Desobediencia de un estadounidense para ayudar al medio ambiente
Amy Goodman*
La novela de Abbey, “The Monkey Wrench Gang”, inspiró a una generación de activistas ambientales a realizar “acciones directas” para impedir el “desarrollo”. El diario Salt Lake Tribune informó sobre DeChristopher: “No puso azúcar en el tanque de combustible de una topadora. No impidió que se derribara un árbol ni prendió fuego un cartel. Sino que tan sólo al alzar su mano en la subasta, un estudiante de la Universidad de Utah de hecho impidió que tierras públicas fueran vendidas el viernes para ser destinadas a la explotación de gas y petróleo. De este modo se aseguró de que miles de hectáreas cercanas a dos parques nacionales de Utah no estarán abiertas a perforación en el futuro cercano”.
Las ventas de la Oficina de Administración de Tierras no sólo dañarán la belleza paisajística. La perforación tiene impactos en la calidad del aire y el agua. Según High Country News, “La BLM no había analizado los impactos en los niveles de ozono de alrededor de 2.300 pozos perforados en la zona desde 2004 (…) ni había previsto los impactos en el aire de unos 6.300 pozos nuevos aprobados en el plan”. ProPublica informa que el Río Colorado “abastece de energía eléctrica a alrededor de tres millones de personas, nutre al 15% de los cultivos del país y brinda agua potable a uno de cada doce estadounidenses. Ahora el apuro por desarrollar yacimientos nacionales de petróleo, gas y uranio a lo largo del río y sus afluentes amenaza su futuro”.