Decretazos, shock macrista y desarrollismo a fondo

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Hay pocos antecedentes históricos de un gobierno que -en su primera semana- deje planteado, de un modo tan claro y rotundo, el rumbo que va a tomar. Ahora no son palabras, se trata de hechos. Allí está el gobierno de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), con sus designaciones en la Suprema Corte de Justicia; la fuerte transferencia de ingresos a los privilegiados del campo y mejoras a economías regionales las mejoras y otros sectores del mismo: el fin del cerrojo cambiario y los anuncios sobre la llegada de fondos y menos subsidios.

 Desde hace un tiempo, en los círculos del poder económico, se venía diciendo que cualquiera que fuera el triunfador en las recientes elecciones el rumbo sería semejante. La gran diferencia radicaba en que uno, Mauricio Macri, lo haría bajo la forma de shock y con el otro, Daniel Scioli, sería progresivo. Este es un vaticinio cumplido, estamos transitando las políticas del “shock macrista”.

Otro vaticinio, muy de moda en los círculos cercanos al kirchnerismo, sostenía que un eventual gobierno de Macri sería un débil rejunte, como el de la Alianza encabezada por Fernando de la Rua. Esa apreciación fue errónea. Macri, en su presentación ante el Congreso reivindicó a Arturo Frondizi. Los hechos corroboran esas palabras. A Frondizi no le tembló el pulso para echar a su vicepresidente –Alejandro Gómez- cuando éste se opuso a un giro de 180° en la política petrolera y de sostener la soberanía en ese materia se terminó negociando con las empresas extranjeras, buscando inversiones para alcanzar el “desarrollo”.

Otro asunto no menor es el fin de una política guiada por el consumo como eje. Ello fue posible durante los años del “viento de cola”. Los últimos tiempos, ya agotado ese período, el gobierno kirchnerista consumió las reservas, de todo tipo, acumuladas en los años de esplendor. Así fue como se llegó al final del gobierno tratando de mantener el mismo nivel de consumo pero sin haber producido el incremento productivo o la redistribución de ingresos que permitiera sostenerlo. El estancamiento económico, la crisis energética, el agotamiento de las reservas del Banco Central y la inflación son las pruebas más palpables de lo afirmado.

 Decretos de necesidad y urgenciaAR macri gesto

Los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), junto a los vetos a las leyes aprobadas por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fueron bastante comunes mientras Macri gobernó esa ciudad. Ahora, la modalidad de gobernar mediante los DNU, Macri la trasladó al manejo del gobierno nacional.

Resulta interesante indagar sobre las razones de este proceder.

En primer lugar ello, al igual que utilizar al sistema parlamentario como “escribanía” del Ejecutivo, es una muestra de la crisis estructural que atraviesa el sistema institucional que nos rige. La inmensa mayoría, de la “boca para afuera”, se muestra escandalizaba por estas prácticas pero la verdad es que el desprestigio del sistema parlamentario no para de crecer, creando las condiciones para esta forma de proceder. A este argumento central se le agregan en la coyuntura algunas cuestiones particulares que llevaron –primero- al DNU designando dos miembros de la Corte (en comisión) y horas después a un confuso retroceso hasta fines de febrero.

Veamos algunos antecedentes. Macri no controla ninguna de las cámaras legislativas. Ese es un dato, por lo menos, para los próximos dos años. Para gobernar tendrá que acordar con el peronismo (llámese Frente para la Victoria, PJ o massismo). Hacerlo significa –obviamente- hacer concesiones de todo tipo. Macri -ganador en segunda vuelta con menos de 3 puntos de diferencia- imagina que, para darle gobernabilidad actual a su gestión, debe demostrar su fortaleza. Sabe que, en algunos meses, tendrá que buscar los acuerdos mencionados. Quiso arrancar “marcando la cancha” e ir avisando que “sea como sea” las medidas que le interesan tienen que salir y que tiene otros medios para hacerlo. De ese modo quiso transformar lo que podría ser una forma de “extorsión” de otros, en un mecanismo a su favor. Pero las cosas no le están saliendo como pensaba.

Por último, esto es posible hacerlo si cuenta con una base social y política que lo apoye. Esa es la apuesta de fondo. Esto vale tanto para Macri como para algunos opositores sobre todo aquellos vinculados al cristinismo. Vale la pena mencionar que en esta semana (¡la primera semana de gobierno!) hubo dos movilizaciones impulsadas desde el cristinismo más duro. Ambas tienen que ver con DNU: Una (el lunes a Plaza de Mayo), por haber colocado por en encima del AFSCA a un Ministerio de la Comunicación, que modifica la Ley de Medios y cuestiona la autonomía para tomar decisiones de Martín Sabatella, si continúa en su cargo. La otra (el jueves a Plaza Congreso) en defensa de la división de poderes por la designación de dos miembros –en comisión- de la Suprema Corte, mediante un DNU. Habrá qué ver cuántas movilizaciones puede aguantar un Macri que recién inicia su gobierno y si el cristinismo logrará mantener o ampliar su base de apoyo o la misma se irá diluyendo en otras convocatorias semejantes. Por ahora le permitió -al Frente para la Victoria- parar un desmembramiento y recuperar la unidad e iniciativa, que estaban perdiendo.

Un Macri, un tanto confundido, ahora decidió retroceder. Desobedecer a Fabián Jorge Rodríguez Simón (Pepín), un fundamentalista amigo del Presidente y diputado electo al Parlasur y principal promotor de ese DNU. “Pepín” ya había inducido a Macri en hacer aquel pedido a la Jueza María Romilda Servini de Cubría para que hiciera cesar a Cristina a las 24 hs. del día 9 de diciembre. Macri tendrá que pensar en calmar a su amigo-consejero; cambiar de consejero o insistir en esa línea de “consejos” y ver cómo el consenso que lo llevó a la presidencia se diluye ante sus ojos.

 Las designaciones en la Supema Corte de Justiciach corte-suprema

Si bien es cierto que los problemas económicos -algunos ocultos y públicos los otros- influyeron en el voto que depositó a Macri en el sillón de Rivadavia, también es cierto que esa victoria tuvo que ver con la situación política y cierto hartazgo de parte de la población. La prensa había machacado, con la aceptación de vastos sectores aceptaron, que el gobierno de Cristina se alejaba de las formas democráticas, las acusaciones de autoritarismo eran frecuentes. Muchos de esos votos fueron a parar a la oposición y las promesas republicanas de Macri los recogieron.

Sin embargo -prácticamente a horas de haber asumido- Macri, por medio de un DNU, designó –en comisión- a dos miembros de la Suprema Corte de Justicia. Esta medida, de muy dudosa legalidad constitucional, fue cuestionada por toda la oposición, por algunos de sus aliados radicales y por la mayor parte de los juristas consultados y periodistas de todo tipo y diversos medios. Macri pagó un alto costo político por esas designaciones.

¿Sus razones? Son varias y además de lo que ya tenemos dicho, hay otros dos elementos que no son desdeñables.

Uno es de oportunidad. Macri pensó que, apelar al mecanismo constitucional y el debate senatorial, significaría no solo las negociaciones ya señaladas, a las que habría que agregar las propias pretensiones del Presidente de la Corte, sino también que esa designación demandaría un tiempo importante. En ese período solo se podrían aprobar aquellas resoluciones de la Corte que tuvieran la unanimidad de sus 3 miembros. Un solo voto en disidencia haría imposible el fallo, porque sobre 5 miembros se requiere una mayoría de 3 y ése el número total de miembros con los que la Corte funciona después del 10 de diciembre.

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Los shock, regalo de fin de año del ministro Pat Gray

El otro argumento, mucho menos publicitado, tiene su razón en diversas medidas ya adoptadas y otras –aún más discutibles- que están en carpeta. Varias de esas medidas, seguramente terminarán en la Corte, el gobierno esperaba tener allí la mayoría que las convalide, de lo contrario no podrían escapar de una compleja aprobación parlamentaria o correr el riesgo que se caigan.

Esa perspectiva equivocada del Presidente le trajo una oposición y costo político que solo se explica por su inexperiencia en el manejo político y por esa idea de mostrar una fortaleza sobre actuada. Tal fortaleza tendrá que ser construida y pretender ejercerla sin haberlo hecho ya lo obligó a tener los pies más cerca de la tierra y retroceder en chancletas.

 Las medidas económicas

Este tema será un motivo permanente de las consideraciones de esta sección, por lo que hoy no le dedicaremos más que unas pocas líneas reflexionando sobre el sentido de las medidas económicas adoptadas y las que están mencionando, aunque todavía no se hayan aprobado.

La liberación del mercado de cambios y las modificaciones en materia de retenciones agropecuarias, junto a los anuncios sobre subsidios y la llegada de divisas e inversiones, obligan a pensar en la dirección de esas medidas con sus beneficiarios y perdedores.

No son cuestiones menores las modificaciones en el régimen cambiario y lo dispuesto sobre las retenciones. La primera medida estará llevando el dólar a 14 pesos, eso significa una devaluación de más del 40% respecto al valor que tenía el dólar oficial. Recordemos que durante el tiempo que Axel Kicillof estuvo al frente del Ministerio de Economía (2 años y 20 días) el dólar se devaluó en un 60%.

Siempre estamos hablando de dólar oficial, ése que se usaba –cuando se lo podía conseguir- para pagar las importaciones y para financiar a los viajes de los sectores de mayores ingresos. Ahora los insumos importados de toda la industria costarán un 40% más y eso se sentirá en la mayoría de los productos e influirá notoriamente en el costo de vida. Al mismo tiempo, la eliminación del “cepo” y lo dispuesto sobre retenciones hará que lo que lo que exporte valga un 40% más. Esa es una buena noticia para las economías regionales que podrán volver a respirar. El fin de las retenciones al maíz, trigo, carnes y otros productos, hará que muchos vuelvan a sembrar o criar vacunos y se acreciente la producción y recuperemos algunos de los frigoríficos cerrados. De todas maneras esta nueva situación puede ser un problema para quienes consumimos carnes y harinas (es decir prácticamente todos los argentinos) porque, con la devaluación y lo dispuesto sobre retenciones, es probable que esos productos vayan al exterior o su aumento de precio en el mercado interno hagan difícil su llegada a la mesa nuestra de cada día.

En el caso de la soja, a partir de la semana que viene comenzarán las ventas masivas de la vieja cosecha. El gobierno bajó del 35 al 30% las retenciones a ese producto. Ahora entrará un montón de plata (en dólares). La semana que viene comentaremos cuántos y quiénes son los principales beneficiarios internos de esta nueva situación respecto de la soja.

Por último se anuncia una progresiva finalización de los subsidios a la energía, luz y gas tendrán aumentos muy importantes. El gobierno dice que contemplará la situación de los más humildes.

Así están las cosas, pero también hay anuncios, en la línea del desarrollismo imperante, sobre nuevas inversiones. Eso puede generar, en un mediano plazo, nuevas fuentes de trabajo en el sector privado que equilibren los riesgos que supone una cierta contracción del mercado en el primer semestres del 2016.

Este conjunto de medidas lleva a una cuestión que parece inexorable: Los asalariados y jubilados es muy probable que pierdan parte de su capacidad adquisitiva. Eso preanuncia un futuro de lógicos reclamos sindicales.

Para terminar, durante la semana próxima habrá novedades de China y Estados Unidos sobre inversiones y aportes al Banco Central.

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