DESHONOR MILITAR
No hay caso, los militares no tienen descanso.
Tampoco sería justo decir que pusieron mucho empeño en eso de «llegar a la verdad». Han mentido y ocultado; soberbios, durante años después de traspasar el poder amedrentaron. Su capitán general de ayer es el procesado VIP de hoy: no por crímenes, no todavía al menos, pero sí por actos que develan su intrínseca, perversa deshonestidad. Pero ellos insisten con el honor, un honor privado, especial, como de casta: el olor del uniforme.
Quién sabe, acaso Sergio Pestucic no erró cuando parió La hinteligencia militar, un volumen de alrededor de 200 páginas en blanco.
Desde fines de febrero circula en Chile un documento. Es muy breve:
Declaración sobre el deshonor militar
Frente a las querellas entabladas por el general (r) Jaime Nuñez y el almirante (r) y senador designado Jorge Martínez Bush, que han afirmado que constituye una ofensa enorme declarar que las Fuerzas Armadas se alejaron del honor durante los 17 años de dictadura militar, quienes fuimos en ese periodo encarceladas/os, torturadas/os, violadas/os, perseguidas/os, exiliadas/os, exoneradas/os de nuestros trabajos, y/o que tenemos parientes asesinadas/os y desaparecidas/os, ratificamos la formulación de que numerosos oficiales, comenzando por el propio capitán general, Augusto Pinochet Ugarte, violaron gravemente el Código de honor militar.
Los abajo firmantes estamos dispuestos a respaldar jurídicamente esta verdad.
Las primeras firmas fueron pocas: Andrés Pascal Allende, Carlos Liberona Vergara, Carmen Castillo Echeverría, Juan Parra Urrutia, Edison Barría Brevis.
A las pocas horas eran decenas, luego centenares. Y siguen dejando sus nombres en la casilla de correos electrónica habilitada para este efecto:
Un clic y puede sumar la suya.