Debate presidencial en Bolivia mostró al MAS como única opción popular
El debate presidencial del 3 de octubre en Santa Cruz, de cara a las próximas elecciones presidenciales del 18 de octubre, la única fuerza popular estuvo representada por Luis Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS), que enfrentó a seis candidatos golpistas que coincidieron en los puntos básicos de un discurso neoliberal disfrazado de “nueva política”.
Estuvieron presentes en el debate los candidatos a presidente de las siete fuerzas políticas del país: Luis Arce del Movimiento al Socialismo (MAS), Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana (CC), Fernando Camacho de Creemos,Tuto Quiroga de Libre 21,Chi Hyun Chung del Frente Para la Victoria (FPV), Feliciano Mamani de PAN-BOL y María Baya de ADNE. El debate se basó en cuatro ejes temáticos: la crisis económica, el desarrollo de empleo, la estabilidad social y el desarrollo local.
Las premisas compartidas por los candidatos golpistas fueron la “herencia recibida” del gobierno del MAS, presentada como responsable de todos los males del país, el lema “Todos contra el MAS”, el pedido de que “no vuelva el tirano” en referencia a Evo Morales y la cínica “defensa de la democracia”.
Las encuestas indican que Luis Arce ganaría en primera vuelta y pone en segundo lugar a Carlos Mesa. El debate evidenció la unidad de la derecha dando lugar a la reedición del escenario electoral del 2019 que convocó el voto “anti MAS.”, lo que sumará a las aspiraciones de Carlos Mesa.
Los seis candidatos golpistas se distanciaron de la presidenta de facto Jeanine Áñez, pero sus discursos anuncian la continuación de su modelo económico neoliberal: reducción del gasto público, endeudamiento, libre mercado, desregulación y descentralización del estado flexibilización laboral, entre otros temas.
Los discursos recordaban a los de Mauricio Macri en Argentina en 2015, con promesas luego incumplidas, que dejaron un país arrasado. Por otra parte, todos apostaron a continuar con la industrialización del litio que criticaron y que iniciara el gobierno del MAS. También, dejaron claro que el botín de disputa es el litio para Estados Unidos. Si bien Mesa tuvo cautela y no se refirió al tema directamente, el resto sí lo hizo y Tuto Quiroga expresó la posición del conjunto de los golpistas.
El debate fue un espectáculo lamentable que refleja la podredumbre de la clase política en el país. De los siete candidatos presentes, dos fueron expresidentes de Bolivia.
Carlos Mesa fue vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien escapó a EU en medio de una fuerte crisis tras la masacre del Octubre Negro del 2003. Tras la vacante, asumió como presidente y luego renunció en medio de una crisis en el 2005.
Tuto Quiroga fue vicepresidente del presidente de facto Hugo Banzer, y asumió como presidente luego de una enfermedad de Banzer hasta completar la gestión presidencial. Ambos prometieron repetir sus recetas del pasado con “éxito”.
El coreano Chi Hyun Chung, pastor evangélico, cerró su discurso cantando a Dios en un país laico, y afirmó la construcción de un “Disneyland Park” y un “Las Vegas” en el salar de Uyuni. Una ofrenda simbólica grande a un pueblo que se encuentra en un proceso de autocrítica frente a su proceso de desconolonización, punto central del devenir del país y determinante en los errores del ex gobierno del MAS.
Por otro lado, la imagen de Fernando Camacho con el cínico pedido de un minuto de silencio por los caídos en la masacres del 2019, fue siniestro.
Feliciano Mamanise presentó una imagen folclorizada del indígena, con un casco minero símbolo de lucha en el país, y cerró su discurso pobre y sin propuestas en quechua. Fue la expresión ejemplar de un indígena colonizado culturalmente que juega en contra de los intereses de su propio pueblo. María Bayála, única candidata mujer, también expresó un modelo producto de la colonización, su discurso fue potente contra el MAS y no contra los golpistas racistas y misóginos.
Luis Arce, el candidato popular, basó su discurso en su experiencia exitosa como economista. Durante su gestión,el país ocupó el primer puesto de crecimiento económico de Latinoamérica, según el FMI y el Banco Mundial, y sus indicadores macroeconómicos fueron record en América del Sur.
Primer eje temático: crisis económica.
Arce fue el único candidato que expuso un plan económico por fuera del neoliberalismo, basado en la soberanía y no endeudando el país bajo imposición de lineamientos extranjeros. “Vamos a financiar no endeudándonos, generaremos el no pago de la deuda por dos años de capital e intereses, que nos dará 1.600 millones de dólares de alivio para invertir, más lo que generaremos por el impuesto a las grandes fortunas”.
Arce expuso su experiencia de gestión exitosa durante la crisis del 2008 y 2014 en el país: “La economía necesita la inyección de recursos para activar la demanda y un plan para sacar adelante el tema productivo por el lado de la oferta. Para reactivar la demanda interna garantizaremos los bonos. Por el lado de la producción y la oferta, nuestro plan se basa en la industrialización con sustitución de importaciones”.
Carlos Mesa propuso inyectar seis mil millones de dólares al mercado para reactivar la economía y sostuvo que la crisis del país es responsabilidad del MAS. Afirmó que para resolver la crisis económica, primero se debe resolver la sanitaria, por lo que prometió más médicos y equipamiento en salud, vacunas gratis y tratamiento gratuito contra el cáncer.
Fue la promesa más cínica, porque se mantuvo en silencio cómplice mientras colapsaban los hospitales con Áñez a quién ayudó a asumir como presidenta de facto.
Fernando Camacho propuso la reducción del gasto público: “Reordenaremos el gasto público y evitaremos gastos innecesarios”. Durante el gobierno del MAS la inversión pública fue la más alta de Sudamérica con 6.510 millones de dólares.
Chi Hyun Chung criticó el modelo económico, social, comunitario y productivo del gobierno del MAS y sostuvo que se gestionó 14 años de “cooperativa corrupta y social comunitaria corrupta”. En medio de la crisis anunció el incremento de la policía y la extensión del servicio militar a dos años.
Tuto Quiroga propuso inyectar ocho mil millones de dólares para “salvar a la economía” y adscribió la crisis del país al “despilfarro” de Evo Morales y lo acusó de “arremeter” contra las reservas del Banco Central.
Segundo eje temático: generación de empleo.
Arce sostuvo que durante el gobierno de facto de Áñez se triplicó el desempleo en el país de 4% a 12% y la pobreza aumentó. Durante su gestión en el gobierno anterior, Bolivia tuvo la tasa de desempleo más baja de Sudamérica, la pobreza extrema se redujo de 38% a 15%, la mayor reducción de este indicador de la región y se incorporó a 3,7 millones de personas a la clase media.
Carlos Mesa señaló que el empleo generado durante 14 años era para “masistas”. Fernando Camacho confirmó una reforma laboral “de acuerdo a la realidad de la clase trabajadora y la empresarial” y prometió “no quitar derechos al trabajador”.
Chi Hyun Chung anunció la construcción de un “Disneyland Park” y un “Las Vegas” en Uyuni, beneficios para las empresas, el emprendurismo y la exploración de hidrocarburos. Tuto Quiroga propuso industrializar el litio e impulsar la “Bolivia Digital” con mano de obra boliviana y afirmó que: “Esto no se hace con cocaleros que solo hablaban y lo único que hicieron es industrializar la cocaína de El Chapare”.
Tercer eje temático: estabilidad social.
Luis Arce señaló que “la estabilidad no solamente está basada en la economía, sino también en la estabilidad social y política, para que las empresas y emprendimientos puedan desarrollarse normalmente”. En esa línea propuso el diálogo y la atención de las demandas como modalidad de resolución de conflictos sociales.
Carlos Mesa sostuvo que garantizará la estabilidad entre los cívicos en Oriente y los movimientos sociales en Occidente con “diálogo, respeto de la constitución y los derechos humanos». Fernando Camacho afirmó que: “la inestabilidad económica es consecuencia de un sicariato de la economía durante 14 años”.
Chi Hyan Chung demostró su postura privatista: “Si desmotivamos a los inversionistas internacionales con excesivos impuestos y la nacionalización no habrá inversión”, dijo. Tuto Quiroga sostuvo que garantizará la estabilidad económica con la inyección de ocho mil millones de dólares al mercado y la “estabilidad institucional”con el respeto de la Constitución. “Bolivia dijo No” y no con el “fraude” de Evo Morales, añadió.
Cuarto eje temático: desarrollo local.
Luis Arce apuntó al rol del estado en las comunidades en la salud, la educación y la producción: “Cuando hay falta de servicios básicos ocurre una migración del campo a la ciudad y hay que evitarlo porque implica perder fuerza de trabajo en el área rural para enfrentar la pandemia del hambre con soberanía alimentaria”.
Carlos Mesa, Fernando Camacho, Tuto Quiroga, Chi Hyun Chung, Feliciano Mamani y María Bayá se mostraron a favor del “federalismo” y las “autonomías”, en contra del “hipercentralismo” y las “autonomías de papel” del MAS”.
Mesa tuvo cautela con un tema delicado que tiene su origen en el pedido de “autonomía” e “independencia” de la llamada “Media Luna” que concentra la zona más rica de Bolivia. “Este debate sobre el federalismo es legítimo”, sostuvo Mesa. El cruceño Camacho fue contundente: “Propongo la descentralización de la educación y la salud, mientras se avanza con el federalismo”.
En este debate, se despejan dudas de que los golpistas no están dispuestos a entregar el poder pacíficamente, sino a incendiar el país para cumplir el objetivo separatista que tiene a su principal exponente en el gobierno: el croata Branco Marincovich.
*Periodista y psicóloga boliviana, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).