Diego Lugano y el fútbol: “No conozco en la historia un ex sistema mafioso que haya cambiado»
Gerardo Tagliaferro - Montevideo.com.uy
Y el mundial, como toda comedia humana, un día terminó. Correos que van y vienen hasta que una tardecita de la semana pasada se concretó el encuentro en el bar de un hotel. Con espacio para alguna foto con hinchas-admiradoras a la que se prestó sonriente y estoico, el ex capitán celeste expuso sin eufemismos su visión sobre lo que pasa en el fútbol uruguayo, y lo que debería, a su juicio, pasar.
-Me decías en el intercambio por correo que estás en Montevideo «para arriba y para abajo». ¿Temas personales o vinculados al fútbol?
De todo un poco. He estado reunido estos días con la gente de ONFI y del Banco Mundial, para intentar seguir adelante con el proyecto sobre educación por intermedio de la Fundación (Celeste). Los jugadores de selección siempre tuvimos una inquietud, no es casualidad cómo nos expresamos y las cosas que trasmitimos. Intentamos ayudar en algo que no sea solamente hacer un gol y levantar una copa.
-Los jugadores vinculados a la selección ¿se manejan solos en estos temas o tienen asesoramiento?
-Todos tenemos algun tipo de asesoramiento claro, pero somos uruguayos jugadores de fútbol, la mayoría venimos de abajo, siempre tuvimos gente en nuestro entorno que nos ayudó, fuimos formados por esta sociedad y tenemos valores que llevamos adentro y que nos diferencian de verdad de otros en otras partes del mundo. Debe ser por temas de demografía, de que acá somos todos vecinos. Tratamos de devolver en algo las cosas que el fútbol nos dio, que es demasiado, hasta exagerado.
– ¿Qué importancia tiene (el entrenador) Washington Tabárez en esto que señalás?
-El maestro es la persona que ha elegido a los jugadores que han representado a Uruguay en los últimos años. Y ha sabido delegar en los referentes muchas cosas. El maestro trasmite convicción, intelectualidad, trabajo disciplinado, respeto, valores… pero lo trasmite, no lo dice. Se ha establecido una forma de actuar que hace que los jugadores que llegan se identifiquen con eso, se integren. Como se contagia lo malo, lo bueno también estimula y es fácil de incorporar.
-Da la impresión, ratificada en el mundial, de que Tabárez es una figura muy respetada en el fútbol internacional. ¿Has comprobado esto en los lugares donde has estado?
-Es impresionante la imagen que la selección de Uruguay ha generado en los últimos años, con la presencia de Tabárez pero también de jugadores. Yo me siento orgulloso. Cuando le ganamos a Argentina en su casa, en la Copa América de 2011, cuando terminó el partido lógicamente nos puteaban. Ya saliendo del estadio hacia el hotel, por la calle nos aplaudían. Y cuando llegamos a Ezeiza y bajamos del ómnibus todo el aeropuerto, los maleteros, la gente nos aplaudió. Un respeto y una admiración… En el mundial de Brasil (2014), cuando jugamos contra Inglaterra, la mitad del estadio eran brasileros con camisetas de San Pablo y de Uruguay hinchando por nosotros. Bueno, ahora ves lo de Griezman, que es algo insólito. También pasa en Colombia, en Perú, en muchos lugares. Hemos generado un respeto porque también nos manejamos con respeto.
-Tabárez ha conseguido algo que hace unos años era impensable: que la selección uruguaya, en los últimos campeonatos, haya estado siempre disputando el premio Fair Play, cuando antes buena parte del mundo nos veía como violentos y tramposos.
-Creo que sí, que es algo que el maestro inculcó. Desde el primer día dijo que buscaba primero comportamiento, después rendimiento y después resultados. En algún momento, cuando algún jugador no tuvo una actitud en línea con ese pensamiento tuvo su punición. Ahí fue marcando la cancha. De nuevo, el grupo de jugadores no solo agarró esa idea sino que pensaba lo mismo. Todos sabemos lo que pensaban de Uruguay y tenemos una noción de lo que queremos que digan y cómo actuar en consecuencia.
-¿Tenés la convicción de que cambió la imagen de Uruguay en el exterior?
-Sin duda, sin duda. Cuando llegué a Turquía no conocían a Uruguay, y hoy vas y te hablan de «la celeste». En China se inclinan y te dicen «uraqüí«. Antes no sabían dónde estaba Uruguay. Ahora en Rusia, en los estadios cuando la hinchada uruguaya se callaba empezaban los rusos «¡Uruguay! ¡Uruguay!» Se generó algo que hay que cuidarlo mucho porque en definitiva el fútbol es una parte de la cultura a nivel mundial. Está estudiado que, para pequeños países, buenas participaciones en mundiales representan décadas y millones invertidos en relaciones exteriores para conocimiento del país.
-Quizás la única crítica que Tabárez recibe de una parte de la afición y del periodismo es sobre la forma en la que juega Uruguay. ¿Crees que se podría jugar mejor o esto es lo que se puede hacer?
-En Uruguay están las críticas de gente que lo mira como hincha, con objetividad, y también hay otros intereses por detrás que hacen que las críticas sean por otras razones y no futbolísticas. No me acuerdo en la historia que se haya dicho alguna vez que Uruguay juega muy bien, o muy bonito. He leído libros y tal vez en el 30, ni siquiera en el 50. Igualmente, estamos convencidos de que queremos y debemos jugar mejor, tenemos que evolucionar, pero sin perder la esencia. Hoy todos quieren ser Guardiola. Hay que ser consciente también que en el fútbol de hoy, con el ritmo que se juega, con altísima velocidad, con mucha tecnología aplicada al entrenamiento, con mucha medicina deportiva, para llegar a jugar como una potencia hay que cambiar nuestra realidad de 0 a 100.
–¿Qué habría que cambiar?
-Dentro del fútbol interno, que los jugadores desde temprana edad tengan una preparación para el alto rendimiento. Que existan estructuras para que desde chicos tengan una coordinación fina, específica para este deporte. Que haya una medicina deportiva que te controle, que te ayude en tu evolución. Y cada vez se empieza más temprano. Nuestra generación se fue con 20 años al exterior y algunos consiguieron pulirse y llegar a jugar a cierto nivel, pero si te ponés a pensar, ningún jugador que se quede en Uruguay más allá de los 20, 21 años, consigue tener una carrera a alto nivel. Por algo será. Te doy un ejemplo concreto, hace un par de meses trajimos (a San Pablo) a Gonzalo Carneiro, de Defensor, que es de los mejores equipos en Uruguay, y le hicieron diferentes estudios: no tenía un solo músculo en todo el cuerpo equilibrado. Algo esencial para poder alcanzar alta performance, es como si viniera de un fútbol amateur. Por eso nuestra inquietud de que, dentro de nuestras posibilidades, se aspire a llegar al máximo grado de excelencia.
– Un jugador como el belga Eden Hazard hoy no se ve en el fútbol uruguayo. Sin embargo, hace unas décadas atrás había muchos: Ruben Paz, Enzo Francéscoli, para mencionarte dos.
-¿Con esa velocidad, potencia, coordinación fina?
-No, con esa habilidad.
-Ah bueno, pero lo que pasa es que hoy el fútbol es mucho más que eso. Hazard tiene potencia, resistencia, velocidad, técnica, una inteligencia tremenda para tomar decisiones correctas siempre, una inteligencia emocional increíble para mantenerse estable en momentos de alta presión… Los últimos 20 minutos contra Brasil, Hazard hizo todo bien pensando y jugando. Para llegar a esa perfección no alcanza con pegarle bien a la pelota o con hacer dos «pedaladas» como hacen los brasileros. Mirá que esta discusión se da en Brasil, que tienen monstruos de verdad. Para tener un atleta con esa performance de rendimiento no se empieza a los 20 años.
-A lo que iba es: ¿no se ha perdido técnica en el fútbol uruguayo, dominio de pelota, cosas que antes eran naturales al jugador?
-¡Es que el fútbol ha cambiado! Hoy se juega a una velocidad infinitamente mayor, la técnica es otra. Hoy se resuelven jugadas en milésimas de segundo y para eso necesitás justamente una coordinación fina. Como un niño asimila un idioma mucho más rápido que un adulto, la coordinación fina también. Hay que empezar temprano. Los alemanes, los holandeses, los españoles lo vienen haciendo hace 30 años.
-Decís que para tener la técnica que los futbolistas uruguayos tenían antes en mucha mayor proporción que ahora, con el fútbol actual se necesitan otras cosas.
-Otras cosas. Para jugar a esa velocidad y tener precisión no alcanza con lo que se practica en Uruguay porque no tenemos la estructura ni los medios. La habilidad de antes no es la habilidad de hoy. Se necesita inteligencia para tomar decisiones rápidas en milésimas de segundo. Capaz que me decís que hace treinta años había jugadores uruguayos que tenían más técnica que Cristiano, y es probable. Pero el tipo es una bestia en potencia, en toma de decisiones, en posicionamiento, en táctica, en inteligencia.
-Con el mercado que tiene ¿Uruguay está en condiciones de apuntar a todo eso?
-Uruguay está en condiciones de intentar ser la mejor versión de sí mismo. No hacer más apología de la pobreza, del no se puede. Hay que hacer un estudio de situación y plantearse objetivos dentro de nuestras posibilidades. Dar al fútbol lo que merece y representa dentro de nuestra sociedad y nuestra cultura.
– ¿Tenés aspiraciones de poder en el fútbol uruguayo?
-Sí, claro. Aspiraciones de hacer las cosas bien, siguiendo lógicas internacionales. Después, cero. Ninguna otra aspiración. Ya tuve lo máximo a lo que puede aspirar cualquier futbolista de este país, que es ser capitán de la selección.
Fui 87 veces. Más que eso, dentro del fútbol, imposible. Pero también tenés responsabilidades, como salir a veces de tu vida cómoda, de una nube de pedos y de elogios para bajar a tierra y usar tu influencia para que las cosas empiecen a andar. Si no, sos una mentira. Estas cosas siempre se hablaron en el fútbol, pero es difícil que alguien se meta porque significa perder tiempo, dolores de cabeza, nuevos enemigos. Si me hubiese quedado en la mía, cómodo, sería el capitán eterno pero nunca estaría conforme conmigo mismo.
– ¿Ser uno de los referentes de este movimiento de cambio ha tenido costos personales para vos?
-No sé a qué le llamás costos, pero problemas claro que sí. También la tranquilidad de estar haciendo lo que siempre dijimos. Pero nunca pensamos que iba a haber tanta resistencia, evidentemente nos metimos en un mundo que ni siquiera en las pesadillas nos imaginábamos. Es lo que nos rodeaba, sin saberlo.
-Has dicho que recibiste amenazas de muerte.
-De todo tipo. Últimamente está más tranquila la cosa, pero sí. Después de involucrarnos para reclamar lo que legalmente le pertenece al jugador, que es la imagen y con el cambio brusco en las relaciones profesionales y estructurales en el fútbol, sí las tuve. De orden personal, familiar, amenazas de escraches públicos con emprendimientos particulares que tengo en Uruguay. A ningún ciudadano con lo mínimo de formación y educación le gusta y acepta recibir esas amenazas, y la verdad fue lo que nos impulsó a navegar más profundo en aguas desconocidas. Pero mucho peor que a nosotros, los jugadores de selección, fue lo que le pasó a (Sebastián) Bauzá.
– ¿Te referís a las amenazas que recibió?
-Primero lo sacaron de la AUF por querer empezar a cambiar. Se le amenazó a la familia, a su negocio particular. Por ser el único presidente libre del FIFA gate se le inventó un caso en Uruguay para escrache público sin pruebas y, por casualidad -y obvio lo digo con ironía- hubo un error en informaciones bancarias que lo tuvieron en la picota por 2 años. Peor, los muchachos de Más Unidas que Nunca, por ir a una reunión con el Tribunal de Honor (de la Mutual), y llevar firmas de los colegas presentando su reclamo, fueron denunciados penalmente. ¡Penalmente! Algunos se quedaron sin equipo. ¿Y los periodistas que son censurados, advertidos o amenazados -y nos consta- por querer exponer su posición criticando al sistema?
Todo esto hace parte de la resistencia del sistema, porque nos metimos en un tema que mueve mucho dinero y mucho poder. Estás desarmando una estructura que no sabíamos que estaba tan arraigada y tenía tantos tentáculos en lugares que la gente ni se imagina… arriba del todo también. El dinero puede todo. Eso lleva a que primero te sorprendas, te desilusiones porque es tu país y tu gente, que ingenuamente pensabas que actuaba de otra manera, pero a su vez te obliga a hacer algo para cambiarlo. O intentarlo, porque no conozco en la historia un ex sistema mafioso que haya cambiado hacia buenas formas. Ya estamos en el 2018, no da para seguir jugando a estas tonterías
-¿Ha habido resistencias a nivel de gobierno?
-Es un tema delicado. Mejor no tocarlo con profundidad, no es el momento. No a nivel de gobierno, sería injusto decirlo así, pero sí de personas que están en muy altos cargos. Que por supuesto como Uruguay es chico son fáciles de identificar.
– ¿Ha sido lo mismo este gobierno que el anterior?
-Digamos que ha habido resistencias en los dos. Eso lo lleva a uno a repensar muchas cosas: dónde nos metimos, por qué pasa esto. Pero repito: no hablo de gobierno sino de personas. También en la oposición que opina siempre de todo, pero nunca se habla sobre el tema fútbol. Lo mismo pasa en la AUF: hay gente que se resiste a lo que estamos planteando, que cree que el jugador no se debe meter, cuando somos los protagonistas y es el plato de comida del jugador el que está en juego en cada decisión mal tomada.
Tal vez donde hay apoyo unánime es entre los hinchas, porque todos ven que hay que cambiar para mejorar. El fútbol mueve muchísimo dinero. Por eso tiene que haber reglas claras, transparencia, la gente tiene que saber qué está pasando y se tiene que armar todo para que esta industria dé lo máximo al fútbol, al país, a la gente, a los jugadores, a los clubes, a la AUF. Pero sobre todo el fútbol y la gente merecen ser tratados con dignidad.
– Hace poco, un estudio que encargó la AUF determinó que al fútbol pueden ingresar 50 millones de dólares anuales.
-Sí, nosotros hicimos el mismo estudio en 2014 y nos dio 55. Lo hicimos los jugadores antes de meternos en todo este lío y nos asesoramos con gente capacitada a nivel internacional. Pensamos en ese entonces que era muy simple, que se iba a caer de maduro, pero vimos que la resistencia es muy grande.
-Suponiendo que esos 55 millones de dólares son efectivamente lo que puede ingresar por el movimiento que genera el fútbol. Deduciendo costos, ¿es suficiente para cambiar la realidad?
-No va a cambiar nada. Lo que me di cuenta en estos años es que el dinero no es el problema, sino la mentalidad. Si no se cambia eso, que entre 1 o 10 va a ser lo mismo. Lo más fácil es mejorar los ingresos, ya lo estamos logrando. Era obvio, era fácil, era apenas ponernos firmes en algunos puntos. En los últimos años la AUF ya tiene ingresos de alrededor de 15 millones (de dólares) en concepto de camiseta, TV, merchandising, sponsors, amistosos con lo proporcional para el jugador.
Los clubes grandes, y algún otro también después que este lío se tornó público, han recibido un poco más de dinero aunque nunca reconocerán que fue por la intervención de los jugadores. Pero si no cambiamos la mentalidad, si no generamos alguna ley como existe en otros países, que asegure el buen uso y destino de los ingresos, si no logramos que los dirigentes, igual que los jugadores, tengan una mínima preparación para moverse en este mundo, si no conseguimos eso, es lo mismo: no va a cambiar nada porque el dinero se va a ir.
– ¿Te conforma el proyecto de ley que acaba de enviar el Poder Ejecutivo y que dispone que los jugadores reciban un porcentaje de los derechos televisivos por el uso de su imagen?
-Hasta ahora, si bien los jugadores de fútbol y otras figuras, como jueces y técnicos, son los dueños naturales del derecho de imagen del espectáculo, lo que la ley les reconoce no les es reconocido en los hechos por los que comercializan esas imágenes. Además, paradójicamente, las leyes no reconocen a los organizadores un derecho sobre la imagen de un espectáculo. Tiene que haber una ley que solucione el conflicto armonizando los intereses en juego. El proyecto de Presidencia es un avance, pero necesita ajustes para armonizar esos intereses.
-Escuché a un dirigente decir que del dinero que Uruguay recibió por el mundial le quedan a cada jugador de la selección 350 mil dólares, y a cada club del fútbol uruguayo 130 mil.
-Sí, como siempre una información miope, a medias. Fijate y es el mismo discurso del año 2010 y del año 2014. La historia comienza después de quedar afuera del mundial 2006, que ese grupo no lo merecía pero el fútbol uruguayo de aquel momento sí. Fuimos a Australia (a jugar el repechaje), teníamos apenas dos días para recuperar y 20 horas de viaje e Íbamos en «económica», atrás. Yo me traje del Complejo (Celeste) una colchoneta, la tiré en el pasillo, tomé un Dormicum e intenté dormir un rato, era la única forma de descansar para jugar un partido de tremenda importancia. El «Chengue» Morales no entraba en los asientos. Fútbol amateur.
Cuando arranqué en el 2004 en la selección todavía los jugadores nos pagábamos parte de los pasajes. No ir al mundial trajo problemas económicos evidentemente y vino la siguiente eliminatoria. En 2007, 2008 yo ya era el capitán y no había dinero para nada. Entonces comencé la negociación con Corbo y la terminé con Bauzá: «no pasa nada, venimos a la selección, queremos ir al mundial; si clasificamos, lo que se reciba lo dividimos: mitad para la Asociación y mitad para los jugadores».
Dentro de la mitad de los jugadores ingresan funcionarios, equipiers, masajistas. Ganamos todos, el fútbol uruguayo no tenía un peso. Los dirigentes venían y nos decían: si no vamos al mundial se termina el fútbol uruguayo. Nosotros nos mirábamos y decíamos: ¿y la camiseta? ¿y la televisión? ¿y los partidos amistosos? ¿Dónde va ese dinero? Ahí hicimos ese acuerdo por objetivos. O sea que jugamos cuatro años cobrando 1.000 dólares por presencia en la selección, toda la eliminatoria. Y resulta que llega el mundial (de 2010) y llegamos a semifinales, cosa que nadie esperaba. Y como correspondía se repartió mitad para los clubes y mitad para los jugadores.
-Y ese acuerdo sigue vigente.
Sí. Pero incluye toda la eliminatoria, o sea que lo que se reparte hay que dividirlo entre más de veinte partidos y entre todos los jugadores que jugaron la eliminatoria. Durante la eliminatoria se cobra solo viático por presencia. Los jugadores de Chile, que no clasificó al mundial, cobraron 16 millones de dólares a lo largo de la eliminatoria por presencias e imagen, recibieron más del doble de lo que cobraron los jugadores uruguayos que después de 4 años, terminaron quintos a nivel mundial e hicieron ingresar a nuestro fútbol decenas de millones en varios conceptos. Las cifras impresionan pero eso mueve el futbol. El hincha tiene que saber esto.
-Igual la cifra de 130 mil dólares para cada club parece muy poco después que muchos estuvieron esperando el mundial como una salvación.
-Bueno, pero a ese dirigente que dijo eso, que cuestiona lo que gana un jugador, yo le preguntaría por qué hace diez años deja de ganar 30, 40 millones en diversos conceptos. Por qué levanta la mano para que esto siga. Por qué el estudio de mercado que hicimos nosotros en 2014 no lo hizo él hace diez años. O por qué no dice que gracias al lío nuestro hoy entran en la AUF 15 o 16 millones. Por qué no dice que el jugador generó cuatro veces más que eso que ganó.
-Hace un tiempo dijiste que los jugadores no permitirían que se hipoteque el futuro por algunos clubes que están asfixiados. ¿Qué pueden hacer los jugadores para evitar eso?
-Lo que hicimos hasta ahora. La AUF iba a malvender su producto… vamos a ser políticamente correctos y digamos que por necesidad. Dejemos de lado todo lo otro, que todos sabemos. Y nosotros queremos que nuestro valor dentro de la industria sea el valor de mercado, no el que algunos quieran. El jugador debe participar en estas decisiones de aquí en más, es nuestra fuente de trabajo y la cultura y pasión de un país. En relación a América somos el fútbol de peor estructura. Es necesaria gente con capacidad y altruismo, que sepa lo que pasa en el mundo fútbol para que este círculo vicioso de deudas, de favores, de empobrecerse prácticamente a propósito se termine.
-Tu parámetro es Chile.
-Sí. Chile vendió el fútbol local por diez años, cinco más cinco, en 1.500 millones de dólares. ¿Por qué? Porque hicieron un canal propio. Es un país muy parecido al nuestro, con cuatro veces más población pero con mucha clase media, que compra señal del fútbol, y con menos pasión y menos cultura fútbol que nosotros. Pero en contrapartida, un país más serio, con reglas más claras que regulan estos asuntos.
– Pero tiene muchos más abonados a la TV cable.
-No. Hasta hace cuatro años eran 850.000. Es muy parecido al nuestro. Nosotros creemos que debería ser el modelo de la AUF. La Conmebol, después de años de corrupción, el año pasado transparentó el proceso y repartió ahora 1.400 millones. Multiplicó por 40 en dos años. Hay que apuntar a eso.
-Pero hay que esperar a 2025, cuando termina el contrato con Tenfield.
-Yo qué sé… todo el fútbol sabe cómo se gestaron estos contratos décadas atrás. Nunca participó el jugador de fútbol, los árbitros, la gente no tuvo conocimiento de nada porque no se les informó, no hubo llamados públicos, licitaciones, nada. Es tan cerrado el círculo para tanta gente involucrada que inevitablemente, antes o después, pasa lo que pasa ahora: todo el mundo disconforme. ¿Qué validez puede tener un contrato que perjudica a todo el mundo y beneficia a tres? En Europa hay varios países en los que han caído contratos de TV por mucho menos que esto. Varios. Pero claro, no nos podemos comparar, somos tercer mundo
-¿Crees que se puede reducir el plazo establecido?
-Yo creo que con los jugadores, con los árbitros, con la gente queriendo lo mejor, obligatoriamente se va a tener que rever. Por el bien y a favor del fútbol. Obviamente hay gente que se ve perjudicada con la intromisión, digamos, de los jugadores, pero es nuestra vida. ¿Vamos a seguir jugando al fútbol solo en Montevideo? Somos el único país que no tiene un fútbol nacional. ¿Por qué no desarrollamos tres, cuatro plazas fuertes en el interior?
-Se intentó. Tú jugaste en Plaza Colonia y conocés la realidad. El club nunca logró consolidarse.
-Sí, pero no es ejemplo. Tenía que haber sido la selección de Colonia, que lleva 3 o 4 mil personas todos los partidos. Durazno fue campeón del Interior ahora y llevó 6.000 personas a la final. Ningún equipo uruguayo, salvo Peñarol o Nacional, lleva esa cantidad de gente. Hay que pensar un proyecto de fútbol nacional que no sea de clubes, hay que aprovechar esa cultura futbolística del interior a nivel de selecciones. Cualquier ciudad del interior tiene más hinchas y más potenciales socios que el 99% de los clubes de Montevideo. Es posible, necesario, aunque también sé que es difícil, sé lo bravo que es hacer que nos pongamos de acuerdo, pero solo precisás gente con altruismo pensando diez años adelante. Los clubes locales podrían abastecer la selección como ahora, pero jugaría a nivel profesional. Si se arma bien, con más dinero en el fútbol, es posible.
– Has manifestado públicamente tu apoyo a la reelección de Wilmar Valdez como presidente de la AUF. ¿Qué pasa si Valdez no gana?
-(Piensa) Yo no creo que los jugadores acepten seguir en estas condiciones, independiente de quien sea el presidente. Hoy el jugador tiene mucha más información, está más preparado, acompaña lo que pasa en el mundo y no se va a permitir que esto vuelva para atrás. Es insustentable un fútbol donde todos pasan mal menos cuatro. Ojalá que no pase porque ni la gente lo va a tolerar. ¿Te crees que los hinchas de Nacional o Peñarol no están cansados de cruzar el charco y perder, todos los años? Si no hacés un fútbol interno más fuerte, si no podés retener al menos un jugador bueno, no tenés chance. Y para eso tenés que tener una competencia que te haga crecer.
-¿De tus palabras hay que interpretar que los jugadores no permitirían que Valdez no siga?
-No es que no permitirían, no nos compete eso, pero seguramente los conflictos pueden aumentar. Con Wilmar los jugadores, aun con algún desencuentro, tenemos una gran relación, respeto y conocimiento mutuo. Se han hecho cosas que han ayudado al fútbol, a la AUF y al jugador, como independizar 100 % la AUF de terceros y el conocimiento del estado de situación del fútbol, por eso sería lo ideal esa continuidad. Nobleza obliga, hay que decir que Arturo del Campo es del núcleo de dirigentes que nunca debieron alejarse del futbol. Y nuestra lucha también es para que ese tipo de personas vuelva al fútbol y nos ayude en esta trasformación.
-Hace dos semanas, Alfredo Etchandy dijo en este espacio: «Saravia está apoyado por Mujica y el MPP. Y Lugano y Godín son dueños de una cementera, que vende más barato que ANCAP. Eso es parte del conflicto» en el fútbol uruguayo. ¿Cómo lees esa declaración?
-(Se ríe) ¡Etchandy debe tener información que yo no manejo! No me consta eso, pero nos han atacado por todos lados. Una vez, en un programa deportivo de la empresa (N de R: se refiere a Tenfield) fueron empleados del sindicato de ANCAP a hablar del cemento. Yo no sabía si reírme o si llorar. A partir de ahí empezamos a recibir algún tipo de amenazas, como se metieron en su momento con el negocio de Sebastián Bauzá. Así con todos los que de alguna manera se han opuesto al sistema: amenazas públicas, privadas, familiares o sobre inversiones particulares.
En todo caso Etchandy se equivocó: la empresa en la que invertimos acá no le hace competencia a ANCAP sino principalmente a los brasileros y catalanes que son los que dominan ese mercado, por lo poco que sé. Son cosas que te hacen pensar: ¿Dónde vivimos? ¿Si hago una reivindicación me atacan por allá? ¿Qué tendrá que ver? Es una represalia a lo mafioso. Esa es la verdad.
–Como empresario ¿sentiste hostilidad de parte de Mujica?
-No, no. Incluso he hablado en muchas ocasiones con él… no sé si apoya al ex presidente de la Mutual o a Casal y tampoco me interesa. Y no me consta ninguna represalia de su parte, y creo sinceramente que está por encima de esto. Sí me consta que personas que tienen altos cargos, en represalia, nos han investigado y han querido asustarnos.
-Cambiemos de tema. Visitaste al Papa Francisco. ¿Qué impresión tuviste?
Estuve dos o tres minutos con él, en el marco del «partido por la paz». Una energía… tremendo. Qué experiencia. Yo no soy católico fervoroso a pesar de que tuve educación católica, pero cuando me dio la mano sentí una energía, un fuego en el pecho que nunca había sentido en mi vida. Me dejó mudo. «¿No trajo el mate, uruguayo?» me dijo. Le llevé un rosario de mi abuela para que lo bendijera, y me dejó esa duda de qué miércoles sentí.
-Conociste también a Recep Erdogan, el presidente de Turquía.
-Polémico… Turquía es un país infinito, si hablamos de cultura, de la sociedad, es tremendo lo que se aprende. Una figura polémica pero no deja de ser un líder. El fútbol es increíble, te permite conocer gente que jamás hubieras pensado. El príncipe catarí (dueño del París Saint Germán) que en París te invita a tomar un café y al otro día estás en una favela en Brasil. Si tenés apertura para asimilar todo eso es impagable. En un vestuario de Brasil convive uno que vuelve de Europa, millonario, con un guacho que está saliendo de la favela. Es un mundo increíble.
-Ya que mencionás el vestuario, ¿hay un rasgo distintivo de un vestuario uruguayo?
-Somos un país pequeño, tenemos una mística de grupo, de que nos conocemos todos, nos ayudamos y nos peleamos como hermanos. El uruguayo es diferente, debe ser por un tema demográfico y también por la cultura. Igual, no conozco un crack que no sea egocéntrico. A veces si sos muy colectivo no te destacás. Como líder de grupos siempre he dejado que los egos crezcan, porque en el fútbol, en definitiva, las que deciden son las iniciativas personales.
– En eso de que no conocés a un crack que no sea egocéntrico, ¿incluís a los actuales cracks uruguayos?
-También, también. Tengo esa teoría: en un deporte colectivo el que se destaca no es tanto por características futbolísticas sino por personalidad. ¡Andá a no darle la pelota a Diego Forlán, a Luis (Suárez), o pedile a Edi (Cavani) que te la pase dentro del área! O decile a Rogerio Zeni que no pateara un penal en un partido decisivo. Decile algo a Ibraimovich… a Messi, a Cristiano. Y el grupo tiene que potenciar a esas figuras.
-Sos una persona exitosa en el fútbol…-(Interrumpe) Ahí vamos a un tema filosófico ¿Qué es ser exitoso? Te puedo decir que soy exitoso porque en Uruguay, en Brasil, hay padres que me mandan cartas diciéndome que le pusieron mi nombre a los hijos. Y en Turquía o en Francia, en Paraguay, en Málaga, en todos lados donde pasé, siempre en la interna de los clubes me respetan y me quieren. Lo deportivo es efímero, pero esto otro sí me mueve y me pone en la responsabilidad de seguir por esa línea.
*Fotos: Juan Manuel López. Fuente: http://www.montevideo.com.uy/Noticias/Diego-Lugano-canto-Las-40–No-conozco-en-la-historia-un-ex-sistema-mafioso-que-haya-cambiado–uc689819