Diversidad sexual en Latinoamérica: Vivir la vida fuera de las convenciones

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Taiana González*

Convivir con miradas insultantes, ser negadas como sujetos con plenos derechos, ver como se cierran puertas y además ser empujadas hacia la prostitución, parece ser la condena por nacer en el cuerpo equivocado. 
 
Dicen que los años traen sabiduría, aprendizajes, y consecuentemente cambios en las formas de pensar y de ver el mundo. Sin embargo, los hechos se encargan de demostrar lo contrario, porque muchas sociedades en pleno siglo XXI, viven hundidas en viejas concepciones. Ese “atraso” queda a la vista, en temas que durante siglos fueron tabú. Un ejemplo claro es la diversidad sexual.
Diariamente la sociedad vive en contacto con distintas expresiones de diversidad (sexual, étnica, cultura, de edad, entre otros), y aunque sea lamentable, es muy común encontrar voces que condenan la “diferencia”, o que juzgan todo accionar que no consideran “políticamente correcto” porque no se encuentra dentro de sus “parámetros tradicionales”.
 
Para entender de qué se trata la diversidad sexual, hay que tener en cuenta tres dimensiones importantes que no deben ser dejadas a un lado: la orientación sexual -dirección erótico-afectiva del objeto amoroso-; la identidad sexual -definición sexual que adopta la persona-; y la expresión sexual -preferencias y comportamientos sexuales-.
 
Como se sabe, todo tema controvertido y de fuerte impacto social, siempre pone en escena pensamientos contrapuestos, y como es de esperar, éste no es la excepción a la regla. (Ver: “ ‘Somos todo lo que discriminas’ ”. APM 21/11/2005).
 
A pesar que América Latina ha registrado importantes avances legislativos en materia de sexualidad, no es fácil poner en práctica las normas al respecto, porque la discriminación y el maltrato siempre están presentes en sociedades que no se atreven a enfrentar cambios profundos.
 
A la hora de discutir sobre sexualidad, es fundamental tener en cuenta, que ésta va más allá de los conceptos morales que existen. Para poder profundizar, es necesario enmarcarla dentro de los derechos de las personas, desde el respeto y la libertad.
 
Pero poco parece importar que la libertad sexual sea un derecho humano, porque las personas que han decidido vivir la sexualidad tal como la sienten, a diario se ven envueltos en hechos de discriminación, que se traducen en violencia, prejuicios, burlas e incluso miedo hacia quien se considera “diferente”.
 
Ser homosexual, bisexual, transexual o travesti, no es una enfermedad, ni sinónimo de perversidad y mucho menos constituye un delito. Por eso más que un concepto, la diversidad sexual, debe ser entendida como un principio que permita aceptar, respetar y vivir con la diferencia, de acuerdo a lo que señala la psicóloga Mayra Rodríguez, miembro del Centro Nacional de Educación Sexual cubano (Cenesex).
 
A la hora de pensar la sexualidad como un derecho, es necesario resaltar la importancia que adquiere la “identidad sexual”, dado que está vinculada con la identificación de un sujeto en sociedad.
 
Cuando se habla de identidad, se hace referencia a un conjunto de atributos, tanto biológicos como de la personalidad. Pero aunque parezca algo sencillo, que tenemos desde el momento mismo del nacimiento, es un tema por demás delicado, dado que en algunos casos “la apariencia externa no da realmente cuál es la identidad ni la orientación sexual de las personas, porque va más allá de eso, hay que estudiar psicológica y biológicamente cada caso”, explica la psicóloga del Cenesex.
 
Debido a esta incongruencia entre el sexo asignado al nacer y el sexo psicológico muchas personas se ven obligadas a adecuar su cuerpo, a esa sensación emocional, afectiva y psíquica -es decir a su mente-. Al respecto, la Asociación Internacional de Disforia de Género Harry Benjamín, explica que “la mente no puede ajustarse al cuerpo y el cuerpo debe ser cambiado para adaptarse a la mente”.
 
Según el especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México, Rafael Salín Pascual, se calcula que a nivel mundial, hay 1 transexual por cada 30.000 habitantes. Los “trans”, no sólo deben afrontar el traumático hecho de vivir en el cuerpo equivocado, sino que además se ven obligados a “aprender” a convivir con la discriminación en todos los ámbitos de la vida.
 
Como se sabe lo laboral es sumamente importante para cualquier persona, no sólo por ser el pilar fundamental para la estabilidad económica, sino porque además, es un ámbito de socialización y crecimiento. Pero ese espacio en muchas oportunidades se cierra, justamente por la intolerancia a la diferencia.
 
La falta de compromiso social en torno al tema, se ha materializado, y por eso es cada vez más común, que sean rechazadas las solicitudes laborales de las personas transexuales y travestis, sin tener en cuenta las aptitudes y las capacidades. Si por esas casualidades que tiene la vida, logran ser incorporadas, se les niegan ascensos, e incluso son ubicadas en puestos de menor importancia o que nadie está dispuesto a ocupar.
 
Pero también hay otra condicionante a la hora de conseguir empleo; la falta de educación. El secretario de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), Marcelo Suntheim asegura que “en Argentina más del 95 por ciento de las personas transexuales y travestis no han terminado la escuela secundaria, y ese es el motivo más importante que las lleva a no conseguir trabajo."
 
Es una triste realidad, pero es cierta. Muchas travestis y transexuales, sometidas a constantes humillaciones, dejan sus estudios porque en el ámbito escolar se sienten despreciadas y discriminadas.
 
Esta exclusión laboral, en el mayor de los casos, deriva en situaciones de riesgo. Es necesario tener presente, que ante la negativa, muchas veces se ven empujadas a la prostitución, actividad que sin dudas, lejos está de los ideales pensados para su vida. Sobre todo si se tiene en cuenta que es una actividad rodeada de todo tipo de imposibilidades de crecimiento y de futuro, ya que no reciben pensión o jubilación justa.
 
La Asociación de Lucha por la Identidad Travesti-Transexual (ALLIT), asegura que en los últimos 5 años, murieron en Argentina 540 travestis a causa del sida, y como consecuencia de cirugías clandestinas o asesinatos a manos de la policía. Estas cifras revelan el peligro que corren ejerciendo la prostitución, puesto que no se garantizan derechos fundamentales como la salud por ejemplo.
 
Argentina es uno de los países que mayores pasos ha dado en materia de diversidad sexual y de inclusión de las transexuales y travestis. Tanto es así que ALLIT, creó una cooperativa de trabajo dedicada a la producción textil, como una alternativa ante el desempleo que las obliga a meterse en el mundo de la prostitución.
 
"La sociedad no nos ve como una fuerza productora de trabajo. Nadie de ALLIT pudo trabajar fuera de la prostitución. Además, es hora de reclamar también por nuestros derechos económicos y terminar con los prejuicios", aseguró Lohana Berkins, presidenta de la asociación en la que trabajan 30 travestis y transexuales.
 
Si bien la legislación en América Latina es casi nula, Argentina se ha encargado de dar pasos importantes para marcar el rumbo a seguir en torno a un tema tan delicado e importante como es la aceptación a la diversidad sexual.
 
Por primera vez en Latinoamérica, un transexual va a poder cambiar de identidad sin necesidad de realizarse previamente una cirugía. Lógicamente este fallo, ayuda a afianzar la identidad sexual de Tania Luna, quien aseguró que para ella "el nombre es algo fundamental. Lo básico es la identidad, lo morfológico es sólo una cuestión biológica."
 
Es fundamental resaltar la importancia del tal avance, ya que como explicó a BBC el secretario de la CHA: “el fallo sienta precedentes en toda Latinoamérica y el Caribe, ya que es el primero en la región y uno de los primeros en el mundo".
 
Otro dato importante es que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, existe un proyecto de ley para que sea respetada la identidad de género. En el artículo 2 del mismo, se establece que “deberá respetarse la identidad de género adoptada por travestis y transexuales que utilicen un nombre distinto al consignado en su documento de identidad y, a su sólo requerimiento, el nombre adoptado deberá ser utilizado para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión administrativa…” en el ámbito de la ciudad.
 
Tal como asegura el Vicepresidente 11 de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Diego Santilli, “la identidad de género es un derecho humano básico que debemos respetar en todos los ámbitos públicos y privados”.
 
En el camino a la igualdad legal, es importante sumar por ejemplo la legalización de la unión civil entre personas del mismo sexo, y la pensión por viudez para parejas gays.
 
Para promover la igualdad de género y defender el respeto a la diversidad sexual, representantes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, miembros plenos del Mercado Común del Sur (Mercosur), así como también de Chile y Venezuela -países asociados-, se reunieron en Porto Alegre en el “ XIII Encuentro de Altas Autoridades en Derechos Humanos del bloque suramericano”.
 
En dicho encuentro, comenzaron a resaltarse los puntos claves que integraran un documento que será presentado en diciembre, en la próxima Cumbre de jefes de estado del Mercosur, a celebrarse en la ciudad brasileña de Salvador. Es importante tener en cuenta, que éste no es el primer intento encabezado por el Mercosur para frenar el avance de la discriminación sexual. (Ver: “Condenan discriminación sexual y de género”. APM 11/09/07).
 
La sociedad en su conjunto, vive presa de las miradas ajenas, y a diario está sometida a resistir vejaciones y maltratos por pensar o sentir distinto. Por vivir la vida fuera de las convenciones, las personas se convierten en víctimas. El crimen parece ser, seguir lo que dicta la propia voluntad. Por todo esto, no quedan dudas que la discriminación sigue siendo un tema pendiente, y para lograr una gran transformación es necesario un profundo compromiso.
 
El reconocimiento de los derechos sexuales, es fundamental para crecer y forjar una sociedad justa, pero hasta que eso no ocurra, seguirá existiendo violencia hacia los derechos humanos. Tal como señala Virginia Lucas, miembro del Área Académica Queer Montevideo, es necesario "integrar las diferencias en procura de una práctica democrática saludable”.
 
* Publicado en APM

 

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