Crisis de agua: una señal de alerta en Panamá

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Durante los últimos días miles de residentes en la ciudad de Panamá y áreas periféricas vieron afectadas sus tareas cotidianas por la falta de agua o la mala calidad de la que se suministraba. Esto que podría parecer un problema puntual, es en muchos lugares del planeta una realidad permanente y desgraciadamente creciente.

Es por ello que el agua constituye, en la actualidad, una preocupación para todos los países, y al que América Latina no escapa. Si bien esto debería formar parte de un esfuerzo amplio en todo el continente americano para aumentar la cooperación en asuntos relacionados con el agua, muchos de los cuales trascienden los límites nacionales, la realidad y el ejemplo de Panamá nos muestra que hay una necesidad creciente de recursos hídricos.

Si bien el agua es un recurso renovable y cubre las tres cuartas partes de la superficie de la tierra, solo una pequeña fracción -alrededor del 2.5%- es agua dulce y utilizable. A ello se debe sumar que la contaminación, el exceso de población, la deforestación y el cambio climático son algunos de los factores que están amenazando gravemente la disponibilidad del agua.

El propio Canal de Panamá ha ofrecido en algunos momentos un claro ejemplo con respecto a la disponibilidad de agua.

Hace algunos años atrás el fenómeno climático de El Niño produjo una sequía que hizo descender el nivel del lago que alimenta las esclusas del canal. Producto de ello, hubo que restringir el calado de los barcos que lo atravesaban.

Por otra parte, el desarrollo y la agricultura han provocado un mayor flujo de sedimentos al lago, lo cual reduce el volumen de agua disponible para operar el Canal.

Hay otros factores que también han contribuido a la crisis, como el aumento de población, lo que ha hecho que Panamá necesite más agua potable que antes. Esto ha ocasionado una mayor contaminación de los cursos superficiales y subterráneos de agua.

Pero un aspecto clave es la deforestación, que por sí sola es uno de los principales y más graves problemas de Panamá, y que además tiene una fuerte repercusión en la pérdida de la diversidad biológica y en el deterioro de los suelos y recursos hídricos.

De acuerdo con los datos del Informe Final de la Cobertura Boscosa y Uso del Suelo de la República de Panamá: 1992-2000, la superficie boscosa ha tenido una pérdida neta de cobertura forestal de más de 330 mil hectáreas, equivalente a casi un 9% del total.

Entonces este hecho puntual -provocado irónicamente por las incesantes lluvias de fin de año-, podría agudizarse en años futuros y debería hacer reflexionar a los panameños sobre la necesidad de mejorar la coordinación entre los actores vinculados con los recursos hídricos y establecer una política de aguas basada en un adecuada valoración de este recurso biológico y económico de primera importancia.

* Director ejecutivo de Oceana, Oficina para América del Sur y Antártica. El artículo fue escrito especialmente para el diario La Prensa de Panamá (www.prensa.com/hoy/negocios/73962.html).

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