Costa Rica: ¿el menos malo?

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Ronald Díaz.*

La publicidad electoral tocó fondo. Con el anuncio del "menos malo" el insulto a la inteligencia y el irrespeto hacia el electorado es un hecho consumado. Cuando me lo contaron no lo creí. Supuse que se trataba de una broma. Luego confirmé la noticia.

Luis Fishman pautó un spot en donde se presenta ante el país como el candidato “menos malo”.

De los creadores de El súper con alma de ama de casa nos llega esta joya de la publicidad inversa que pretende vender un candidato a precio de oferta: “lléveselo, mire no está muy bien que digamos, pero es lo mejorcito que tenemos”.

Hasta en eso es publicidad engañosa. Fishman no es “el menos malo”, prueba de ello es que dice serlo. Tampoco veo por ningún lado, ni siquiera en la letra menuda el imprescindible “Aplican restricciones. Ver reglamento en la sede del partido”.

Si así fuera, de seguro diría: “El calificativo de menos malo es con fines ilustrativos. En realidad solo se trata de un truco publicitario para llamar la atención como ya lo hizo Otto con los viejos chingos y Ottón con las marionetas. La imagen del candidato puede ser distinta a la de la foto. Advertencia: El menos malo puede llegar a ser malo de remate sin previo aviso”.

Este vacilón de campaña nos cuesta a los costarricenses miles de millones de colones y aquí no pasa nada. Pero sí pasa. Ocurre que ya estamos perdiendo la capacidad de asombro. Algunos incluso alaban la “creatividad” de estos spots y los hacen ver como  “astutos”. ¡Por Dios!

Esa es la misma razón por la cual en este país bendito se publican por la prensa escrita y televisiva anuncios pagados como si fueran noticia. ¡Por astutos!

Por astutas las tabacaleras engañaron al público durante cincuenta años hasta que la gente se hartó, los demandó y al menos hoy ya admiten que la nicotina es una droga adictiva y que fumar da cáncer.

¿Qué tiene que ver esto con la política? Todo. Es el mismo principio. Es partir del supuesto de que la gente es tonta y eso es lo que se merece. Y lo peor del caso es que muchas veces les damos la razón con nuestra apatía, conformismo e indiferencia.

Por eso tanta corrupción, por eso tanto engaño y cinismo. Por eso Laura Chinchilla se declara independiente a sabiendas de que no lo es, y si no que lo diga la Defensora de los Habitantes.

Por eso Otto Guevara, el libertario, cuya filosofía una vez el mismo resumió diciendo que para ellos en un bar que cada quien pague por sus cervezas, ahora hasta tiene un jefe de campaña marxista, reclutó a Humberto Arce y hasta se muestra abierto al diálogo con los sindicatos.

Por eso a Ottón no le quedó más remedio que sacar las marionetas y  entonces Fishman  levantó la mano y dijo: “¡hey, yo soy el menos malo!”. 

Por eso muchos ciudadanos no sabemos por quién votar. En medio de la inseguridad ciudadana, con los tentáculos del crimen organizado y el narcotráfico extendiéndose por nuestro territorio, y los consorcios extranjeros frotándose las manos con jugosas concesiones.

Con una brecha entre ricos y pobres cada vez mayor y una guerra abierta contra la naturaleza, algunos quisiéramos tener a quién voltear la mirada sin correr por ello el riesgo de que nos vean con cara de idiotas.

¿El menos malo? No gracias.

* Columnista de Informa-Tico.
www.informa-tico.com

Addenda

Cualquier semejanza con algunos argumentos en boga de las elecciones presidenciales chilenas es mera coincidencia.

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