EEUU: consumo tóxico… de juguetes, cosméticos, botellas plásticas de agua

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Amy Goodman*

¿Su lápiz labial está cargado de plomo? ¿Es tóxico el biberón de su bebé? El American Chemistry Council—la asociación que representa a las compañías químicas de Estados Unidos—nos asegura que elabora los productos que nos ayudan a mantenernos sanos y saludables. Pero lo cierto es que los consumidores estadounidenses están expuestos a una amplia gama de sustancias químicas y aditivos nocivos que están presentes en juguetes, cosméticos, botellas plásticas de agua y un sinfín de otros productos.

Las industrias químicas y manufactureras de Estados Unidos se han resistido enérgicamente a la regulación, mientras que Europa aplica prohibiciones cada vez más estrictas contra las toxinas más perjudiciales. La Unión Europea sostiene que regular es bueno para los negocios, ya que inspira confianza entre los consumidores y a la larga supone un ahorro de dinero.

La mayoría de la gente se sorprendería si supiera que la industria de cosméticos estadounidense está escasamente regulada. El periodista de investigación Mark Schapiro publicó un libro donde trata el tema de las sustancias químicas tóxicas en productos de uso cotidiano, titulado:“Exposed: The Toxic Chemistry of Everyday Products and What’s at Stake for American Power” (Expuestos: la toxicidad de los productos cotidianos y cómo se pone en juego el poderío estadounidense). Ante la ausencia de control, investigadores y periodistas como Schapiro y organizaciones de base han decidido actuar para llenar el vacío de regulación.

Schapiro me dijo: “Ni el esmalte de uñas que usas, ni la sombra de ojos, ni el champú…esencialmente, los productos de cuidado personal, nada de eso está regulado por la FDA, la Administración de Alimentos y Fármacos. La FDA ni siquiera tiene el poder para regularlos. A lo largo de los últimos 50 años se han realizado numerosos intentos en el Senado para extender la competencia de la FDA, y todos esos intentos han sido frenados reiteradamente por la industria de cosméticos.” Schapiro agregó que es muy difícil obtener detalles de las toxinas. “De hecho, sólo sé qué tipo de materiales contienen los cosméticos, no porque la FDA nos lo haya informado, sino porque la Unión Europea ha tomado medidas para prohibir esas sustancias y ha divulgado una lista”, dijo.

¿Cada vez surgen más alternativas seguras de juguetes, cosméticos, champúes y otros artículos ante la creciente demanda de productos orgánicos. La diferencia entre que las toxinas sean limitadas por las fuerzas del mercado y que sean limitadas por ley es que, según Schapiro, “si se tiene una ley, los efectos son mucho más equitativos, porque todos gozan de la misma protección, aunque no se tenga los medios o los conocimientos para optar por los productos alternativos.”

Ahí es donde entra a jugar la UE, con la implementación de su sistema de regulación expansivo y de vanguardia a nivel mundial (denominado “REACH”, una sigla en inglés que se traduce como “ALCANCE” y significa registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias químicas). Schapiro escribe que “La revolución llevada adelante por Europa en términos de regulación de la industria química obliga a que se estudien los posibles efectos tóxicos sobre los humanos de miles de sustancias químicas y marca el final de la capacidad de la industria estadounidense de ocultar al público información fundamental”.
Regular fuertemente el uso de toxinas no es sólo vital para salvar vidas, sino que también es bueno para los negocios. Estados Unidos tiene ahora una oportunidad de ponerse a la par de sus socios europeos y de introducir cambios que no sean sólo un maquillaje.

*Presentadora de “Democracy Now!”, noticiero internacional diario que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español.

 

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