Cuba: libros, autores, lectores. – Un modo de combatir el autismo

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

–Muchísimas gracias Iroel Sánchez por conceder a un medio en el sur de La Florida. Mi primera pregunta sería que me de un panorama de esta Feria Del Libro.

–Se trata de un acto que intenta responder a las expectativas de los cubanos que siempre nos ponen más y más difícil esa tarea.

–A los cubanos les encantan los números, ¿cuáles serían los números de la Feria como número de libros, participantes, escritores, expositores, presentaciones, público?

–Bueno mira, son ocho millones y medio de libros contando los libros cubanos, sin contar los libros que traen las editoriales extranjeras.

«Entre las novedades están cerca de los mil títulos cubanos, sin contar las que traen las editoriales extranjeras y los inventarios de otros años. Son 42 ciudades sedes, sin los municipios de la capital. Este año también hay una novedad, una semana antes de abrir la feria en cuarenta cinco librerías de la ciudad, han estado las principales novedades literarias del evento.

«Hay 658 invitados extranjeros, entre escritores, editores, expositores. Hay una delegación importante de Galicia, superior a los 200, entre músicos, escritores sobre todo y editores. Para nosotros también es muy importante el programa del evento, o sea, constantemente en La Cabaña y es de lo que menos se habla, hay siete salas de presentaciones de libros que, cada una hora y media, renuevan su programación. Lo más interesante es que hay público para todo eso».

–¿Se cobra la entrada a la Feria?

–Dos pesos cubanos.

–No CUC

–Dos pesos cubanos y para los niños es gratis.

–La Feria comienza un día, en este caso fue el día 14 de febrero, pero ¿después hace como una extensión al resto del país y dura como un mes?

–Son diez días en la habana. Este año debíamos haber comenzado el día 13, pero había una amenaza meteorológica y la pasamos para el 14 en la mañana y abrimos el 14 en la tarde al público. Un día más, buscando precisamente que como ya se nos hace pequeño el recinto ferial, aquí llega a haber ochenta mil personas en un día, en un lugar que era una fortaleza militar, construida para que sea difícil entrar a ella, incluso fue cárcel, para que sea difícil salir, entonces hemos buscado todas estas alternativas, de empezar la feria una semana antes en todas las librerías y de extender un día más para que se repartiera mejor la gente.

–¿Cómo le gusta recordar más esta sede, cómo evento de Feria o como eso primero que usted dijo?

–Yo creo que estamos en un país que convirtió los cuarteles en escuelas. Fidel en una de las inauguraciones de la Feria que asistió decía: esta es la Fortaleza de los Libros. Creo que me gusta recordarla más como la Fortaleza de los Libros.

–Durante algún tiempo, las cosas sucedían en La Habana, básicamente en La Habana. ¿el llevar los eventos importantes, internacionales, hacerlos extensivos a otros lugares del país es una decisión política?

–Sí, claro, es una respuesta a opiniones y demandas de la población, que veía la feria por televisión en el año 2000, 2001. A partir del 2002 se empezó a extender primero a 17 ciudades y ya vamos por 42. Se decía “todo es en La Habana y aquí no llega nada”. Es una decisión política que responde a eso y no sólo los libros, el año pasado estuvieron más de 300 escritores viajando por todo el país, presentando libros.

«Ahora tenemos también la dicha de que no es sólo en La Habana donde hay editoriales. Nosotros tenemos editoriales en todas las capitales de provincias, algunas incluso fuera de las capitales de provincias, hay ciudades de un desarrollo cultural importante, con sedes universitarias, donde hay tres o cuatro editoriales. Todo eso da una producción, una creación intelectual que tiene que ser recogida en libros. Todo eso le da una vida propia y una identidad a la Feria que puede ser en un municipio capital de una provincia como Villa Clara con un desarrollo histórico tradicional en la cultura, en el pensamiento, pero puede ser en Cumanayagua o puede ser en Guisa o Caimanera, que también son sedes de la Feria.

–¿Cuáles son las similitudes o diferencias en las reacciones en relación a un evento como éste entre el público del interior del país y el público capitalino?

–No me he detenido a pensar en eso, pero la Feria es el evento más importante en los lugares donde ocurre. Es superior su nivel de convocatoria masiva a algo que tiene tanta tradición como los carnavales, como las fiestas populares, van más personas.

«Aquí tiene una característica, que se convierte en una fiesta de la familia, vienen las familias enteras, se pasan el día, es como un espacio para el ocio familiar, la gente compra libros, se pone a leerlos en el césped.

–Y hay quien no compra libros, pero le gusta ver cómo compran libros.

–Si, eso decía Antón en la inauguración. Es una cosa muy democrática. Uno ve ferias en otros lugares que es como una vidriera, la gente va, mira y sale como entró, con las manos vacías. Si tú te fijas en las salidas casi todo el mundo sale con las manos ocupadas. Tiene que ver con el precio de los libros y también con el criterio selectivo, muchos editores y expositores extranjeros me llaman la atención sobre un rasgo de los niños nuestros, Edmundo, que tienen un criterio de selección, cuando viene un niño dice: dame tal título, quiero tal libro.

–¿El precio de estos libros son subvencionados?

–Prácticamente todos, si tu los vendes al costo que tienen en divisas, tendrías que venderlos a un precio más alto, por ejemplo, una de las novedades de la feria es la biografía de Paco Ignacio Taibo II, sobre Pancho Villa, ese libro se va a vender a 30 pesos, quizás sea el libro más caro de la Feria.

–¿El mismo que escribió una biografía, que fue muy polémica, sobre Ernesto Che Guevara?

–A mi me gusta mucho esa biografía

–¿No te parece polémica?

–Sí, es polémica hacia las lecturas de derecha del Che. La biografía tiene una gran virtud, en un momento de una campaña en que se estaba tratando de construir artificialmente una separación entre Fidel y el Che, la biografía demuestra documentalmente y con mucha autenticidad histórica, una relación de Fidel y el Che de hermanos, de compañeros, incuestionable.

–Volviendo a la subvención de los libros, digamos entre lo que costaría producir un libro o lo que cuesta producir un libro y su precio de venta, la subvención es considerable, lo que el estado tiene que subvencionar para que pueda venderse en ese precio.

–Te dije que ese libro que se va a vender aquí en 30 pesos, el precio que tiene más bajo en las librerías mexicanas es de 24.50 dólares.

–¿Ese libro lo editaron en Cuba?

–Exacto.

–¿Prácticamente el Instituto es subvencionado por el estado o el Instituto del Libro es capaz de equilibrar entre sus ventas en divisas, sus subvenciones en moneda nacional…?

–No, nosotros somos una entidad presupuestada.

–¿Eso quiere decir que son subvencionados?

–Sí, pero lo que ingresamos con la venta de libros en moneda nacional lo aportamos al presupuesto y no operamos como una empresa, lo que ingresamos lo aportamos al presupuesto del estado y el estado nos da el presupuesto para trabajar y le da también a otras entidades. Nosotros no somos lo únicos que publicamos en Cuba, en cuba hay más de 100 sellos editoriales, solamente 7 pertenecen al instituto, algunos pertenecen a la UNEAC, a la Asociación Hermanos Saíz, a las universidades, o sea, hoy no hay una centralización en el sistema editorial cubano.

–¿Eso ha sido mucho mejor?

–Si, mucho más diverso y democratiza mucho el sistema, porque permite que por muchas vías puedan llegar a publicarse libros y permite que los autores tengan mucho espacio.

–Usted ha utilizado la palabra democratizar, hábleme de la democratización, ¿se ha avanzado en una democratización del criterio de publicación en Cuba?, ¿se ha avanzado, se ha ampliado el espectro?

–Mucho, primero porque las editoriales tienen consejos asesores que están formados por la gente más calificada y más prestigiosa en el campo en que esa editorial trabaja.

–Esa puede ser una respuesta bastante técnica, ¿hay una voluntad de un grupo de personas, de un ministro, de un Consejo de Estado, de un Buró Político, que diga: señores tenemos que publicar gente que piense diferente…?

–Yo creo que no tiene que reunirse el Consejo de Estado para eso, yo creo que eso está en la naturaleza de la práctica, de la política nuestra.

–En una época no era axial. Si hay diferencias es que en una época no fue axial…

–Por esa época, yo no…, me imagino que rostros tenemos más o menos la misma edad…

–Pero igual, no conocimos a Colón y supimos que vino.

–Yo creo que hoy hay una amplitud de miras que tiene que ver con la participación de los creadores en la decisiones de lo que se publica que es lo esencial, estas editoriales que yo te decía que están en provincia, tienen un consejo asesor, un consejo editorial y esos consejos son los que hacen el plan y el que dice: vamos a publicar esto y vamos a publicar lo otro. El consejo editorial de Unión es el que hace el plan de Unión, el consejo editorial de Letras Cubanas es el que aprueba ese plan, lo somete a crítica…

–Y el criterio de publicación está basado en la calidad.

–Cualitativo

–¿Sólo cualitativo?

–Cualitativo, de aportación a la cultura, también no todo lo que se publica es literatura, hay ciencias sociales, hay ciencias puras. El libro es un soporte, puede haber un libro de investigación sobre medicina o sobre deportes o un libro de poesía experimental o investigación historiográfica y ese criterio no siempre está representado en un consejo, o sea, la editoriales tienen un perfil y las que publican libros científicos tienen que tener la gente calificada en la ramas de la ciencia también.

–Un escritor que tiene una obra de calidad, que vive en Cuba, que participa en Cuba, no es publicado en Cuba, Pedro Juan Gutiérrez.

–Es publicado en Cuba, tiene varios libros en Unión, como tres y en letras cubanas tiene una novela que se llama Animal Tropical, creo que en unión tiene como tres libros más recientes…

–¿Es cómo el ave negra de la literatura cubana de este tiempo?

–¿Por qué? No lo creo, para nada.

–¿Te gusta lo que escribe Pedro Juan?

–Yo he leído algo, no tengo un criterio de valor…No es un autor que he leído con profundidad como para expresar…

–¿Por qué?

–Porque leo con la mayor diversidad, leo algo de él, leo de otros. No me comprometas con una opinión de valor, sabes que no estoy hablando como un lector solamente. Yo creo que nosotros no tenemos sobre Pedro Juan o sobre cualquier otro que ser esclavos de la opinión de las editoriales españolas, que tienen una determinada lectura y una determinada posición ante la literatura que se escribe en América Latina; por ejemplo, los escritores latinoamericanos para conocerse hoy entre si tienen que circular a través del mercado que crean las editoriales españolas y tienen que plegarse a determinados estereotipos que esas editoriales y esos circuitos han construido sobre América Latina, no sólo sobre Cuba.

«Si tu eres un escritor mexicano, no te puedes aparecer con una novela de ciencia ficción, tu tienes que hablar de los temas de la migra, los temas del narco, de los temas que están en la prensa sobre México, excepto los grandes, es decir, excepto Carlos Fuentes, los que ya están colocados en el mercado, los que ya tienen un nombre, García Márquez. Si Alejo Carpentier se aparece con el Reino de este Mundo en una editorial española que renovó la literatura latinoamericana, no tiene espacio, porque se ha degradado mucho la visión que han construido, porque para que un libro se venda tiene que tener reseña en los periódicos, tiene que tener comentarios en la radio, tiene que tener comentarios en la televisión, el lector se ha degradado tanto en esos lugares, que esos comentarios tienen que entrar en conexión con el estereotipo que esos medios han construido sobre ese lugar. Si es de Colombia tiene que hablar de la violencia, de la guerrilla, de los secuestros, ese es el libro que están esperando esas editoras».

–¿Si es de Cuba, de qué tiene que hablar?

–Tiene que hablar de los estereotipos con que la prensa española mira a Cuba.

–¿Cuáles serían esos temas literarios que según usted vienen de estereotipos?

–No me he dedicado a estudiarlos, pero creo que ninguno o muy pocos tienen que ver realmente con la diversidad de la literatura que se hace hoy en Cuba. Hoy sería muy difícil, por ejemplo, colocar en el mercado español una novela sobre el siglo XIX cubano, de un autor como Antón Arrufat, como Reinaldo González, un autor como Alberto Garrandés, que es un autor que acaba de recibir el premio Alejo Carpentier en Cuba y acaba de publicar una novela Las Potestades Incorpóreas, yo no creo que sea una novela que tuviera éxito hoy en el mercado español o una novela como la de Reinaldo Montero, Misiones, una novela que tiene 800 páginas…

–No, pero escribir una novela de 800 páginas a mí me parece un acto de abuso lascivo contra un lector.

–Sí, y todavía un acto de abuso más intentar venderla, un acto de abuso mayor.

–¿De alguna manera en su repuesta como funcionario cultural cubano, usted no lo ha dicho lo estoy interpretando yo, que como mismo son necesarias esas editoriales españolas hay un acto de agresividad solapado en la acción sobre la literatura hacia Cuba?

–No, yo creo que hoy eso no se necesita, eso funciona automáticamente.

–Pero si una editorial le dice a un autor, éste es el tema, éste el enfoque, quiero estos matices, quiero estos laberintos, ¿de alguna manera no se busca jugar con los perfiles que establece esa prensa?

–No creo que eso sea tan así, o sea, el mercado ha logrado la apariencia de la democracia, no hace falta decirle a nadie tú tienes que escribir de este modo o tú tienes que escribir de este otro, había alguien que decía, hoy, hablando de la década del 60 y el papel que jugó la CIA, detrás de una revista como Mundo Nuevo o detrás de crear algunos sellos editoriales, hoy no hace falta eso, hoy la CIA tiene quien le haga el trabajo.

–Ahora que usted dice: la CIA tiene quien le haga el trabajo. Yo ayer conversaba con alguien en La Habana. Hace unos meses atrás salió una declaración del que fuera presidente, hasta hace muy poco, de National Endowment for Democracy, donde él dice: “Nosotros hacemos ahora, lo que antes hacía la agencia” la compañía, hablando de la CIA. Bueno, no me lleva a otro camino que pensar del endoso, del soporte que le da la National Endowment for Democracy a publicaciones como Encuentro De La Cultura Cubana.

–Sí, así mismo es. ¿qué pasa?, a finales de los 60 hubo un gran escándalo con el dinero que le daba la CIA al Congreso por la Libertad de la Cultura, a una revista que se llamaba casualmente Encounter y a otros, un sistema de congresos, eventos y eso, lógicamente, hizo cambiar de métodos. Se aprende rápido en el capitalismo y en general en la historia y la CIA comenzó a trabajar con más pantalla. Hay pantallas que quedaban como la Fundación Ford.

«Se crea la National Endowment for Democracy con la llegada de Reagan al poder, sobre todo hacia Europa del este, pero también estuvo vinculada a la guerra sucia en nicaragua, los contra, los irancontras, todo aquel escándalo y en el caso de cuba ha venido recibiendo una subvención creciente, creo que empezaron por 90,000 dólares y van por más de 200,000, en un momento en que le disminuyeron esa asignación a otras zonas más directamente de acción política, más obvia para la subversión en cuba la revista encuentros aumentó su asignación llegando a 200 mil dólares como te decía y la Fundación Ford, el último número que vimos es de 800,000 dólares o sea que entre las dos hay más de un millón de dólares para encuentro, sin contar otras subvenciones que recibe, lo interesante es que ahí tiene haber alguna gente buscándose mucho dinero, pues una revista que sale cada tres meses con una tirada muy corta…

–Pero está la parte electrónica.

–Sí, pero tampoco. Lo bueno que tiene la parte electrónica es que cuesta menos que la revista de papel. ¿En qué te gastas tú más de un millón de dólares al año en una cosa que es un espacio en internet, que la gran virtud que es que es más económico que hacer una revista de papel?

–La respuesta de cuba a Encuentro fue La Jiribilla.

–No, La Jiribilla es La Jiribilla, es un intento de participar en un debate sobre la cultura cubana.

–Es bastante singular que surge un poquito después de Encuentro.

–Si, pero nosotros no la vemos como una respuesta.

–Ahora no lo van a reconocer… (Risas)

–¿Cómo te explico La Jiribilla? Nosotros vimos que se estaba produciendo un debate en internet sobre la cultura cubana donde no había una visión desde los cubanos que viven en cuba y del acontecer de la cultura cubana y buscamos La Jiribilla como un modo de participar de ese debate. También estaba Cubarte, Cubaliteraria que surgió por ese tiempo y nosotros buscamos hacer una revista muy creativa en términos de vanguardia de lo que significa internet, que tuviera imágenes, que tuviera video, que tuviera música en línea, que fuera un despliegue de todas las posibilidades que da internet.

–Pero La Jiribilla es como el escudo, el escudo hacia el exterior.

–Escudo implicaría una cosa defensiva. Nosotros queremos participar, no diría que es una espada.

–Entonces la punta de lanza, sería más la lanza.

–Bueno no me gustaría en esos términos, una cosa de guerra, pero yo si creo que contra Cuba hay una guerra cultural y no podemos ser ingenuos. Y es un intento de participar en es guerra cultural lo más ampliamente posible.

–¿Más como lanza o más como escudo?

–Yo creo que ambamente, como diría Pancho Villa.

–Iroel, ¿hay una Jiribilla que es de papel?

–Si

–¿Es reflejo de la que es electrónica?

–Si pero muy limitado. Tú sabes que en Internet te cabe todo y hay que hacer una selección.

–¿A la que es de papel tiene acceso el pueblo común y corriente, el tipo de a pie?

–Sí, sí.

–Y la electrónica, en la medida que se abran los espacios electrónicos (yo se lo que pasa y el público sabe, aunque hay quienes no lo quieren reconocer, lo que pasa con el acceso a internet, el problema del satélite, Estados Unidos no da acceso al cable)…en la medida que eso se vaya resolviendo ¿habrá acceso a esos portales?

–Si, pero mira, La Jiribilla es muy leída en las universidades. Aquí mismo en la feria hay un espacio que se llama lecturas en la red, y durante todos estos festivales de lectura, no sé si estás al tanto, que se hicieron el año pasado, espacio que tuvo mucho éxito, no sólo está Jiribilla sino muchas cosas cubanas en internet, y están las principales bibliotecas del mundo que tienen libros de libre acceso en Internet para que la gente pueda venir con una memoria flash, con un disco compacto a descargar eso, o sea, hacer un uso cultural de esa tecnología, que la gente no lo coja para descargar un juego, bueno, no estamos en contra de eso, pero como tenemos limitaciones tratamos que tenga la mayor utilidad posible y darle un sentido cultural, que descarguen la mayor cantidad de información, de la que no disponemos hoy en formato papel.

–Iroel, de alguna manera cuba ha ido incluyendo escritores, posiciones diversas a partir de lo cualitativo, ¿cual es la política cultural oficial de Cuba respecto a los creadores literarios que abandonaron el país, que se fueron del país, que murieron fuera del país, que fueron adversarios de la Revolución, que lo son, pero que tienen una obra de valía literaria?

–Hay un espacio en el país para eso. El propio Felipe en la última conferencia de nación y emigración en la intervención que hizo hay un espacio dedicado a las publicaciones de autores cubanos residentes en el exterior, que se han hecho.

–¿Independientemente a su posición ideológica respecto a la Revolución Cubana?

–Si tu revisas el catálogo de Letras Cubanas, si tu revisas los catálogos de Unión te vas a dar cuenta ahí que hay personas que tienen una posición muy crítica con respecto a la Revolución aunque yo creo que lo que uno ve es que la inmensa mayoría de los escritores que residen fuera del país no son abanderados de la contrarrevolución ni mucho menos, son gente que les interesa la literatura y que por una circunstancia o por otra viven fuera del país.

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–¿cuál es la posición de cuba respecto a Guillermo Cabrera Infante, a la publicación de su obra?

–Se han hecho varios intentos por publicar su obra.

–¿Y qué pasa?

–Primero él y después su viuda han mantenido la misma posición.

–Explíquese un poquito más, Iroel. ¿Han hablado con Miriam?

–Yo no creo que recientemente se haya hablado con Miriam. Pero se han hecho solicitudes de inclusión en antologías.

–¿A Guillermo personalmente en vida?

–Sí, sí.

–¿Y qué pasó?

–Se negó y público además.

–¿Es cierto que hay una edición de antologías de cuentos donde Guillermo se niega y se pone su nombre, pero al negarse se dejan las páginas en blanco?

–Alberto Garrandés preparó esa antología.

–¿Y allí están las páginas en blanco?

–Yo no recuerdo la cantidad de páginas en blanco pero tiene una nota que lo explica, pero igual pasa con los herederos de Reinaldo Arenas, por ejemplo, para hablar de autores que han sido de posiciones muy de enfrentamiento a la revolución, pero eso, pudiéramos decir, es lo más conocido, lo más difundido, pero hay un grupo de gente… por ejemplo José Kozer ha estado aquí en la feria del libro presentando una antología de su poesía, René Vázquez Díaz es constante en nuestras Ferias del Libro, Mayra Montero tiene tres novelas publicadas.

–Pero esos no han sido adversarios.

–Si, pero gente que vive en Miami también.

–Pero vivir en Miami no es un pecado, ¿o usted cree que si?

–No, no, es más difícil. Hay dos cosas difíciles de Miami, aparte de todo lo que supongo no soy un conocedor, nunca he vivido en Miami para ese testimonio, para hablar con propiedad, pero si se…

–Ni esa vocación.

–…Es difícil publicar libros en Miami y se que hay gente que tiene que pagarse las ediciones también.

–Eso lo sabemos. Vamos a ir a Miami ahora, pero, con respecto a Reinaldo Arenas, ¿se le ha publicado o hay intención de publicarlo?

–No hemos podido. Daniel García, el director de Letras Cubanas estuvo en New York se reunió con parte del comité de los herederos para solicitar derechos para publicar en Cuba y también se lo negaron.

–¿Los padres de Reinaldo, la madre, vive en cuba?

–Vive aquí.

–¿Y ella no tiene potestad sobre la obra?

–No, hay un comité de herederos. Es algo un poco complicado.

–La posición por ejemplo, con relación a figuras como Lidia Cabrera, Enrique Labrador Ruiz, Levi Marrero, otras figuras que están allí, Jorge Mañach.

–Sí, Mañach ha sido muy publicado, mucho en los últimos años; acaba de salir un libro de enrique Labrador Ruiz; Lidia Cabrera está también bastante publicada. Son personas que forman parte del patrimonio cultural de la nación.

–¿Los reconocen ustedes como parte del patrimonio?

–Por ejemplo Labrador Ruiz está como parte de la Biblioteca de Literatura Cubana, que es, por decirlo de algún modo, la colección que se refiere a los clásicos, no hay ninguna cosa extraordinaria en eso, eso funciona de modo natural. Es lamentable que no sea al revés, o sea que fuera de cuba, te hablaba de los temas de las editoriales, de los temas propios de la circulación…nosotros tuvimos un libro como La Ciudad De Las Columnas, de Alejo Carpentier, que es un libro de arquitectura de La Habana, tú me preguntabas ¿pero tiene algún mensaje secreto, un mensaje de Osama Bin Laden? Pues una editorial norteamericana tuvo que cancelar ese proyecto para el centenario de Alejo que fue hace unos pocos años y lo tuvo que cancelar porque no obtuvo permiso del Departamento del Tesoro.

–Con esta administración.

–Sí, sí.

–En esta administración, bueno ese no debe ser el lugar común, ni esta debe ser el tipo de política que se siga en un futuro inmediato. La posición a publicar o no, ¿cuál es la posición sobre Zoé Valdés?

–Cuando hablamos de los consejos editoriales hay un criterio cualitativo. Internet está lleno de trabajos, y por cierto no son cubanos los que lo hacen, de estudios de Zoé Valdés, que se pueden encontrar con facilidad, realmente bastante documentados, que demuestran que eso no tiene nada que ver con la literatura…

–¿Pero se le publicó en Cuba, cuando vivía en Cuba?

–Si, si, pero parece…

–¿Que dejó de ser buena escritora?

–Parece que el éxito le ha hecho daño, no todo el mundo reacciona con más calidad ante el mercado.

–Y digamos esa parte que se le publicó en cuba cuando vivía en Cuba y no tenía nada que ver con el mercado, se le ha republicado o eso ella no lo ha permitido.

–Me imagino que a nadie se le ha ocurrido conociendo lo que piensa de los que vivimos aquí, a nadie se le ha ocurrido solicitárselo.

–Yo lo he dicho y lo digo en Miami, Zoé Valdés, es mi criterio, ha pasado de ser, lo que pudo haber sido una escritora, a una activista política, a un activista con agenda política.

–Si, lo que pasa es que a un tipo de activista político muy interesante, cuyo activismo le reporta muchas utilidades, no es el mismo activismo político de los Sin Tierra de Brasil, ni de cualquier activista político que desempeña su labor en condiciones bastantes desventajosas.

–Un escritor cubano que tenga una posición normal, positiva, constructiva hacia su país de origen, amén de posiciones ideológicas, filosóficas, religiosas, que tenga una obra y que no encuentra la forma de publicar en Miami ¿puede remitirse a las instituciones cubanas, en este caso al Instituto del Libro, enviar su manuscrito …

–A las editoriales, por supuesto, claro

–¿Ha sucedido?

–Si, yo creo que si, constantemente. Si tú vas a los catálogos de Letras Cubanas, ahí hay manuscritos que han llegado. Por ejemplo, sabemos que la poesía es más difícil en el mercado que una novela, el mercado está lleno de novelas y generalmente la poesía que es una obra más resistente a las grandes ventas, a los best seller, a las grandes editoriales, muchos autores que no viven en el país envían poemarios.

–¿Y se le han publicado?

–Si cómo no, mira Juana Rosa Pita, por ejemplo, tiene un poemario publicado en la colección de poesías de letras cubanas.

–¿A Heberto Padilla se le ha publicado o republicado en Cuba?

–No hemos logrado eso, ha habido algunos intentos, hubo algunos intentos de hacer antologías de poesías…

–¿Quién lo ha impedido?

–No recuerdo ahora los detalles.

–Antonio Benítez Rojo, ¿se le ha publicado en Cuba?

–No recuerdo ahora, creo que no. Hay una novela que nosotros estuvimos buscando Mujer en traje de batalla.

–Yo la conozco, una novela que crea un verdadero lío entre una novela de Zoé Valdés y la novela de Benítez Rojo.

–Pero esa es una novela muy voluminosa y yo creo que Daniel, el director de Letras Cubanas, andaba buscando información sobre eso, creo que empezó a contactar con él…

–¿A Lidia Cabrera se le ha republicado en Cuba?

–Mucho, El Monte…

–¿Y qué aceptación tiene El Monte…?

–Mucha, tu sabes que es una investigación realmente emblemática de la zona de nuestra cultura, de la religiosidad de origen africano y es una obra fundamental para entender eso.

–Iroel, el mito de los eventos internacionales culturales cubanos, durante muchos años fue el Festival de Cine, una persona me dijo que la Feria Internacional del Libro de La Habana en los últimos años, ha superado el Festival de Cine, ¿es axial?

–Yo creo que las comparaciones siempre son peligrosas, yo lo que te digo es que son dos cosas distintas, en la Feria la gente viene…

–¿Hay más participación?

–No es ir a un cine a mirar una película es algo que implica venir, adquirir libros para leer después, o sea es un proceso acumulativo.

«Como te decía, hay siete salas presentando y tú me preguntabas por la democratización. A quien está preocupado por la libertad en Cuba, este es un ejemplo, siete salas con micrófonos, sin un policía, la gente se para, debate, dice… todos los sábados en Cuba se presenta un libro, un Sábado del Libro en la calle y no hay nadie ahí prohibiendo que se diga esto o lo otro.

«Un gran ensayista argentino que estuvo en la Feria el año pasado, que estaba dedicada a la cultura argentina, me decía: “en un país en crisis no puede pasar algo así, un país donde la gente se preocupa por comprar millones de libros, donde hay la gente que se dedica a debatir, a pensar, a escuchar, no puede ser un país en crisis.

«Yo creo que el libro es el soporte de todo el pensamiento humano».

–Ven acá Iroel, eres el presidente del Instituto del Libro, ¿te gusta que la gente te diga, porque he tenido esa percepción, que la feria es más extensiva que el Festival de Cine?

–Hay mucha…

–¿Te gusta?

–Yo creo que es un reconocimiento enorme, nos gusta oír que la feria es el evento cultural mas importante del país, eso nos estimula, pero también nos pone cada vez metas mas difíciles, yo creo que la mejor comparación es con uno mismo y establecerse metas cada vez más difíciles.

–¿Qué referencias tienes de la Feria del Libro de Miami?

–Bueno conozco alguna gente que ha estado allí, escritores, no te voy a decir porque los comprometería, escritores cubanos, incluso.

–¿Los comprometerías dónde, aquí o allá?

–Allá, allá, por supuesto.

–¿O sea Cuba está abierta a que sus escritores participen el la Feria del Libro de Miami?

–Bueno tu sabes todos los problemas que hay de limitaciones, que nos han negado las visas, si niegan las visas para que vayas al Grammy Latino, cómo nos van…

–Yo te voy a decir algo que digo allí en radio y televisión, esa Feria es una Feria pobre, raquítica y ridícula mientras no participe Cuba que es uno de los principales emisores de cultura de este continente, es una opinión mía.

–No Miami, fíjate no nos dejan participar en Puerto Rico, Edmundo.

–Bueno es que es el mismo gobierno.

–Si pero bueno, es una cultura tan cercana a la nuestra y que supuestamente es un estado libre asociado, no nos dejan participar, ni a los escritores ni a los editores cubanos en la Feria de Puerto Rico, que a lo mejor es más interesante que la de Miami.

–Yo digo que las ferias del libro de Miami son cada año cumpleaños colectivos para Zoé Valdés, Carlos Alberto Montaner… (risas)

–Yo creo que ellos han estado tratando de clonar la vida cultural cubana con un Festival de Cine, con una Feria del Libro, que son caricaturas, por lo que veo parecen ser caricaturas de lo auténtico que esta aquí, pasa como con lo demás, otra generación copió la Esquina de Tejas, ahora hay una generación que conoció la vida cultural y han estado tratando de clonar eso. El que imita fracasa.

–La influencia del proceso cultural cubano, con las personas que han llegado y después se han radicado, específicamente en Miami, ha sido un proceso de extensión, de una u otra manera, de la forma de hacer de la cultura cubana.

–La huella cultural de la Revolución, porque es cultural, precisamente en primerísimo lugar, en el sentido más amplio de la palabra cultura, uno no se la puede sacar como se saca una muela, ¿me entiendes?

«Te voy a hacer una anécdota, cuando la crisis de lo balseros, en el año `94, ¿te acuerdas?, concentraron, primero en la base naval en Guantánamo para ver cómo manejaba la crisis Clinton, y ocurrieron aquellos terribles atentados en Oklahoma que fue una cosa terrible. Las personas que estaban en Guantánamo, esos cubanos que estaban ahí recluidos en Guantánamo, propusieron donar sangre para las víctimas de Oklahoma. Esa es una huella de la cultura de la Revolución, eso no se le ocurre a ningún otro emigrado del mundo. Esas personas, independientemente que querían irse de este país llevaban esa cultura de la solidaridad incorporada. Lo mismo pasa con el libro, lo mismo pasa con el cine».

–Iroel, yo he conversado con personas de alto nivel en la organización de la Feria de Miami, personas que tienen una buena vocación y que quisieran que la feria del libro de Miami fuera un evento mucho más extensivo y respetable, y puertas adentro confiesan que se sienten muy incómodos, pero están presentes por una parte un grupo de dificultades y por otra la presión social sobre las administraciones, pero hay gente en Miami, yo no se si ustedes tienen conciencia, que si quisieran transformar esa realidad, para bien.

–Sí, creo que puede ser cierto eso que tú me dices.

«Tendría que cambiar mucho la política del gobierno de estados unidos, tendría que cambiar mucho Miami. Allí fueron los Van Van y tu sabes lo que ha pasado cuando fueron los Van Van.

«En el libro que me imagino es todavía más difícil, porque el libro tiene que ver más con las ideas, es un campo por decirlo de algún modo ideológico, no se si hubiera el nivel de tolerancia aunque se permitiera, para que en el más amplio sentido, no una lectura segada que sólo fuera a hablarse de cosas que no tuvieran que ver directamente con la realidad o fueran sólo abstracciones, hubiera un panel allí de escritores cubanos que viven en Cuba. Habría que ver si está en condiciones hoy la sociedad, no quiero utilizar términos despectivos, miamense, de aceptar eso.

«Estas mujeres del Código Rosa que no han gritado, que lo único que han tratado es de repartir un poco de documentación sobre Posada Carriles y mira lo que le han hecho, imagínate tu, si va alguien allí a presentar un libro, qué puede pasar».

–Pero yo creo que va a pasar de todas maneras. Ninguna de las dos sociedades puede vivir en una cápsula, ni enajenada ni aislada una de la otra.

–No, nosotros no lo impedimos, de hecho…

–Último tema Iroel. ¿eres ingeniero, no?

–Sí.

–¿Qué hace un ingeniero dirigiendo el Instituto Cubano del Libro?

–Es el fruto de una larga evolución.

–¿Suya o de quienes lo han designado?

–Bueno mira, ser ingeniero no quiere decir que uno no se haya formado con una sensibilidad cultural, gracias a la propia obra de la Revolución. En cualquier universidad en Cuba, en la universidad donde yo estudié iban escritores, yo me acuerdo de Senel Paz en la universidad, me acuerdo de Miguel Barnet presentando libros en mi universidad, me acuerdo de conciertos de Pablo Milanés en mi universidad.

–¿De ingeniero en qué tú te graduaste?

–En Informática, se llamaba Sistemas Automatizados de Dirección. Cuando más literatura he leído en mi vida es en los cinco años que estuve en esa escuela y luego la vida me fue orientando, dirigí una editorial durante cinco años, aprendí mucho, no creo que haya aprendido lo suficiente, todavía me queda mucho por aprender en el oficio de editor, que es un oficio que no se estudia en una universidad, sino que es un oficio que se adquiere.

–Pero no has publicado obras, tú no escribes, o lo escondes, o lo engavetas, o lo que haces a los demás no le gusta, o el criterio cualitativo dice “Iroel no, tú eres impublicable” (risas)

–No me atrevo ni a hablar de eso, respeto tanto a los escritores, a los escritores que conozco, respeto tanto a las personas con que trato y además el tiempo que nos ocupa…Bueno hoy estamos aquí a las siete de la mañana precisamente porque a las ocho…

–¿No te crea una cierta incomodidad dirigir el Instituto Cubano del Libro sin ser un creador?

–Yo me siento un editor y me siento feliz de contribuir al fenómeno cultural que es el libro en nuestro país y siento una vocación de servicio a nuestros escritores, ¿y sabes qué?, muy reconocidos escritores ven en eso algo positivo, que nos concentremos en la edición, que sea alguien que sirva a los escritores y ven en eso casi una ventaja. Aunque yo no soy escritor en la dirección del instituto, en las editoriales, trabajan numerosos escritores, gente de mucho talento, muy reconocida y tienen una participación esencial. Hoy los escritores en el Instituto Cubano del Libro te puedo decir que gobiernan.

–Iroel vi que te hablaba muy bajito, ayer por la mañana, casi estaban ahí secreteando, Raúl Casto. ¿de qué estaban hablando Raúl Castro y tú en la inauguración?

–De los detalles de lo que estaba pasando, preguntas sobre los detalles del acto, con mucho interés. La presencia de Raúl –lleva dos años asistiendo a la Feria– creo que revela una sensibilidad, un interés, por estar al tanto de los detalles de la Feria, de qué va a ocurrir. Esa era la conversación, las preguntas que él me hacía.

–¿Tú te sientes hoy más un funcionario de la cultura o un cuadro de dirección adaptable a donde haga falta estar?

–No, yo soy un trabajador de la Revolución. Yo creo que he tenido la fortuna de estar en el trabajo del libro en un momento en que la Revolución le ha dado a eso una alta prioridad y nos ha permitido participar de ese trabajo, de modo intenso. Forma parte de esa vocación de servicio desde la mayor humildad. Somos soldados de la Revolución y creo que hemos adquirido un compromiso con esta tarea como lo adquirimos con cualquier otra cosa desde la posición más humilde.

–Iroel ahorita creo que entendí, aunque tú no me lo dijiste, que no querías hablar si tenías algo escrito o no. Presumo que si, ¿pero qué haces si…?

–Tengo algunas cosas publicadas, pequeños ensayos, cosas más breves, fruto sobre todo de compromisos inmediatos de tener que intervenir en un evento, en un congreso.

–¿Y si presentaras algo como mayor y la comisión de calidad te dijera mira esto no…?

–Nunca me atrevería a hacerlo sin el criterio de algunos amigos, a los que respeto mucho. Les pediría su opinión, no me atrevería a llegar ahí antes de tener el criterio de gente muy talentosa, a quienes les pediría su opinión antes. Si algo nosotros tenemos hoy, Edmundo, es la participación de los escritores en la cultura. Es nuestro salvoconducto.

–Alguien decía que un escritor sólo debería escribir bien y funcionar como un órgano, que un escritor debía evadir el momento político.

–Yo creo que la literatura trabaja con las contradicciones, con los misterios de la condición humana, ha habido obras maestras, estoy pensando en La Guerra y La Paz, estoy pensando en Los Miserables, que han tratado los conflictos de momentos de la humanidad importantísimos, desde lo hondo de la condición humana. Yo creo que si se hace desde la autenticidad de la condición humana no hay peligros, malo es cuando se quiere subordinar, de eso hablábamos al principio, a la inmediatez del mercado o al servicio elemental de determinada intencionalidad y se resiente.

«Yo creo que cuando tu ves hoy que se sigue publicando en cuba y se sigue agotando y agotando la obra de Alejo Carpentier o de Virgilio Piñera o de Lezama, las ediciones de Paradiso, eso es lo trascendente y en Paradiso, por ejemplo, está Mella, no hay que quitar a Mella de Paradiso para que sea…

–Iroel, para un funcionario ¿la palabra funcionario a ti no te ofende para nada, verdad?

–No, no, lo entiendo como un servidor público.

–Claro, una cosa es un funcionario distanciado de un creador.

–No, me ofendieras si me dijeras burócrata

–Este tipo de entrevista a veces no es muy común para los funcionarios cubanos, ¿tú piensas que habrá más apertura de participación, de opinión?, ¿tú te has sentido cómodo en esta entrevista?

–Yo creo que las preguntas como las que tu haces ayudan a pensar, buscar argumentos, a desarrollar ideas, a responderse cosas que a veces uno no se ha respondido, a desarrollar la capacidad de argumentar.

–¿Habrá un tipo de periodismo digamos más agresivo por parte de la prensa nacional con respecto a la vida interna del país?

–Hay una diferencia. En el capitalismo, como está excluida la participación ciudadana de verdad, participan los que participan del poder, la prensa tiene ese halo aparente, dentro de un circuito muy cerrado, o sea lo que se publica lo decide el veinte por ciento de la sociedad.

«Nosotros tenemos una participación ciudadana mucho más amplia, no es la prensa la única vía por la que la ciudadanía participa del poder en nuestro país, y si nuestra prensa ayuda a que se participe más en el ejercicio del poder por los ciudadanos, yo creo que eso es bueno, que la gente tenga más información sobre por qué son las cosas, qué causas hay detrás de determinada limitación, yo creo que eso ayuda, pero para nada tiene que ver con el tipo de prensa que hay en el capitalismo, me parece una gran farsa y sobre todo los debates esos son falsos, y todo eso está mediado por el dinero.

–¿Tú no crees que existe en los Estados Unidos, en el mundo capitalista una prensa alternativa, independiente, que juega una función diferente?

–Los que no lo reconocen es la inmensa mayoría de la gente, son invisibles para la gente. Los que no lo reconocen son los que tienen que reconocerlo, yo no te puedo reconocer desde aquí. Yo no se en Estados Unidos cuánta gente sabe que existe una prensa alternativa.

–Bueno cada vez más y cada vez más va siendo el camino de millones de ciudadanos norteamericanos y se está reflejando. Eso te lo puedo decir e incluso lo ven como el futuro de la prensa en el mundo.

–Bueno yo creo que sí, aquí está, por ejemplo, Pascual Serrano y el resto de sus compañeros en Rebelión, el trabajo que hace Amy Goddman en Democracy Now, pero lamentablemente hoy eso…

–¡No nos gusta oír a la prensa alternativa eso de que nos desconocen donde vivimos, eso no nos gusta oírlo!

–No, he leído algunas de las entrevistas de las que tú haces y me parece que es una contribución también a que se abra espacio, otra mirada sobre Cuba allí en el sur de La Florida.

–Muchas, muchas gracias por esta entrevista, mil, mil éxitos le deseo a la Feria Internacional del Libro De La Habana, ahora y por los siglos de los siglos, amen.

–Gracias a ti.

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* En el programa radial “La noche se mueve” de Miami.

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