ECUADOR: LA BASE DE MANTA NO ABRIGA, PERO ENVICIA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

(ALTERCOM. Ecuador, enero 2006). Aquí el desarrollo marginal es algo corriente. Una ciudad puede tener lugares coloridos y lindos y ser, al mismo tiempo, el contenedor de la miseria global del país en sus suburbios: ésa es Guayaquil. O puede ser la ciudad de la política y las iglesias canónicas de la colonia española: ésa es Quito. O puede ser la ciudad más antigua por su fundación y la triste engañifa de una alcaldía femenina: ésa es Portoviejo. O una ciudad-puerto que prospera gracias a los patasaladas buenos y a los mercachifles de mar afuera y de mar adentro: ésa es Manta.

fotoQuedémonos en Manta. En su historia de Manta se esboza la del arcaico Estado ecuatoriano. Es una ciudad relativamente abandonada del circuito político central. Ni tanto, tampoco; pero sí lo suficiente para coexistir –casi– fuera del orden económico y político básico que procura el Estado.

Su gente, dotada de otra dinámica, ajena al vaivén político como eje de sus recursos, cree que su trabajo basta para vivir con decoro. Y su pequeña elite, extraviada en el fingido desprecio por la política oficial, agita el efecto reflejo en la gente, es decir, procura que el patasalada llano piense tal y como piensa y actúa la elite: trabajar es vivir.

El 15 de diciembre pasado, Diario El Mercurio publicó una noticia: «Permanencia de la FOL, debe beneficiar a Manta». La nota decía que la Base de Manta debe reportar al puerto algún beneficio concreto. Y se aludía a la reunión reciente de la Asamblea Interinstitucional de Manta, que planteó pedir al gobierno nacional la renovación del citado convenio (Base de Manta) a cambio del financiamiento del Plan Maestro de agua potable y alcantarillado sanitario de la ciudad.

Más fácil no podía ser. Hasta el vice-alcalde está de acuerdo; mientras otros doran la píldora, como la señora Lucía Fernández que «se inclina por obras de carácter social».

Realmente perturba lo que empuja el desarrollo marginal. Y eriza pensar que nadie mira la ciudad de modo distinto a la transacción de una eventual regalía estadounidense: la base por el alcantarillado.

El mar de Manta es grande. ¡Qué vengan y depositen también desechos tóxicos los otros, los desarrollados, a cambio de ciento ochenta y nueve hospitales, noventa mil doscientas ambulancias, un millón de vacunas, dieciséis toneladas de esparadrapo, y cuanto puedan y tengan para esta pequeña comunidad de patasaladas buenos y elites descocadas!

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* Periodista ecuatoriana, columnista de El Diario, periódico de Manabí, Ecuador. En www.altercom.org/article133361.html.

Nota
La base aérea de la fuerza aérea ecuatoriana Eloy Alfaro, en Manta, en la práctica está bajo control militar estadounidense en el marco de la «guerra contra las drogas»; aunque formalmente –según los acuerdos de 1999/2000– sólo podía mantener Estados Unidos un avión en operaciones, pero lo cierto es que desde 2002 es una de las bases más importantes con que cuenta la USAF en América Latina.
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Desde Manta los aviones-espía AWAC, protegidos por F16 controlan el espacio aéreo del sur de Colombia y Bolivia está al alcance de la mano.

Paradójicamente, en los últimos cinco años Manta se ha convertido en un centro prostitución juvenil para el servicio de los militares estadounidenses, hecho denunciado por el Instituto Nacional del Niño y la Familia (INFA); en cuanto al narcotráfico, se observa una distribución masiva y aumento del consumo en los sectores juveniles. Manta puede considerarse también centro de exportación de estupefacientes a Europa.

Las fuerzas militares extranjeras controlan asimismo la mar adyacente e impiden el normal desenvolvimiento de las actividades pesqueras artesanales. Toda el área presenta, por otra parte, una peligrosa degradación del ambiente natural debido a la contaminación.

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