Durante las últimas semanas, Estados Unidos ha designado al Tren de Aragua como una organización terrorista y ha señalado a los migrantes venezolanos como invasores. Para apuntalar esta narrativa, Trump ha desempolvado la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una norma concebida para tiempos de guerra. Bajo este marco, decenas de venezolanos han sido deportados a cárceles en El Salvador.
El secretario de Estado, Marco Rubio, uno de los principales voceros de esta narrativa, ha presentado al Tren de Aragua como algo mucho más grande de lo que realmente es y convirtió a una pandilla delictiva en una Organización Terrorista Extranjera (FTO), condición reservada históricamente para grupos como el Estado Islámico o Al Qaeda.

Escenario y modus operandi
“Deliberadamente»

En una reciente entrevista con Donald Trump Jr., Marco Rubio afirmó que Venezuela está “deliberadamente usando al Tren de Aragua” para desestabilizar a Estados Unidos, y comparó la situación con el episodio del Mariel en los años 80. Es un discurso impactante porque fusiona crimen, migración, comunismo y terrorismo en una sola imagen.
Casus belli
Es probable que Washington presente un ultimátum en la línea ya avanzada por Marco Rubio: la celebración de nuevas elecciones. A primera vista, suena como un llamado democrático. Pero en el contexto de la narrativa de terrorismo y crimen organizado. este ultimátum adquiere un significado distinto.

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