Dilma Rousseff sobre la reunión del G20: sólo fue un «éxito relativo»
La presidenta brasileña señaló en Cannes —al terminar las deliberaciones— que la Cumbre del G20 alcanzó un "éxito relativo". Dijo también, y la noticia puede sorprender en América Latina, que su gobierno no entregará dinero a la Unión Europea para hacer frente a la crisis, supeditando su apoyo a importantes cambios en el FMI. | ALEJANDRO TESA.
En calidad de coprotagonista entre las economías más poderosas del Orbe, Rousseff estimó que en encuentro de Cannes "dio un paso adelante en la forma de enfrentar la crisis", agravada por la situación en Grecia, cuyo gobierno evalúa —es decir no ha decidido— aplicar el programa de austeridad recomendado por la Unión Europea.
A salvo Brasil de los coletazos del desmoronamiento económico occidental, cebado en las economías europeas y estadounidense —al menos por ahora, porque se aprecian las primeras olas de la marejada mundial en sus costas económicas y financieras—, la primera mandataria reiteró que su gobierno "no comparte" se apliquen en los países que tambalean ajustes costosos e incluso en algunos casos inviables.
Rousseff —de profesión economista— dejó en claro que las finanzas brasileñas no están disponibles para suavizar la crisis en la UE: "El dinero de las reservas brasileñas no pueden ser usadas de cualquier manera", dijo. Pero, quizá para mitigar la acidez de la aseveración, se congratuló de que el G20 haya coincidido en que es necesario un esfuerzo para retomar la senda del crecimiento internacional como factor para deshacer la enredada madeja económica actual.
Otro punto de sus declaraciones —según algunos analistas políticos— constituye o un sarcasmo o un mensaje interno. La presidente de Brasil manifestó que ha surgido entre los países más ricos una preocupación que crece respecto del costo social de los ajustes que se exigen, principalmente en lo que éstos afectan el futuro de los más jóvenes.
Quienes consideraron los dichos de Rousseff un sarcasmo más que una fina ironía, se preguntan si acaso la presidente no tendrá conocimiento de que en todo el sur de Europa son precisamente los jóvenes quienes pagan con el desplome de sus expectativas los efectos del apretar la cincha que exigen las autoridades económicas y las altas finanzas privadas.
Quienes ven en la declaración de la mandataria brasileña un velado mensaje a los poderes económicos y financieros internos de Brasil recordaron que dicho país, junto con Chile, está entre los de mayor desigualdad en el reparto del producto nacional y donde es también enorme el abismo entre los sectores pobres —inmensamente mayoritarios— y la elite que se beneficia con el sostenido aumento del PIB.
Cabe considerar que la sociedad brasileña —como ninguna otra— no está de veras blindada ante la crisis, y que diversos expertos han rebajado en los últimos días las expectativas de crecimiento —situadas en un 5.5% en enero— a solo 3.5%
Precisando acerca de la ayuda que podría prestar Brasil a la UE, Rousseff dijo su país sí podría hacer un aporte de capital al Fondo Monetario Internacional, pero supeditado a que se revise el actuar de la institución y participen en su administración y diseños de políticas los países hoy considerados en el Tercer Mundo o economías emergentes.
El en cierta forma estreno de Brasil como Estado que despegó para codearse con los poderosos —y al cual los poderosos tienen que oír, si no por su propio peso, entre las diez economías más importante del globo, al menos como parte del grupo BRICS— fue medido, procurando no "patear el tablero" en tiempos tormentosos,
Empero en charlas bilaterales con otros jefes de gobierno, Rousseff dejó en claro que se pronuncia por cambios en la ONU puesto que la actual composición, por ejemplo del Consejo de Seguridad, no refleja la realidad de los equilibrios mundiales, anclado en la realidad post segunda guerra mundial. También abogó por la protección del ambiente natural (no mencionó la deforestación de Amazonia) reclamando a las principales economías que asuman su responsabilidad en el cambio climático.
La próxima reunión del G 20 tendrá en Brasil en junio de 2012.