De la Unión Europea a solo un mercado común

2.016

El triunfo del Partido Popular Suizo/Unión Democrática del Centro (SVP/UDC),  de derecha xenófoba y anti UE en las elecciones helvéticas, pese a que  Suiza no es miembro de la UE,  merece una serie de reflexiones. Hace setenta años, Europa emergía agotada y destruida de una guerra terrible. Esto produjo una generación de estadistas, que inició la creación de una integración europea con el propósito de la repetición de los conflictos internos que causaron dos guerras mundiales.

Hoy una guerra entre Francia y Alemania es inconcebible y Europa es una isla de paz, por primera vez en su historia. Este es el mantra que siempre hemos escuchado. Lo que se olvida es que en verdad, una buena parte de Europa no quería integración.

En 1960, Gran Bretaña lideró la creación de una institución alternativa, dedicada sólo a los intercambios comerciales: la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), formada por el Reino Unido, Austria, Dinamarca, Noruega, Portugal, Suecia, Suiza y más tarde Finlandia e Islandia.

Solamente en 1972, reconociendo el éxito de la integración europea, el Reino Unido y Dinamarca pidieron ingresar a la UE. Más tarde, Portugal y Austria dejaron EFTA  para unirse a la UE. Suiza y Noruega siguen manteniendo viva la EFTA, de la que tan solo hacen parte también los dos minúsculos Estados de Islandia y Liechtenstein.

El Reino Unido nunca se interesó por el proyecto europeo y siempre se sintió comprometido a «una relación especial» con Estados Unidos. La unión significaría también solidaridad e  integración,  tal como los diversos tratados de la UE continúan declarando. El Reino Unido sólo estaba interesado en el lado mercantil del proceso.

Desde 1972, el lustre de la integración europea ha ido perdiendo mucho de su brillo. Las generaciones más jóvenes no tienen memoria de la última guerra.

La UE ha sufrido el destino de otras instituciones políticas.  Es percibida como muy lejana a sus ciudadanos, dirigida por funcionarios anónimos no elegidos que toman decisiones sin un proceso participativo e incapaz de responder a los desafíos: ¿Cuál es la política exterior de la UE? ¿Alguna vez toma decisiones que no son un eco de Washington? ¿Por qué su filosofía económica es sinónimo de neoliberalismo?

Desde la crisis financiera de 1999, los partidos xenófobos, nacionalistas y de extrema derecha han brotado por toda Europa. En Hungría, uno de ellos está en el poder y afirma abiertamente que la democracia no es el sistema más eficiente.europa ancianos1

La crisis griega ha dejado claro que hay una división norte-sur, mientras que Alemania y otros no toman en cuenta la solidaridad  como uno de los criterios para las cuestiones financieras.  La crisis de los refugiados es ahora la última división en la integración europea.

El Reino Unido ha declarado abiertamente que van a aceptar sólo un número simbólico de 10.000 refugiados, mientras que una nueva división Oeste-Este se ha hecho evidente, con la fuerte oposición de Europa del Este para recibir cualquier refugiado. El concepto de solidaridad está de nuevo fuera de la ecuación.

Alemania fue motivada por su realidad demográfica: existen 800.000 puestos de trabajo vacantes y necesita al menos 500.000 inmigrantes por año para seguir siendo competitiva y mantener vivo su sistema de pensiones.

Esa mentalidad debería ser aún más clara en los países de Europa del Este, los cuales experimentan el aumento de la  caída demográfica.

Al final del comunismo en 1989, Bulgaria tenía una población de 9.000.000. Ahora es de 7,2 millones, más pequeña que Austria y Suecia. Se estima que perderá un 7% adicional en 2030 y 28.5% en 2050. Rumania perderá 22 por ciento en 2050, seguido por Ucrania (20%), Moldavia (20%), Bosnia-Herzegovina (19,5%) , Letonia (19%), Lituania (17,5%), Serbia (17%), Croacia (16%) y Hungría (16%).

No obstante, todos los países de Europa del Este han apoyado la rebelión británica, adoptando una postura firme en el rechazo a aceptar refugiados. Su explicación es que nada tuvieron que ver con los cambios de régimen de Irak, Siria y Libia  –que es básicamente una responsabilidad estadounidense y de Europa occidental —  y que se unieron a Europa no para adoptar la solidaridad,  sino  para aumentar su nivel de vida después de 50 años de comunismo.

Ahora la idea de la integración europea está a punto de enfrentar un desafío crucial: Gran Bretaña celebrará un referendo a finales de 2017, para decidir si permanecer o salir de la UE. El primer ministro Cameron, ideó esta consulta con el fin de renegociar con la UE las condiciones de participación británica,  conseguir suficientes concesiones para apaciguar a los euroescépticos y así ganar el referéndum a favor de Europa.

Hace tan sólo 10 años, una maniobra así  no habría conducido a ninguna parte. Pero ahora las cosas son diferentes y hay una tendencia general en los países europeos para retomar lo más posible el espacio cedido a la UE. Alemania ya ha indicado que está abierta al debate y que quieren evitar el Brexit en la medida de lo posible. Cameron aún no ha indicado el detalle de sus condiciones para permanecer en la UE.

Sin embargo, es de amplio consenso que estas condiciones van a ser sobre el desenganche de la integración política europea, solicitar un carácter excepcional para el sector financiero británico, exigir una voz en las decisiones de la zona euro, pese a que el Reino Unido no es miembro, la eliminación de beneficios sociales para los inmigrantes europeos y otorgar una sólida voz al parlamento británico sobre las decisiones europeas. Cameron ya ha señalado que va a retirarse de la Corte Europea de Justicia.

europa crisisUna vez que Gran Bretaña obtenga estas concesiones o solo parte de ellas, seguirán otros países, empezando por Hungría. Y este será el fin del proceso de la integración europea. Vamos a tomar la ruta de EFTA en lugar de la prevista por los padres fundadores: Adenauer, Schumann, Spaak y De Gasperi …

Entretanto, Europa tendrá que aceptar que no va a ser la sociedad homogénea y blanca que  la derecha y los partidos xenófobos sueñan restablecer. La falta de gobernabilidad global ha causado la escalofriante cifra de 60 millones de refugiados. De ellos, 15 millones viven en campos de refugiados.

Uno de ellos, Dadaab, en Kenia, tiene ahora medio millón de personas, más que la población de varios miembros de las Naciones Unidas, como Bahamas, Liechtenstein o Vanuatu. Se considera que el cambio climático hacia 2030, causará otros 10 millones de refugiados.

Solidaridad o no, la demografía de Europa requerirá la llegada de algunos millones de personas.  ¿Cuál será la Europa de 2030?

*Periodista italo-argentino. Co-fundador y ex Director General de Inter Press Service (IPS). En los últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan”.

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