Derechos y riesgos de la Infancia en la internet (II)
Gisela Ortega*
Internet es una realidad, está en gran parte de nuestros hogares y goza de buena aceptación entre los niños y los jóvenes. La capacidad de información, formación y entretenimiento unido a las posibilidades interactivas para la comunicación y la socialización, así como de la superación de barreras espacio-temporales hacen de internet una fuente de oportunidades para el desarrollo del ciudadano del siglo XXI.
Para el niño y la niña de hoy, la internet es un espacio de aprendizaje de alfabetización integral, donde no sólo se produce y se comunica con lenguajes multimedia, sino que además se debe saber navegar de una manera critica entre la sobreabundancia de datos e distintas vías más allá de las páginas-web estáticas: desde las ventanas emergentes de publicidad intrusa, el "spam" por correo electrónico, en el teléfono móvil y aquel en comentarios en foros y "blogs", así como el "software" malicioso de "spyware" entre otros.
Mientras que los contenidos ilegales cuentan con un cauce de control estable –policía y jueces– en la red cabe el riesgo de que los menores tengan contacto con contenidos nocivos de forma voluntaria o involuntaria, como ocurre efectivamente en algunas ocasiones.
En un estudio sobre los usos de hábitos de internet realizado en España entre adolescentes de 12 a 17 años –en 2004–, más de una tercera parte declaró haberse sentido incómodo en alguna ocasión explorando una pagina-web, en el "chat", por el Messenger o por correo electrónico; la mayoría afirmó reaccionar dejando la actividad o recurriendo a un adulto de confianza. Si bien es un indicador alentador del grado de madurez de los menores, se podría discutir hasta qué punto respondieron lo “políticamente correcto”.
En otro estudio similar de 2002, un 28% de los encuestados reconoció entrar en páginas pornográficas y un 18% en "chats" de sexo, un 38% en páginas de violencia y un 16% en páginas con contenido racista y/o xenófobo.
Comunicación
Destaca el estudio de UNICEF-Comité Español, lo siguiente: los servicios interactivos que permiten la comunicación con otras personas tienen un gran potencial para la socialización y el aprendizaje cooperativo. Sin embargo también entraña un riesgo grave por la posibilidad de que haya adultos, apoyados en el anonimato de la red, contacten con niños y niñas con intenciones de abuso.
Entre los servicios de comunicación interpersonal se puede distinguir entre modelos sincrónicos –"chats" y mensajería instantánea, por ejemplo, y modelos asincrónicos –foros, "blogs", etc.-. Estas son algunas de las pautas y sensaciones descritas al utilizar estos servicios:
– Un 58% se conecta a "chats" específicos para su edad. Otro 28% lo hace en ocasiones y un 17% nunca utiliza este tipo de salas.
– El 18% de los niños accede a chats específicos sobre sexo, porcentaje al que hay que añadir otro 8% de menores que han entrado en alguna ocasión.
– El 45% utiliza los "chats" varias veces a la semana: el 27% casi a diario y el 18% varias veces por semana. Del resto, un 17% lo hace una vez a la semana y otro 38% en menos ocasiones: 2 ó 3 veces al mes. El "chat" es probablemente la herramienta de la internet más utilizada. Un 44% de los niños que navega con regularidad, se han sentido acosado/a sexualmente en internet en alguna ocasión. De entre ellos, un 11% reconoce haber sido víctima de esta situación en diversas ocasiones.
En este sentido un 11% de los que habitualmente utilizan internet han sido víctima de insultos por parte de otros internautas, un 4% ha recibido correos no solicitados con contenidos desagradables y otro 1.5% afirma haber sentido miedo en alguna ocasión.
Las situaciones de riesgo para los niños se pueden dar en una combinación de medios sincrónicos y asincrónicos. Si bien el adulto que busca al niño con fines de abuso intenta llegar a la comunicación que sea lo más directa, efímera y privada posible –Messenger o "chats" con salas privadas fuera del control social del grupo o de la supervisión del moderador–, la forma de contacto inicial suele desencadenarse en foros y tablones de anuncios donde se busca llegar a más gente.
Existe el riesgo manifiesto de que la red sea aprovechada por personas adultas que busquen contactos fáciles y directos con menores con el objeto de entablar una relación que lleve a algún momento al encuentro personal. Una tercera parte de los adolescentes entre 12 y 17 años ha facilitado en alguna ocasión su correo electrónico o teléfono para mantener contacto con alguien que había conocido en la red. De ellos, el 17% reconoce haberse encontrado físicamente con alguien conocido a través de la internet, otro 5% manifestó haber ido solo al encuentro y el 6% haberse llevado alguna decepción al respecto.
Según el estudio, la disposición a iniciar contactos con gente conocida en la red parece iniciarse en torno a los 13 años, momento en el que principalmente contactan mediante el correo electrónico e incluso se facilita el teléfono móvil. Es a partir de los 15 años cuando se atreven al contacto personal.
Este tipo de contacto no sólo puede estar orientado a la búsqueda de un encuentro presencial a raíz de la relación virtual, sino que en la propia relación se pueden dar situaciones de abuso flagrantes. En este sentido hay que mencionar el riesgo que supone que los niños y niñas compartan su intimidad a través de las webcam y teléfonos con cámara integrada desde la privacidad de su cuarto u otro espacio personal.
Recordemos que con los ordenadores portátiles y otros dispositivos multimedia, unidos a la conexión sin cable, los espacios físicos desde los que se accede a internet son ilimitados. El contenido que se genera en esa relación de comunicación sincrónica puede ser grabado sin el consentimiento del menor y distribuirse en otras redes. Hasta el momento no hay estudios sobre el uso de la webcam, pero la facilidad con la que se puede utilizar –incorporada al Messenger– y su bajo costo, hace temer riesgos potenciales.
Estrategias de comercio
Desde una perspectiva comercial, internet une "márketing" y venta final. Es un medio de gran atracción para la venta de producto y servicios. Supone un espacio ideal para la comunicación publicitaria, que con bajo costo puede llegar a audiencias masivas y hacer efectivo el ciclo de venta final del producto.
En el caso de los menores, existe un riesgo de que éstos sean abordados con publicidad no deseada y nociva para su edad –spam, pop-up, etc.– y de que, además, incurran en compras de productos no adecuados y sean víctimas de estafas –software de dialers, spyware, etc.- haciendo uso de un gasto no permitido e ignorado por sus padres
Adicción psicológica
El tiempo dedicado por los menores a la internet se incrementa a medida que se van haciendo mayores. Si este tiempo no es controlado con moderación, puede incurrir en situaciones de adicción que mermen las posibilidades de desarrollo del menor en otros ámbitos de su vida fuera de la red.
Desde una perspectiva amplia, internet puede resultar ser un espacio para múltiples tipos de adicciones: ludopatía de juegos en red y apuestas electrónicas, descarga de música, compra de productos y servicios, etc. De entre los datos disponibles se estima que un 37% de los menores que se conecta habitualmente a internet reconoce “sentir la necesidad de conectarse en internet con frecuencia”.
Por otro lado, el 23% de los menores que se conectan con regularidad juega en casi todas las conexiones que realiza –el 17.5% juega en la mitad de las ocasiones, un 12% en una de cada tres y finalmente un 44% en una cuarta parte de las conexiones que establece.
Finalmente habría que apuntar una doble perspectiva de riesgo en los potenciales peligros que entraña la actividad a través de internet para los menores. Hasta el momento se ha indicado la figura del menor como víctima de abusos con respecto a los contenidos, la comunicación con adultos y la exposición a estrategias comerciales. Pero los niños tienen también la posibilidad de producir sus propios contenidos, a través de todos los dispositivos multimedia a su alcance al comunicarse en la red.
Una práctica que puede resultar de gran interés informativo, como es el caso de las fotos del interior de los vagones en las bombas del 7 de julio de 2005 en Londres, que fueron realizadas y publicadas desde los teléfonos móviles, está abierta a usos que atenten contra los derechos fundamentales y en especial a la protección de los niños y niñas, como ha ocurrido con los videos de "bullying".
Una riqueza potencial que puede ser muy beneficiosa para su capacidad creativa y desarrollo intelectual, les permite incurrir en infracciones o comisión de faltas relacionadas con la lesión de derechos a la propiedad intelectual, al honor y a la intimidad, entre otros. Cuando un menor graba en su teléfono móvil una agresión y la distribuye en la internet, cuando publica un "blog" anónimo para difamar a otras personas, cuando descarga, difunde o pública violando derechos de propiedad intelectual, etc.
Posibles soluciones
En la búsqueda de soluciones a los potenciales abusos y riesgos en el uso de internet por parte de la infancia y la juventud, son varios los métodos –leyes, software de filtrado, sistemas de catalogación, códigos de conducta, etc.– que apuntan como posibles estrategias para abordar el problema. Entre las formulas que se están desarrollando en esta línea caben destacar:
Filtros. Software que se instala en el ordenador para impedir el acceso de los menores de edad a contenidos nocivos. La eficacia de los filtros requiere de un buen sistema de catalogación de contenidos. Aunque hay varias formulas, desde filtros más cerrados a más abiertos, se ha comprobado en numerosas ocasiones que no son suficientes para garantizar la seguridad del niño en la internet. Además, acarrean la dificultad que puede suponer para los padres y madres instalar y supervisar su uso, y la facilidad que supone para los hijos burlar el control de los padres por su mayor destreza tecnológica.
Formación integral y transversal a todos los grupos sociales afectados –padres, educadores y niños fundamentalmente–. Se aborda el problema desde la alfabetización digital critica que necesitan los ciudadanos para saber distinguir entre los contenidos y sus propósitos, con el objeto de poder aprovechar todas las oportunidades de la red. Este es un asunto prioritario en la agenda de la Unión Europea, que mantiene una consulta pública para conformar los ejes de actuación de este tipo de formación.
Portales de navegación segura. Hay espacios en internet diseñados específicamente para el uso seguro y productivo de los más pequeños. Sin embargo, la capacidad que tienen éstos para ignorar estos sitios y navegar en otras páginas hace que no sean totalmente eficaces.
Códigos de Conducta. Sólo algunos países, como Australia e Italia, cuentan con un código de autorregulación específico para la protección de los derechos de los menores en Internet, dentro de una tendencia apoyada por las instituciones internacionales por implicar también a los proveedores de productos y servicios. En los códigos de estas naciones se observa una preocupación manifiesta por incluir cláusulas específicas que tengan que ver con la protección de los datos de los menores, la necesidad de mecanismos de control de acceso por edad y la articulación de sistemas ágiles de denuncia y seguimiento.
De todas estas fórmulas, parece estar claro que ninguna medida responde por si sola al problema y que es necesaria una combinación de acciones para garantizar un uso libre y responsable del ciberespacio.
La legislación por si misma no es capaz de garantizar un uso seguro de la red. Un ejemplo de ello queda demostrado en el Informe España 2006 donde los usuarios reconocen como principal problema de seguridad en internet el envió masivo de correos electrónicos no deseados..
Por otra parte los programas de software de filtrado no gozan de la eficacia suficiente como para garantizar la mejor navegación posible. A los problemas planteados –dependencia de sistemas de catalogación fiables e incapacidad técnica de los progenitores para no ser burlados por sus hijos e hijas– se une su impopularidad en España, donde el 86% de los menores que accede a internet lo hace desde ordenadores sin sistema de filtrado.
Frente a la imposibilidad de atajar este problema por medio de leyes y garantizar al mismo tiempo un uso libre del ciberespacio, existe cierto consenso en la comunidad internacional por la defensa del arbitraje en el uso de internet a través de la autorregulación y la selección critica por parte del usuario. De esta forma se quiere evitar un excesivo intervencionismo de los Estados mediante la promulgación de leyes, mientras que se promueve la elaboración de códigos de conducta y sistemas de autorregulación por parte de los actores implicados.
Códigos éticos
Un código ético o de autorregulación es un acuerdo por el cual se rige la conducta de las empresas mediante un conjunto de normas u obligaciones. El seguimiento de dichas pautas otorga a estas compañías un sello de calidad. La perdida de dicho sello es la sanción más grave que puede sufrir una corporación por no cumplir el código.
Las normas más comunes que marcan los códigos éticos a los proveedores de contenido y a las empresas proveedoras de servicios de información son:
– Restringir el contenido y acceso a cuentas para menores de edad mediante identificación, avisos y confirmación de la mayoría de edad.
– Informar a los usuarios finales de la utilización y funcionamiento de filtros de contenido.
– Avisar de los riesgos de dar información personal así como del mal uso de foros y chats.
– Establecer procedimientos para realizar reclamaciones, la implantación de un botón de alarma o enlaces a páginas de alerta.
– Colaborar con las autoridades en situaciones prohibidas o nocivas para la infancia.
Los códigos éticos o de autorregulación, son la opción elegida por las empresas del sector y la recomendada por la Comisión Europea para la sociedad de la información y los medios de comunicación.
Bibliografía consultada:
UNICEF -Comité español (IUNDIA).
* Periodista, docente universitaria.
El capítulo I de este informe puede leerse aquí.