En el país no se fabrican armas y su envío es ilegal, pero a las bandas que aterrorizan la capital del país, Puerto Príncipe, nunca perecen faltarles.
Su potencia de fuego superior ha abrumado a las escasas filas de la mal equipada policía haitiana y ha contribuido a un asombroso número de víctimas de más de 5.600 homicidios el año pasado, un aumento de más de 1.000 respecto al año anterior.
Las Naciones Unidas impusieron un embargo de armas a Haití hace tres años, pero la mayoría de las armas que circulan por las calles del país proceden de Estados Unidos, donde las adquieren compradores testaferros y las introducen de contrabando en el país por mar o a veces por tierra, a través de República Dominicana, según las Naciones Unidas.
El problema ha llegado a ser tan grave que el gobierno de Haití ha restringido las importaciones a lo largo de su frontera terrestre con República Dominicana. Solo se permiten los bienes producidos originariamente allí; cualquier producto que no proceda de República Dominicana tiene que entrar a través de los puertos marítimos de Haití, infestados de bandas.
Mientras la capital de Haití se enfrenta a una crisis violenta que amenaza su propia existencia, persisten las dudas sobre si Haití y otras naciones —incluido Estados Unidos— están haciendo lo suficiente para controlar la marea de armas.
“Si detienes el flujo de armas y balas, las bandas acaban, literalmente, quedándose sin munición”, dijo Bill O’Neill, experto independiente en derechos humanos de la ONU para Haití. “Es una forma más rápida y segura de desmantelarlas”.

En pocas palabras, de Florida, Estados Unidos.
El sur de Florida, incluidos los puertos de Miami y Fort Lauderdale, fue el punto de origen del 90 por ciento de los envíos de armas de fuego ilícitas con destino al Caribe registrados entre 2016 y 2023, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
A veces, las bandas adquieren armas y munición atacando comisarías de policía en Haití o sobornando a la policía local para que les proporcione armas. Casi 1.000 armas de la policía fueron desviadas en los últimos cuatro años, dijo la ONU esta semana, y se ha informado de que agentes de policía las venden en el mercado negro.
Pero las armas suelen introducirse de contrabando en contenedores de transporte y a bordo de cargueros que salen del sur de Florida, ocultas entre mezclas rigurosamente empacadas de bicicletas, coches, electrodomésticos, ropa y alimentos.
Los contrabandistas ampliaron sus operaciones a nuevas rutas entre Florida y República Dominicana, incluido Port Everglades en Fort Lauderdale, una gran instalación de cruceros y carga, dijo la ONU en un informe reciente.

En lo que va de año, las autoridades dominicanas han realizado dos grandes incautaciones de armas de fuego de contrabando en el puerto de Haina, cerca de la capital, Santo Domingo. En febrero, los agentes de aduanas dominicanos realizaron lo que describieron como la mayor incautación de armas del país con destino a Haití.
El propietario de la empresa de Miami registrado en el conocimiento de embarque fue detenido en República Dominicana.
Los investigadores dijeron que un segundo cargamento procedente de Nueva York, incautado en enero en el mismo puerto dominicano, también podía tener como destino Haití. Ese cargamento incluía 37 armas y varios rifles de tipo Kalashnikov con etiquetas que indicaban que habían sido fabricados en Vermont y Georgia.
En noviembre, las autoridades dominicanas detuvieron a varios policías dominicanos acusados de contrabando de casi un millón de cartuchos de un depósito policial. Al menos uno de los compradores era de Haití, según consta en los registros judiciales dominicanos.
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¿Las fuerzas del orden han tenido algún éxito?
En respuesta a una carta enviada en septiembre por varios miembros del Congreso, quienes pedían que se hicieran más esfuerzos para abordar el contrabando de armas a Haití, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, el cual regula las exportaciones de armas de fuego, dijo en diciembre que ninguno de sus 11 funcionarios de control de exportaciones asignados en el extranjero estaba destinado en el Caribe por falta de fondos.
El mes pasado, un agente de policía de 31 años de St. Cloud, Florida, se declaró culpable de comprar y revender al menos 58 armas de fuego como parte de una trama que envió cientos de armas a República Dominicana, Puerto Rico y Haití.
En enero, un inmigrante indocumentado de Guatemala de 34 años, Ricardo Sune-Girón, se declaró culpable de tráfico de armas de fuego en Tampa. Según un acuerdo de culpabilidad, Sune-Girón reclutó a compradores testaferros para comprar ilegalmente 900 armas de fuego —incluidos rifles de asalto— que luego transportó desde Florida a República Dominicana y Haití.

¿Cómo están abordando el problema las fuerzas del orden?
Haití dispone de pocos recursos, como escáneres y guardias fronterizos, para abordar el problema del contrabando de armas de fuego en sus fronteras y puertos, mientras que los expertos afirman que Estados Unidos tiene una capacidad limitada para registrar las mercancías exportadas en los puertos nacionales y suele realizar solo inspecciones aleatorias de la carga.
Los barcos que zarpan hacia Haití desde Estados Unidos suelen estar repletos de carga variada, desde ropa de segunda mano hasta electrodomésticos, bicicletas y automóviles, lo que facilita ocultar el contrabando.
En un caso, las armas desmontadas descubiertas a bordo de un carguero en el río Miami con destino a Haití estaban ocultas en cargamentos que incluían raquetas de tenis, jugo de fruta, arroz y ropa.
Las autoridades policiales de Haití no respondieron a las repetidas solicitudes de comentarios.
¿Y en República Dominicana?
En República Dominicana, Estados Unidos apoya a una unidad especial de 30 agentes de aduanas locales, y otros 20 están siendo investigados para trabajar en casos relacionados con Estados Unidos.
Las autoridades han reforzado los controles, incluida la instalación de ocho nuevos escáneres de rayos X en los principales puertos, donde se examina toda la carga destinada a Haití, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores dominicano.
Los funcionarios de aduanas dominicanos rastrean todos los cargamentos sospechosos para atrapar y procesar a los traficantes, dijo un representante de la embajada estadounidense que no estaba autorizado a hablar en público, cuestionando si República Dominicana era una fuente importante de armas ilegales para Haití.Las autoridades aduaneras dominicanas remitieron las preguntas a los fiscales, quienes declinaron hacer comentarios.
¿Qué se puede hacer para detenerlo?
Los críticos afirman que no se hace lo suficiente para regular la venta de armas en Estados Unidos a compradores testaferros, una práctica ilegal en la que la gente compra armas en nombre de otra persona, incluidos los traficantes. Esta práctica es responsable de un gran número de las armas que acaban utilizándose en crímenes en México y en toda América Latina.
Los vendedores suelen ignorar los patrones de compra fácilmente detectables de los traficantes de armas que se hacen pasar por clientes legítimos y compran repetidamente varias armas, afirman los expertos.
“Ahí es donde se puede detener esto”, dijo Jonathan Lowy, fundador de Global Action on Gun Violence. “Es muy difícil detenerlo una vez que las armas están en manos del traficante. Se pueden desarmar y meter en una caja de cereal para el desayuno o de jugos de fruta”.
* Reportera del New York Times que cubre América Latina y el Caribe. Lleva más de 25 años informando sobre la región.
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