Desde Caracas, un día: alea jacta est

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Néstor Francia.*

Ha concluido la campaña electoral y se acerca el momento de la verdad, cuando la última palabra la tendrá el pueblo. Una campaña en la que el PSUV ha demostrado su superioridad en todos los aspectos: unidad, coherencia, organización, fortaleza popular, mística, conciencia.

La oposición, desencajada, incoherente, casi paralizada por su débil estructura organizativa, terminó con síntomas de desvarío, como la payasada de Ramón Guillermo Aveledo diciendo que los escuálidos irán a votar gracias al operativo movilizador del PSUV, una manera poco elegante de reconocer su incapacidad para movilizar a sus electores y su escasa capacidad de convocatoria.

En esa perspectiva, insistimos en nuestro pronóstico: entre 115 y 120 curules para la Revolución y entre 45 y 50 para la oposición. A eso añadimos otro pronóstico: 10 o más puntos de ventaja revolucionaria en el total de la votación nacional. También pensamos que el PSUV obtendrá mayoría de diputados en varios estados donde gobierna la oposición: Miranda, Carabobo, Zulia y Nueva Esparta, quedándonos en duda solo Táchira, aunque tampoco se descarta allí una mayoría revolucionaria.

En cuanto a la oposición, sus cantos de victoria no se los cree nadie, ni siquiera gente que está de su lado, como el periodista del diario derechista El Universal, Eugenio Martínez, quien en un programa de TV calificó de irresponsables las declaraciones triunfalistas de sectores opositores. “Decir que la oposición va a ganar me parece que es una cosa temeraria e irresponsable”, afirmó Martínez en respuesta a la declaración del sociólogo escuálido Trino Márquez, quien auguró una supuesta victoria opositora.

Claro, nadie que participe en una elección va a decir nunca que va a perder, así lo sepa o lo crea. Pero aquí hay que sumar las bastardas intenciones de la oposición de cantar fraude o al menos tratar de manejar distintos argumentos para descalificar la victoria popular. Los dados ruedan, que no se quede ningún revolucionario sin votar.

En Brasil

Cambiando de tema (es un decir, porque en sentido estricto se trata del mismo tema), el presidente Lula ha tenido que enfrentar a la canalla mediática de Brasil, que se comporta igual que la de aquí.

En declaraciones vertidas el pasado sábado, Lula dijo, entre otras cosas que “Basta ver algunos medios y diarios de Brasil. Ellos deberían tener el color del partido que defienden y la cara del candidato que defienden y parar de hablar de neutralidad en la elección. Cierto tipo de prensa ejerce la oposición en este país…  Esa gente no nos perdona, no perdona a un metalúrgico en el poder que fue el que más universidades y escuelas técnicas hizo en la historia”.

Ante esta clara declaración, saltó de inmediato la SIP a decir que Lula está siguiendo los pasos de Chávez con sus “ataques” a la prensa. Pero esto no arredra al líder brasilero, quien ayer volvió a tocar el tema, criticando a ciertos medios (en Brasil es clara la parcialidad política de medios como TV Globo, los diarios Folha de Sao Paulo y O Estado de Sao Paulo, y la revista Veja) por inventar lo que publican, es decir, por faltar al deber de la información veraz, tal como aquí.

Lula afirmó que “Libertad de prensa no significa que se pueda inventar cosas el día entero. Significa que hay libertad para informar correctamente a la opinión pública”.  Por supuesto, la canalla mediática de acá ha dado ninguna o poca relevancia a estas opiniones del mandatario de Brasil, porque eso sería cuchillo para su propia garganta.

* Analista de asuntos políticos.

 

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