—Oh, no. Se vive una descomposición en el país y en el mundo que me hace pensar que necesitamos mucho más amor, más corazón…y soy bien hippieteca también, “All you need is love”, decía John Lennon. El poder se sigue nutriendo de la polarización que provocó el fraude electoral de 2006, hay que revertirla.
«Creo que la nueva ola de movimientos jóvenes tendrá mucho que ver en componer lo descompuesto y van de gane por su frescura, creatividad y empuje. Entonces su reto va a ser jalar a sus congéneres –literalmente- y encausarlos.
En el caso de Japón, sentimos su tragedia hondo porque la hemos vivido en México, y Japón fue solidario con nosotros en 1985. El cartón lo envié para una subasta a favor de los damnificados que organizó la FECO en Alemania. Se subastaron las obras, y al tiempo se publicaron y distribuyeron en plazas públicas y refugios en Japón. Nuestros colegas japoneses nos enviaron cartas hermosas. Me dijo mi tío Jorge que nos pusimos de alquimistas las y los dibujantes al convertir el cartón en oro para Japón, y sí. Sé que la convocatoria recibió muchos cartones de todo el mundo, algo que me encanta».
—Finalmente, ¿qué proyecto traes entre manos y monos?
—Pues hay que celebrar los quince años de monear —ya me mandé a hacer el vestido rosa merengue y el pastel de seis pisos—; pronto será una realidad mi primer libro. Proyectos tengo varios, pero el más importante es tratar de conquistar la luna, como le cuadra a una mujer despierta.
* Periodista.
Publicado originalmente en www.elclarin.cl —se reproduce aquí por gentileza del autor.
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