Discusión acaso bizantina: Montaner, golpe y propaganda

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Arturo López Levy*

Las afirmaciones de Granma contra Carlos Alberto Montaner, acusándolo de ser “asesor” del gobierno golpista de Roberto Micheletti en Honduras crearon gran revuelo en el exilio cubano. Al margen de los detalles de la relación de Montaner con el gobierno de Micheletti, la pregunta central es: ¿Hubo un golpe de Estado en Honduras? De la respuesta a esa interrogante –no de si Montaner se reunió con Micheletti– depende la validez de los cuestionamientos a su ética. Sí hubo golpe, el apoyo de Montaner al mismo es éticamente incoherente con su supuesta promoción de la democracia en Cuba.

¿Hubo golpe en Honduras?
El domingo 28 de Junio, un comando militar hondureño asaltó la casa del presidente Manuel Zelaya Rosales. Le pusieron un fusil en el pecho y le dijeron que si intentaba usar el celular lo mataban. Zelaya fue secuestrado en pijamas y transportado a la fuerza en un avión militar a Costa Rica.

El coronel Hebert Ineztrosa, asesor jurídico de las Fuerzas Armadas Hondureñas reconoció que se cometió “un delito”, y que la cúpula militar decidió por su cuenta su expulsión. Una vez que el presidente volaba a Costa Rica, los militares convocaron al congreso para designar un nuevo presidente, usando una falsa carta de renuncia fechada tres días antes del golpe.

Justicia no es la apariencia de justicia o simular un debido proceso retroactivamente, es respetar la constitucionalidad. El procedimiento para reemplazar a Zelaya no fue justo ni legal.

La democracia se basa en la igualdad ciudadana, sin exclusiones. Esto es valido tanto para Cuba como para Honduras, donde ha habido, incluso después de la transición de 1982, un sistema oligárquico bipartidista en el que compiten un partido de centro-derecha, el liberal y otro de derecha, el nacional.

Cada vez que alternativas de izquierda han prosperado, el ejército las ha reprimido.

Es claro que en Cuba, los oponentes del comunismo son excluidos, pero ¿es el modelo oligárquico hondureño, que Montaner defiende, democrático?

El coronel Ineztrosa dijo que los militares hondureños no obedecerían un gobierno de izquierda. Montaner debe explicar desde cuando en una democracia representativa, los militares escogen gobierno. ¿Con que ética pueden la derecha cubana y Carlos Alberto Montaner hablar de democracia para Cuba mientras apoyan un golpe y esas conductas oligárquicas?

Entre propagandistas anda el juego
Cualquiera que haya ido a la escuela por más que la merienda sabe que Granma no es una fuente objetiva sobre los oponentes del gobierno cubano. No es que nunca diga verdades, pero más que un periódico clásico, Granma es un tabloide de agitación. Como en Cuba los oponentes del gobierno no gozan de libertad de expresión, la tarea de los funcionarios que escriben en sus páginas es adivinar lo que bulle en la mente de sus superiores del partido comunista y plasmarlo con mayor o menor creatividad.

La chapucería de los golpistas hondureños hace dudar que Carlos Alberto Montaner, un político inteligente, los haya asesorado. Para poner un ejemplo, Enrique Ortez, primero canciller y actual ministro de interior de los usurpadores, nos recuerda la opinión de Trostky sobre el intelectual liberal Dwight McDonald: “Todo el mundo tiene el derecho a ser estupido, pero el camarada McDonald abusa del privilegio”.

Ortez abusó del privilegio, diciendo que “Estados Unidos ya no es el bastión de la democracia” y que Obama era “un negrito que no sabe donde queda Tegucigalpa”.

¿Para que los militares hondureños necesitan a Montaner? Paradojas, para lo mismo que los comunistas hacen contra el: “propaganda, desinformación, “medidas especiales” propias de gobiernos totalitarios”.

Para eso, Montaner, como Lucia Pinochet y Álvaro Vargas Llosa, ha prestado su pluma.

Montaner desinforma al decir que el presidente Zelaya buscaba la reelección indefinida. Montaner sabe que el viernes antes del golpe, Zelaya aclaró que en la convocatoria a una constituyente su reelección no era posible y que si el pueblo la aprobaba solo seria valida para sus sucesores. Zelaya lo repitió en su discurso en la ONU el martes después del golpe. Montaner lo sabe, pero repitió el argumento anti-reeleccionista como justificación contra Zelaya.

Montaner ha presentado a Zelaya y su canciller Patricia Rodas, como los principales obstáculos a una solución en ese país. En una columna que escribió sobre la mediación de Oscar Arias, llamó a Zelaya “inflexible”, denunciando su “terca e inconstitucional insistencia” en arrastrar a su país al “socialismo del siglo XXI”. Montaner presenta a Zelaya como destituido por el congreso por los delitos que, según él, “probablemente” cometió.

¿Cómo juega esa versión con la renuncia falsa y el reconocimiento de los militares de que el congreso y la corte actuaron luego de que ellos ya habían secuestrado a Zelaya? ¿Si es un criminal por que no dejan a Zelaya aterrizar en Tegucigalpa para juzgarlo?

Montaner creó la tesis del golpe de Estado humanitario “a posteriori”, opuesta diametralmente a la del presidente Barack Obama, de que el golpe es un “mal precedente” en la región. Según Montaner, el golpe debe permanecer y las elecciones adelantadas bajo la administración usurpadora, para evitar un “baño de sangre”. Resulta que la resistencia de los constitucionalistas, no la de los golpistas, es la causa de los enfrentamientos. ¿Quién en su sano juicio cree que Romeo Vázquez y sus militares golpistas pueden organizar elecciones libres y justas en Honduras?

Dando ejemplos de la misma difamación que denuncia, Montaner atacó al Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza denunciándolo como falta de crédito, “por su parcialidad a favor de Chávez” y “la pésima imagen que dejó en los hondureños”.

¿Cuáles son sus evidencias? ¿Es que acaso solo los golpistas son hondureños? ¿De donde saca que usar la Carta democrática para defender a Zelaya es parcializarse por Chávez, si el acuerdo de la OEA contra el golpe fue unánime? ¿De donde saca que los golpistas son más populares que Zelaya?

Montaner ha dicho incluso que la OEA esta condenada a desaparecer porque no sirve a los intereses de Estados Unidos. ¿Es que acaso la función de una organización multilateral es solo servir a uno de sus miembros? ¿De donde saca que los intereses de Estados Unidos son los mismos que los de las oligarquías latinoamericanas?

Al margen de ideologías, Montaner es tan propagandista como Lázaro Barredo. Si los golpes de estado son de derecha los apoya sin pudor.

Un saco de contradicciones

La incoherencia de Montaner respecto a la crisis de Honduras no sorprende pues su supuesto pensamiento liberal es un closet de contradicciones más grande que el teatro nacional.

En principio, la posición liberal clásica no es coherente con la declaración universal de derechos humanos que postula que los derechos políticos y civiles son tan importantes como los derechos económicos sociales y culturales. Como demostró el profesor Robert Dahl, de la Universidad de Yale, las democracias modernas son economías mixtas. No pueden ser economías de comando ni de mercado sin regulación.

Pero no es por eso que crítico a Montaner sino por no ser coherente siquiera con el liberalismo que postula. Para ejemplo esta el apoyo de Montaner al embargo contra Cuba. Si algo aprendí en el Instituto Cato, bastión del liberalismo clásico en Wáshington, es a pensar dos veces antes de cuestionar a Milton Friedman desde esas posiciones. Friedman –como el Instituto Cato– se opuso al embargo. Desde una lógica liberal clásica, la promoción del comercio, mientras menos regulado mejor, avanza la libertad. Los embargos comerciales solo se justifican en relación a materiales estratégicos, como armas nucleares.

La prohibición de viajar es otro caso ilustre. El liberalismo considera la libertad de movimiento un derecho inalienable y vehiculo de trasmisión de ideas. El gobierno no tiene autoridad para regularlo. Montaner apoya las prohibiciones de los viajes de estadounidenses a la isla.

Fuera de sus funciones de orden y seguridad, no hay justificación –en el argumento liberal clásico– para que el Estado mínimo cobre impuestos o gaste presupuestos en otras funciones. ¿Cómo explica Montaner que si los impuestos no pueden ir siquiera para la salud publica, el recibiera del contribuyente estadounidense subvenciones a sus opiniones en TV Marti? Opiniones subsidiadas y mercado libre: ¿Cómo combinan?

Ahora que Obama es presidente, Montaner acusa a Estados Unidos de ser “una republica bananera” por no tener un presupuesto equilibrado. ¿Por qué no lo dijo cuando Bush era presidente y no había la crisis económica actual? Como buen propagandista sabe que los errores de los correligionarios se critican en el pasado, no en el presente.

Sin subterfugios

La militancia golpista de Montaner representa a la derecha, pero no a la oposición cubana en general. En acto digno de encomio, ocultado no solo por Granma, sino por los medios en el exilio, el Arco Progresista condenó el golpe inmediatamente.

Es lamentable que la derecha se embarque tan irreflexiva en el apoyo al golpe de estado en Honduras. Calificar de “gentuzas” a los partidarios del presidente depuesto tiene el tufo de liberalismo oligárquico que la republica cubana empezó a rebasar con la revolución de 1933. La derecha cubana mas joven, sobre todo, los demócrata-cristianos, debería producir una doctrina moderna e inclusiva de todos los derechos y ciudadanos.

Montaner se abrazó al mástil de Micheletti. Que condene el golpe con honestidad o eche su suerte con la ignominia. Sin subterfugios.

* Candidato á Doctor en Estudios Internacionales en la Escuela Josef Korbel de Estudios Internacionales de la Universidad de Denver. Se graduó de licenciatura en estudios internacionales en La Habana en 1992.

El texto original contiene la siguiente nota del autor:

"Este artículo fue sometido a Encuentro en la Red donde he publicado habitualmente sin ninguna censura. Según el amigo Pablo Díaz, el consejo de Redacción decidió no publicar el artículo pues cuestionaba la carrera política de Carlos Alberto Montaner a solo una semana de haber sido víctima de unos ataques de Granma. Discrepo de sus criterios.
"Primero: El artículo no se basa en los ataques de Granma sino en los escritos del propio Montaner.
"Segundo: no considero a Montaner ni a ningún político opositor o del gobierno como vaca sagrada a la que no se puede criticar su carrera política o argumentos, este o no bajo los ataques de Granma.
"Si se puede criticar a Fidel y Mariela Castro o a Marta Beatriz Roque, algo en lo que estoy de acuerdo, ¿por que no se puede criticar a Montaner? La mejor contribución que el exilio puede hacer a la democracia en Cuba es practicar lo que predica: un debate abierto, racional y sin insultos. El lector puede juzgar".

Addenda

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Encuentro en la red (www.cubaencuentro.com) autodefinida como "Portal de la comunidad cubana con servicios, noticias y artículos de opinión". La comunidad cubana aludida no es aquella que reside en Cuba.

Carlos Alberto Montaner (La Habana, 1943) reside en Madrid desde 1970. Es escritor y periodista. En 1990 creó la Unión Liberal Cubana junto a cubanos  exiliados y radicados en Cuba. La ULC pronto se afilió a la Internacional Liberal. En 1992 Montaner fue elegido vicepresidente de la Internacional Liberal, cargo que ocupa desde entonces.

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