¿Cuál es el proyecto político de los trabajadores para la sociedad chilena?

Pablo Monje-Reyes.*

A diferencia de lo que veníamos viendo desde hace varios años, el 1º de mayo recién pasado fue en Chile un acto de conmemoración sui generis. Por una parte daban la cara los derrotados de la Concertación, que ahora se acordaban de los trabajadores como actores políticos. Por la otra, algunos asistentes los interpelaban exigiendo su responsabilidad por estos últimos veinte años en el gobierno, como si los concertacionistas hubiesen tenido acuerdos programáticos firmados en piedra con ellos.

Esto nunca fue así, ni en las ideas ni menos en la práctica. Poco se avanzó en proyectos que mejoraran las condiciones laborales de los trabajadores

Si la experiencia con los actores políticos de la Concertación es vista como negativa, la pregunta para el movimiento de trabajadores es ¿qué o cuál proyecto político, social y cultural le proponen a la sociedad?

Lamentablemente,en el discurso central de la CUT, poco y nada se habla de ese proyecto. Sólo se hace una revisión de coyuntura: por un lado, las condiciones con que se enfrentan las consecuencias del terremoto y tsunami; por otro, una visión crítica de posibles reformas laborales que instalaría el gobierno, que perjudicarían aún más a los trabajadores. Siendo estas cuestiones importantes, no son centrales en una estrategia para enfrentar a una derecha consolidada en el poder ejecutivo y en el campo simbólico-cultural del país.

El realismo político planteado por los trabajadores chilenos el 1º de mayo lleva a pensar que el movimiento es de coyuntura y de corto plazo. Peor aún, tratan de ocupar un espacio en el cual la derecha y el empresariado se mueven con mayor facilidad y soltura, y tienen hoy día todo para ganar.

Las herramientas que pueden usar los trabajadores para condicionar la realidad política, para dominarla y superarla o por lo menos avanzar en esto son la política sentido amplio y su propuesta de proyecto de sociedad. Deben descubrir las potencialidades que existen en la realidad, para hacer posible mañana lo que aparece imposible hoy. Sí, la utopía está ausente en el discurso de la CUT.

Consecuentemente, también está ausente la épica para que los trabajadores se enfrenten a la realidad con argumentos y convicciones. Cualquier estrategia para un cambio radical de la sociedad chilena, en favor de la clase trabajadora, requerirá construir una correlación de fuerzas favorable. Claramente, esto es ir mucho más allá de los escupitajos y arengas en contra de los “traidores” de la Concertación.

Es hora de apostar por un proyecto que genere condiciones para conformar una nueva plataforma de lucha política, que integre a distintos actores políticos, sociales y culturales, generando las alianzas que conduzcan alcanzar la hegemonía simbólico-cultural de la sociedad, incluyendo en ella el poder ejecutivo del Estado, con la consecuente derrota de la burguesía en todos los niveles de influencia de la sociedad chilena.

Quizás el proyecto de sociedad de los trabajadores chilenos no está discutido, ni esbozado en ningún documento oficial. Sin embargo, por intuición de clase e historia del movimiento obrero se pueda llegar a una propuesta, que en este artículo llamaremos Socialismo Democrático.

La idea es construir una ruta de diseño, discusión y caracterización de cómo entender un proyecto de socialismo democrático para Chile en el siglo XXI, que permita integrar a todos los actores sociales que piensan en cambios radicales. Que coloque a los trabajadores  de nuestro país al frente de la discusión de los grandes cambios que requiere la sociedad y no se quede en la galería viendo cómo la burguesía nacional e internacional sustenta su poder, sin contrapeso de un proyecto alternativo para la sociedad.

* Administrador Público. Profesor de la Escuela Latinoamericana de Postgrado y Políticas Públicas de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales – Chile.