortes circunstanciales como una forma de sumarse a la medida de fuerza de alcance nacional.
Hugo Moyano, dirigente del Frente Sindical, aseguró que la medida de fuerza debe ser considerada como “la demostración más importante del rechazo de los trabajadores a las políticas que implementa el gobierno”. El dirigente bancario Sergio Palazzo señaló que “si corrigieran la política económica y modificaran la base salarial solo el uno por ciento el crecimiento sería de 80 mil millones. Entonces habría más consumos y más trabajo”.
El dirigente de los empleados estatales Daniel Catalano remarcó la necesidad de que el gobierno “escuche la voz de los trabajadores y no de los mercados”. Héctor Daer, desde la dirección de la CGT, reclamó que el gobierno debe “frenar la caída y la decadencia política, social y económica de la Argentina”.
Los trabajadores están enojados por una economía en crisis y una inflación de dos dígitos, que ha afectado severamente sus vidas y condenado al desempleo y la marginación a millones de argentinos.
Critican al gobierno de Macri por los despidos masivos, la orientación de los recortes, el aumento de las tarifas de los servicios básicos, sus políticas regresivas y por haber solicitado sucesivos préstamos al Fondo Monetario Internacional (FMI), que endeudan muy gravemente al país y comprometen su presente y futuro.
Macri se ha convertido en uno de los mandatarios más impopulares de la historia argentina, con más de un 60 por ciento de rechazo, lo que compromete sus ansias de reelección en octubre próximo.
Según las cifras oficiales, la inflación de abril se ubicó en 3,4% y acumuló un 55,8% en los últimos 12 meses. Los precios minoristas aumentaron un 15,6% en el primer cuatrimestre y el rubro alimentos -el más sensible- trepó 66% en el último año. Las cifras proporcionadas por otras instituciones (entre ellas la Universidad Católica) son mucho más alarmantes.
Los índices oficiales de empleo tampoco son alentadores: el desempleo trepó a 9,1% en el cuarto trimestre de 2018 (la última medición disponible) lo que se traduce en 400 mil personas más sin trabajo que hace un año y se trata del porcentaje de desocupación más alto desde 2005, en la comparación cuatrimestral. El mismo organismo, señala que en el segundo semestre de 2018 más del 32% de la población vive por debajo de la línea de pobreza.
*Periodista económico argentino, analista asociado a al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)