Ecuador. Carta Abierta – LA COMUNA A LOS MILITANTES DEL PARTIDO SOCIALISTA
El compañero Enrique Ayala Mora, miembro de la cúpula del Partido Socialista, en su artículo La elusiva unidad , afirma:
“Si la izquierda en el Ecuador participará(sic) unida en los procesos electorales, haciendo una suma de resultados anteriores, podría alcanzar un 17 por ciento de los votos. Si a esto se añade el efecto de la experiencia unitaria y la expectativa que crea, su votación pudiera superar el 20 por ciento. Y eso le daría un primero o segundo puestos en primera vuelta”,
datos irrefutables a la luz de los resultados electorales de octubre del 2002 y de la actual situación política del país, principalmente luego del triunfo alcanzado por el movimiento popular en el caso de la OXY y del TLC.
Sin embargo de la convicción que manifiesta el compañero Enrique Ayala respecto a las expectativas electorales de la izquierda ecuatoriana, en el mismo artículo pretende justificar su abandono de los esfuerzos unitarios, con el argumento del cinco por ciento. Efectivamente Ayala argumenta:
“Los partidos de Estado, que durante décadas han tenido control sobre las instancias legislativas y sobre el TSE, se han cuidado de mantener que cada partido deba cumplir el cinco por ciento de los votos para poder seguir existiendo. Las alianzas no se promueven. Se penalizan. Si se juntan dos o más partidos tienen que dividir sus votaciones para alcanzar el porcentaje mínimo individual. Por ello es preferible ir separados”.
Argumento inconsistente, insostenible, si se recuerdan las siguientes circunstancias:
1. En el marco de la unidad de la izquierda ecuatoriana concurren tres partidos legalmente reconocidos: Pachakutik, el Movimiento Popular Democrático y el Partido Socialista;
2. Como lo asevera el propio Enrique Ayala, la votación alcanzada se debe dividir para los partidos que son parte de la unidad, de conformidad con lo que establece el artículo 37 de la Ley de Partidos Políticos;
3. Si la votación alcanzaría los porcentajes establecidos en el artículo de Enrique Ayala, y se mantendría la relación aritmética por él sugerida, esto es dividir los votos obtenidos para los tres partidos antes citados les correspondería un mínimo del 5.66 por ciento y un máximo del 6.66, con lo que se satisfaría lo establecido en el artículo 35 literal c. de la Ley de Partidos Políticos.
En consecuencia, por todo lo antes expuesto el argumento esgrimido para abandonar el esfuerzo unitario de la izquierda ecuatoriana no es procedente. Ante ello vale preguntarse: ¿Cual es la razón para que la fracción hegemónica de la dirección del Partido Socialista no haya aplicado la irrefutable lógica aritmética que se deriva del planteamiento de Enrique Ayala?, ¿cuáles fueron los objetivos perseguidos con la adhesión a la candidatura de Rafael Correa?
Las respuestas las encontramos en razones totalmente ajenas a los intereses de la indispensable unidad de la izquierda ecuatoriana, de la cual debe ser parte el Partido Socialista Ecuatoriano, por su trayectoria histórica. Se las ubica en la bastarda aritmética del oportunismo. Veamos nuestras razones.
1. El artículo 37 de la Ley de Partidos Políticos establece que: “Para calcular el cuociente electoral al que se refiere el literal c) del artículo 35, solo se tomarán en cuenta las elecciones pluripersonales”. En consecuencia, los resultados electorales para Presidente y Vicepresidente de la República no se consideran en el cálculo del 5 por ciento, por lo que no cabe utilizar el argumento del cinco por ciento para retirar el apoyo al compañero Luís Macas, candidato de unidad de la izquierda ecuatoriana.
2. La Ley de Partidos Políticos, en el mismo artículo 37 estipula que: “Para efectos de la aplicación del cuociente establecido en el artículo 35, literal c) de esta Ley, en el caso de alianzas pluripersonales, la votación que obtengan los partidos políticos aliados, se dividen en porcentajes proporcionales a los resultados de la anterior elección, de conformidad con la alianza nacional que se hubiere efectuado, tomando en cuenta que los partidos políticos aliados deberán inscribir las candidaturas, en conjunto con los números que representen a cada partido, y en un solo casillero”.
Por lo que y en consecuencia, de presentarse listas unitarias para las elecciones pluripersonales, cabría la aplicación de la división antes planteada, la que determinaría que el Partido Socialista alcance un porcentaje superior al 5 por ciento, perdiendo, entonces asidero los argumentos utilizados para adherir a la candidatura de Rafael Correa, en contra de las decisiones unitarias de las bases socialistas de apoyar al compañero Luís Macas.
3. Por lo expresado en los dos numerales inmediatos anteriores, es evidente que las razones que explican el comportamiento anti unitario de una fracción hegemónica de la dirección del Partido Socialista no se encuentran en el campo de reflexión que sugiere el compañero Enrique Ayala. Radica, sin tapujos ni medias tintas, en los intereses de los compañeros que aspiran a ser candidatos a diputados por las provincias de Azuay, Cañar, Bolívar e Imbabura, quienes negociaron con Rafael Correa para ser ubicados en el primer lugar de las listas.
Específicamente, Guadalupe Larriva por Azuay, Segundo Serrano o su hijo Trotsky Serrano por Cañar, Fabián Solano, sobrino de Segundo Serrano por Bolívar y Silvia Salgado por Imbabura. Esta es la verdad inobjetable, por lo que nos reafirmamos en que la fractura de la unidad de la izquierda propiciada por la fracción hegemónica de la dirección del Partido Socialista, obedece a esa aritmética del oportunismo más repudiable. No responde a la necesidad de optar por la supervivencia del Partido Socialista. Peor a la defensa del socialismo o a la decisión de transformar el país, tesis por la cual siempre lucharon los mejores hombres del otrora glorioso Partido Socialista Ecuatoriano. Gloria y lucha que debe ser reivindicada hoy más que nunca en que las contradicciones de las clases dominadas con las dominantes alcanzan niveles de elevada conflictividad.
Si el oportunismo es la razón de la alianza entre la fracción hegemónica del Partido Socialista y Rafael Correa, vale preguntarse: ¿cuál es el interés de Rafael Correa en esta alianza?. La respuesta es simple si se recuerdan las razones por las cuales Ralph Murphine abandona la asesoría de Correa: el descenso acentuado de Correa en las preferencias electorales y la consecuente imposibilidad de recolectar las 97.000 firmas que debe presentar al Tribunal Supremo Electoral para inscribir su candidatura.
En consecuencia la fracción hegemónica de la dirección del Partido Socialista une al oportunismo la vergüenza de convertir al glorioso Partido Socialista en “prestanombre” para un candidato que, ni remotamente, representa el ideario socialista, como lo demuestra una breve comparación entre el enunciado de que: “El Partido Socialista se halla convencido de que la única forma de realizar sus postulados será el gobierno del Pueblo por el Pueblo: la dictadura de los obreros, campesinos y soldados, que verifiquen la completa extinción del dominio capitalista”, con los contenidos del programa de gobierno exhibido por Rafael Correa.
Por ello y ante ello, La Comuna se permite dirigir esta Carta Abierta, consciente de que las bases del Partido Socialista sabrán aplicar la norma partidaria que estipula que: “Los afiliados al Partido fiscalizarán, constantemente, a sus representantes quienes están obligados a dar cuenta de su actuación la que, en todo momento, deberá ceñirse a los respectivos Programas y Estatutos. Esta fiscalización se llevará a cabo en la mayor escala posible a fin de interesar a todos sus miembros en la marcha regular del Partido, sin que por esto se obstaculicen las labores de los representantes ni se dificulten sus iniciativas”. Luego de lo cual, estamos seguros, demandarán los correctivos que la práctica oportunista denunciada exige.
Quito, 13 de junio del 2006.