¡Cristina vuelve! (la promocionan desde el gobierno)
Desde el oficialismo y el “peronismo moderado” y dialoguista, vuelven a traer al ruedo la candidatura de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los datos de la realidad producida por el gobierno macrista y las encuestas convocan a hacerlo, mientras los acuerdos con el FMI y el viaje de su cara visible promovieron rechazos generalizados y sus efectos se hacen sentir.
Tras los muros, sordos ruidos oír se dejan, no son las huestes que prepara San Martín para luchar en la batalla de San Lorenzo, como reza la épica patriótica. No: es algo mucho más cercano, elemental y tímido, es el ritual que nos ata a las urnas y las internas para las próximas elecciones presidenciales.
Connotados dirigentes del peronismo más moderado, como el jefe de la bancada senatorial Miguel Ángel Pichetto, gobernadores como el salteño Juan Manuel Urtubey o el sanjuanino Sergio Uñac, ya lo han dicho: ¡Cristina va a ser candidata! Las usinas del macrismo le acercaron a esa idea los amplificadores adecuados.
Dentro del cristinismo eso provocó conmoción, alegrías y expectativas. Conmoción, por quienes lo planteaban; alegrías por el reconocimiento y expectativas por la posibilidad de dar batalla por las mieles de la administración del Estado. Pero también algunas preocupaciones, en la más sincera y combativa militancia del sector.
Se trata del temor a que esa idea encierre el final de la posibilidad de la unidad peronista y proponga una lucha electoral de tres sectores: el macrismo; una parte del peronismo encuadrado en el peronismo federal y el cristinismo de la Unidad Ciudadana. En ese caso, esa militancia, teme quedar embretados entre la “moderación” de ese peronismo federal y el sectarismo del “aparato” cristinista.
De todos modos resulta interesante comentar sobre las causas que están en la raíz de ese renacimiento de la figura de Cristina. Entre las cuestiones que dan lugar a esa renovada presencia caben destacar: la evolución de la situación económico-social; el generalizado repudio al “auxilio” solicitado al Fondo Monetario Internacional (FMI) y la manifestación de estos hechos en diferentes encuestas.
Evolución de la situación económico social
Los números de la economía siguen atentando contra los intereses populares y cada día más afectan la popularidad del gobierno de Mauricio Macri. Tratando de no apabullar con esos números se puede decir que la deuda y sus intereses, junto a la inflación, la recesión y el temor a perder el trabajo, son la clave de este fenómeno.
Sobre la deuda, a pesar de los créditos del FMI, los números no cierran y harán falta más recursos para pagar los déficits comercial y de Caja, las deudas y sus intereses. Hoy, se paga por intereses más que lo que sale por salarios para todos los empleados estatales y apenas un poco menos que por las jubilaciones.
En cuanto a la inflación, el dato del 3,7% para el mes de junio evidencia que actualmente se está por encima del máximo aceptado por el FMI. Pero el futuro inmediato no pinta mejor si tenemos en cuenta que –para el mismo período- el incremento de precios mayoristas fue del 6,5% y la suba del dólar alcanzó el 15,9%.
Los rechazos al pedido de “auxilio” al FMI
El “acuerdo” con el FMI, imprescindible según la lógica del gobierno, se está verificando como incumplible e insuficiente para solucionar la crisis desatada, pero más que suficiente para recibir un aluvión de críticas. Ello se ha ratificado con la presencia en el país de la Directora del FMI, Christine Lagarde, con motivo del encuentro de ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales del G-20, Buenos Aires.
Además de las movilizaciones y rechazos callejeros hay otras dos muestras de actitudes condenatorias que es bueno señalar. Una proviene de la negociadora conducción de la Central General del Trabajo (CGT). Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros que la conducen, sostuvo: «No habrá consenso social para la llegada del FMI y abrirá conflictos infinitos en un país que ya está paralizado y en recesión».
La otra expresión, aún más rotunda, proviene de un documento, destinado a la misma Lagarde y firmado por más de 400 militantes de organizaciones sociales y sindicales, políticos, legisladores, artistas y personajes de la cultura. Dicho material, promovido por sectores próximos a la Iglesia, al kirchnerismo y organizaciones sociales, considera que este endeudamiento y sus condicionalidades son inconsultas, de dudosa constitucionalidad y no servirán al desarrollo nacional, ni al bienestar de la población, por lo cual califican a la deuda contraída como “odiosa y execrable”, sin legitimad ante la sociedad.
Las encuestas y sus dudas
Hay muchas y contradictorias encuestas. Ya sabemos de su valor relativo, pero hay acuerdo más o menos general que el apoyo a Cristina se mantiene o crece; que Macri está frenando su caída pero sigue en bajada y que el peronismo federal es la tercera fuerza. Dadas las dificultades para que el peronismo se unifique, en una sola expresión electoral, crece la posibilidad que haya una segunda vuelta.
Otras consideraciones genéricamente compartidas es que sigue cayendo el índice de optimismo sobre el gobierno, su gestión y el futuro. Frente a ello y la ausencia de otras políticas económicas, el gobierno está considerando que la famosa “grieta” sigue siendo su mayor fortaleza.
Es por ello que, a la siempre presente contrafigura de Cristina y su “herencia”, ahora le han sumado una fuerte campaña contra los aparatos sindicales, lo cual se fortalece por la conocida la mala imagen que tienen los sindicalistas, particularmente en los sectores medios. En ese marco se inscribe la reciente y voluminosa multa contra el gremio de Camioneros.
Las principales encuestadoras, Hugo Haime, Ricardo Rouvier y Federico Aurelio, aportan respuestas diferenciadas para una eventual segunda vuelta. Para Haime, Macri perdería en una segunda vuelta frente a cualquier candidato del peronismo (Cristina, Massa, Urtubey, Solá, Rossi), aun cuando su compañera de fórmula fuera Vidal.
Para Rouvier –cercano al kirchnerismo- en una segunda vuelta entre Cristina y Macri, ganaría el actual Presidente. Aurelio considera que el macrismo tiene un piso electoral del 35% y Cristina del 30%, y en una segunda vuelta ganaría Macri, aunque el resultado podría cambiar si el candidato opositor a Macri no fuera Cristina o un “ahijado” de la misma. De allí la propaganda oficial prestada a la candidatura de Cristina.
Estos números no solo siembran la confusión en el peronismo, también se meten en la interna del oficialismo y provocan diferentes daños. No son pocos quienes piensan que las recientes denuncias por el manejo de los fondos electorales en la Provincia de Buenos Aires, tienen su origen en un sector de la propia Casa Rosada y están siendo destinados a socavar el peso electoral de la actual gobernadora macrista María Eugenia Vidal y hacer estallar las posibilidades de un acuerdo de ella con sectores peronistas, al margen de Macri y su entorno de gobierno.
. *Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)