En menos de una semana, cientos de sirios han sido asesinados y cerca de 80.000 han tenido que volver a huir de sus hogares en la ciudad de Al Sueida, al sur del país. Lo que según la prensa local empezó por un conflicto entre los beduinos y los drusos, se ha convertido en un nuevo pretexto para otra intervención militar israelí en Siria. Desde el 13 de julio, decenas de miles de lugareños viven atemorizados, sin los servicios básicos de electricidad y agua, mientras la situación se agrava, en medio de los bombardeos israelíes en «apoyo a los drusos».

En realidad, todo empezó cuando la coalición anti-Asad (formada por Israel-EU, Turquía, y los países árabes del Golfo Pérsico) se rompió en diciembre pasado, tras alcanzar su objetivo, que era expulsar a Bashar al Assad del poder. Entonces, a Israel no le gustó que Washington aceptara la propuesta de Turquía de colocar a un tal Ahmed al-Sharaa, en el Kaser ‘l Shaab (Palacio del pueblo) en el trono del ex presidente, y no por ser un criminal de Al Qaeda, sino por ser un títere de Ankara, el principal rival del Estado Judío en la zona. Itamar Ben-Gweir, ministro de Seguridad Interna de Israel, ha propuesto matarlo, sin más.
Pero «no hay bien que por mal no venga», pensó Tel Aviv: un yihadista de presidente sirio es el mejor pretexto para declararle la guerra y ocupar las regiones estratégicas del país euroasiático. Por lo que, desde el mismo día de la caída de Asad, Israel empezó a bombardear lo que quedaba de la infraestructura siria: aeropuertos, puertos, bases militares, instalaciones eléctricas, etc.

Al Sueida es el hogar de la comunidad mayoritaria drusa y los beduinos sunitas. Los drusos son de religión chiíta, su rama septimana o ismailita (los de Irán son duodecimanos), y no se consideran musulmanes, debido a que subrayan en su credo los elementos prestados de religiones antiguas persas (mitraismo y zoroastrismo), el budismo y los credos semíticos. Su nombre se deriva del apodo del predicador Muhammad bin Ismail ad-Darazī (del persa darzi, «costurero»). Amal Ramzi, la esposa de George Clooney, y una de los abogados de Julian Assange, es drusa libanesa.
Los verdaderos objetivos de Netanyahu
A nivel táctico son:
1. Escaparse otra vez, y con una nueva guerra, de los juicios que tiene pendientes, por corrupción. El 16 de julio aplazó la audiencia que tenía alegando cuestiones de seguridad clasificadas, para ir a bombardear a los beduinos sirios.
2. Desviar la atención interna de la crisis del Gobierno tras la salida de los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá del ejecutivo.
3. Abrir un nuevo frente de tensión para que el asunto del «regreso de los rehenes a casa» y el fin del genocidio palestino se conviertan en temas secundarios.
4. Poner a Damasco entre la espada y la pared: si no responde a los ataques israelíes pondría de manifiesto su incompetencia, y si lo hace provocaría más bombardeos e incluso el asesinato del Bin Laden sirio y los altos cargos de su régimen.
A nivel estratégico
5. Impedir una Siria unida y fuerte, desintegrando el país en varios cantones, mediante el patrocinio de movimientos secesionistas étnico-religiosas (kurdo, druso o alaví), para después ejecutar la política de «intervención preventiva», vía agresiones militares bajo el pretexto de proteger a las minorías oprimidas. ¿Por qué Turquía pensó que después de convertir a Siria en un Estado Fallido durante los últimos 14 años, ahora puede pegar las piezas rotas y volver a unirlas?
6. Expulsar a Turquía, la principal amenaza estratégica al proyecto del Gran Israel, de Siria, mediante:
a) Evitar bases militares turcas: Ahmed al-Shara había pactado con Erdogan cederle el aeropuerto de Hama, y las bases aéreas T-4 y la Palmira en la provincia de Homs, para instalar aviones de combate y sistemas de defensa turcos, lo cual daría ventajas militares a Turquía en el Mediterráneo Oriental. Israel no se lo iba a permitir: en abril las bombardeó.
b) Impedir, de forma preventiva, que Turquía y Qatar utilizasen la causa palestina para albergar a Hamás en Siria.
c) Tentar a los kurdos sirios (que hasta hoy se han negado a entregar sus armas a Damasco, desobedeciendo al PKK) para unirse a Israel a cambio de una autonomía, en la mismísima frontera de Turquía.
d) Una confrontación directa con Ankara si hace falta (que lo hará).
7. Sabotear el plan de los países árabes del Golfo Pérsico, que apoyan a Al Sharra, de acceder al Mediterráneo.
8- Deshacer los planes de Trump por una siria unitaria bajo el control árabe-turco. Las ordenes de Washington para que la organización kurda Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) se sometiera a la autoridad de los islamistas de Al Sharra, desarmar y disolver a PKK estaba en esta línea Washington, que pretende “pacificar” Oriente Próximo para empezar a unir los oleoductos del Golfo Pérsico y los de Eurasia al Mediterráneo, abasteciendo a Europa para poder eliminar a Rusia de este mercado: sólo le queda derrocar al totalitarismo chiíta de Irán, y no por fascista, o querer ser autónomo, ni siquiera por fabricar armas nucleares (lo hizo Pakistán también, en 1972), sino por querer usarla contra Israel (que Pakistán apunta a la India no pasa nada).
Los elogios de Trump al terrorista de Al Qaeda, quien según él es «joven, atractivo y resiliente», no había sentado nada bien a Netanyahu, ni mucho menos que levantase las sanciones estadounidenses contra Siria el pasado 30 de junio. En EU continúa el pulso entre los que priorizan la contención de China como el principal desafío del capitalismo global, y los NeoCon proisraelíes que siguen con el proyecto del Nuevo Oriente Próximo. Éstos ya han ganado el terreno: el plan «regime change» en Irán avanza con los preparativos de un nuevo ataque, para remodelar Asia Occidental.
8. Ocupar los territorios sirios para luego ofrecerle a Damasco “Paz a cambio de tierras”: luego aunque haya paz no le devolverá las tierras.
9. Controlar el Kurdistán iraquí y sus inmensas reservas de petróleo, y sin pasar los ductos por Siria. El Corredor de David forma parte del proyecto Gran Israel: «desde el Eufrates hasta el Nilo”, o sea, los territorios de Egipto, Siria, Irak, Líbano, Kuwait, Arabia Saudí, Jordania y Palestina y también la Anatolia de Turquía. No es ninguna broma: Israel-EU ya han desmantelado los Estados de Irak, Afganistán, Libia, Siria, Yemen y Sudán. Faltan Irán y Turquía.

10. Hacerse con el control de las tierras fértiles en el sur de Siria y sus recursos hídricos. Por el momento, ha ocupado el Golán, Jabal al-Sheikh, y zonas en Quneitra y Daraa. Su plan es crear una franja, a la que los sionistas llaman el “Corredor de David”, que integra los Altos del Golán hasta el río Eufrates en el noreste de Siria y la vasta región de Al-Tanf controlada por EU y los kurdos, en la frontera con Turquía.
China y Rusia miran satisfechos por cómo Netanyahu vuelve a empantanar a EU en Oriente Próximo. Fue durante su invasión a Irak (1991-2003) cuando Bejín y Moscú establecieron una alianza estratégica que puso fin a una década de la hegemonía mundial unitaria de EU, iniciada con la caída de la URSS en 1992.
Erdogan se encuentra en un callejón sin salida: a más intervención en Siria, más probabilidades de enfrentar una guerra directa con Israel (siempre respaldado por EU), la otra opción es observar cómo pierde un país en el que ha invertido cientos de millones de euros para destruirlo y dominarlo, y ahora deberá entregárselo en bandeja al enemigo.
En la propia Turquía ya hay choque entre los que se oponen a derramar sangre turca para apuntalar a Al Qaeda en Damasco, y los neo-otomanos, que para impedir una autonomía kurda en su frontera, y un aumento cualitativo del poder militar de Israel, abogan por invertir vidas y dinero, a cuenta de los trabajadores de Turquía y Siria, en la guerra contra el sionismo, aunque eso sí, recibirán el aplauso de un sector de la izquierda no turca (sino de sofá europeo), obsesionado con Israel que no con el imperialismo y las guerras, que son simples ajustes en el mercado empapado de sangre de millones de desheredados del capitalismo.
En estos momentos, Siria está bajo el control de Israel, al igual que el presidente de EU Donald Trump. Hace años que el capitalismo más bélico ha conseguido borrar del mapa al movimiento antimilitarista: aquí 33 reflexiones al respecto.
Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.