EEUU: ESCARMIENTO PARA LOS QUE REHÚSAN – IR A COMBATIR A IRAQ

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Cuando la invasión a Iraq cumplía tres años, el FBI y el Pentágono encarcelaron al veterano desertor Ernest Buck McQueen, justo a 38 años de la matanza de EEUU en My Lai, Vietnam. Según la emisora Democracy Now! entre las filas militares crece la resistencia para ir a la guerra y en respuesta a ese desinterés por ir a combatir a favor de la causa petrolera de las corporaciones transnacionales tipo Halliburton, el gobierno comenzó a arrestar a la generación que rechazó ir a combatir a Vietnam hace cuatro décadas.

Buck McQueen es un resistente de la guerra de Vietnam que fue encarcelado en enero y procesado por deserción 40 años después de que abandonara a los infantes de marina –a la edad de 19 años– tras casi dos años de prestar servicio en la base de la infantería de marina en Carolina del Norte.

La medida afecta a otros 70 resistentes de la era Vietnam que están en la misma situación que McQueen, informó su abogado Tod Ensign, también director de Soldado Ciudadano (Citizen Soldier), un grupo internacional de defensa de los derechos del veterano de guerra.

El gobierno de EEUU informó el 15 de marzo que 8.000 soldados abandonaron las filas desde que comenzó la invasión a Iraq, todos acusados y encausados bajo la figura denominada AWOL (Absent Without Official Leave –Ausente sin licencia oficial–). El Pentágono intenta ahora parar el creciente número de soldados AWOL con el arresto y encarcelamiento de hombres que hace dos generaciones rechazaron luchar en la guerra de Vietnam, pero con la notable excepción del evasor AWOL más conspicuo del servicio militar, el presidente de EEUU George W. Bush.

¡Democracia Ahora! recordó que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, anunció el 14 de marzo que en los días siguientes aumentarían las tropas de EEUU en Iraq con el pretexto de los peregrinajes del día de fiesta musulmán de Ashura. Rumsfeld dijo que el jefe militar de EEUU en Iraq, George Casey, puede “aumentar levemente” los 130.000 efectivos desplegados en ese país. Pero al cumplirse el tercer aniversario de la invasión, hay un número creciente de soldados que está rechazando ir a luchar.

La semana pasada también fue arrestado y encarcelado por cargos de deserción Allen Abney, otro ex resistente de la guerra de Vietnam que estuvo viviendo en Canadá desde 1968. Abney abandonó a los infantes de marina hace más de tres décadas en protesta contra la guerra de Vietnam. Y a sus 56 años fue arrestado el 9 de marzo en la frontera canadiense de Idaho.

En enero, el cabo Jerry Texiero fue soltado de una prisión después de cinco meses de encierro por cargos de deserción anotó ¡Democracia Ahora!

Habla Buck, un desertor honroso

fotoErnest «Buck» McQueen estaba alistado en la Infantería de Marina cuando abandonó la base militar en Carolina del Norte, en noviembre de 1969, y rechazó continuar el servicio por no estar de acuerdo en ir a Vietnam. Lo arrestaron y fue encarcelado hace dos meses, casi 40 años después de abandonar a los marines. Ahora se encuentra procesado en Texas. Lo defiende Tod Ensign, abogado y director de Ciudadano Soldado, una organización que defiende los derechos de los veteranos de guerra.

El ex marine y resistente de guerra McQueen en una conversación con Amy Goodman, de ¡Democracia Ahora!, dijo:

–Pienso que conseguí educarme… Algunas veces en la vida, usted sabe, hacemos nuestros esfuerzos propios, a una edad joven, para ser lo que deseamos o para crecer, pero ensamblamos algo que pensábamos para nosotros, mientras conseguíamos formarnos a través de un proceso en que tomamos decisiones sobre nuestra vida. Y pienso que cuando supe qué sucedía realmente, decidí que no lo haría.

«No deseé ser parte de eso. Tenía un año, diez meses y once días de servicio irreprochable. Sentía que era uno de los mejores infantes de marina que existían, pero tenía un incipiente sistema moral que crecía conmigo y decidí que matar no era correcto, y ésa es la razón de por qué hice lo que lo hice».

Goodman le preguntó si la masacre de My Lai influyó en su decisión de desertar –en alusión a la devastadora matanza de 500 mujeres y niños de la aldea vietnamita del mismo nombre, cuyo 38º aniversario se conmemora en estos días–.

–Por supuesto –respondió McQueen–. Pero pienso que pueden ser más de 38 años, porque se mantuvo en secreto por 10 u 11 meses, hasta que el gobierno la reconoció. Así, pues, usted lo sabe, uno oye cosas y se pinta muchos cuadros a los 19 años, la edad que yo tenía entonces… Vea usted, no era perfecto ni sabía todo lo que debía saber, pero estaba maduro para tomar decisiones mientras seguía adelante, y me sentí haciendo cosas incorrectas para Dios y para mí mismo.

El ex marine hizo un paralelo entre su experiencia vivida hace cuatro décadas y la situación actual de otros jóvenes en Iraq. Dijo que en su mente surgieron grandes dudas acerca de si verdaderamente estaba luchando por su país, como ocurre hoy en el Oriente Medio. “¿Para qué estábamos luchando?”, se preguntó. “Al igual que en Vietnam, ¿para quién y por quién combatimos hoy en Iraq? Pienso que si este país necesitara una razón para ir a la guerra, no es justamente a causa del petróleo o cualquier otra cosa”.

McQueen dijo haberse llevado una terrible sorpresa cuando fue metido en una jaula después de tantos años. Su hija le advirtió dos días antes de su detención, el 10 de enero, que los agentes federales lo andaban buscando. Estaba pasando la noche en casa de un amigo cuando lo aprehendieron y lo trataron como si fuera un criminal. “Y, por lo que entiendo –dijo– tengo menos antecedentes penales que cualquiera de los últimos cuatro presidentes. No soy un criminal, pero me trataron como si lo fuera”.

McQueen permaneció seis días en lo que creyó era la cárcel del condado, pero piensa que realmente lo mantuvieron en una instalación federal. La Infantería de Marina le abrió una causa en el campo de Pendleton, donde deberá defenderse con un abogado. Y también estima que lo están reprimiendo como un escarmiento ejemplarizador para los soldados que hoy son potencialmente desertores.

–¿Qué le dijeron cuando fue arrestado y encarcelado?» –le preguntó Amy Goodman.

–Que me ausenté sin licencia de un cargo del cuerpo de Infantería de Marina.

–¿Lamenta haber desertado hace 40 años?

–No. He pensado mucho en esa decisión, muchas veces. Si usted no está bien parado para algo, usted no puede estar bien parado para nada. Yo miro hacia atrás, cuando me fui hace 36 años, después de un año y 10 meses de pensar en la situación y en la vida que podía darme el Cuerpo de Marina y pienso que hice bien. Pienso que si usted no se aferra a sus convicciones, ni está bien parado ante sí mismo y ante sus creencias, entonces apenas va a pasar por la vida, como si no hubiera existido. Esa gente no vive su propia vida, no existe. Y yo no opté por eso.

«Nunca quise estar en el foco de la atención. Estaba contento de permanecer en tierra como reservista y nada más, pero recibí un golpe a mis convicciones y pensé mucho en este dilema: ¿Voy a decidir que no deseo ser parte de esta matanza, esa matanza loca que había en Vietnam? Y tomé las medidas que tuve que tomar para evitarlo. Y estoy apesadumbrado por lo que hice. No, porque lo haría otra vez».

Falacia de la amnistía Carter

¡Democracia Ahora! también entrevistó a Tod Ensign, abogado de Mc Queen y autor del libro Militares de EEUU hoy: Desafíos para las fuerzas armadas en tiempo de guerra. El jurista, que dirige la organización no gubernamental Soldado Ciudadano, explicó que el Pentágono comenzó a cobrar viejas cuentas a los desertores a través de una llamada AWOL Apprehension Unit (Unidad de Aprehensión AWOL), que busca a unas 70 personas en la misma situación de Jerry Texiero y Ernest McQueen:

–El Pentágono dice que las tasas de deserción son más bajas que antes de que invadiéramos (Iraq) en 2003. No tengo otros datos. Realmente preguntaría por la exactitud de esos informes. Dicen que (las tasas de deserción) son más bajas, pero ahora definitivamente están creciendo, como afirma el diario USA To Day. Hay más gente decidiendo ‘no puedo ir’.

«Ayer leí en la prensa que algunos soldados están haciendo frente a su cuarto viaje para allá. Esa es una cantidad increíble de carga de combate para esa gente».

–Pero ¿aumenta la cantidad de gente que se está aprehendiendo por resistir hace 40 años?

–Bien, según esta unidad de AWOL hay cerca de 70 personas que se fueron como Back o Jerry y están en esa categoría. Dijeron que las buscan y van a procesarlas con dureza, porque cualquier delito como estos dicen que debe ser castigado vigorosamente.

–¿Hay otros casos?

–Tenemos otros grupos. A toda hora estamos oyendo a soldados y a familias que desean saber cuáles son sus opciones. ¿Qué se puede hacer? ¿Tiene que ir? ¿Debe seguir?… y esa clase de cuestiones.

«Nosotros les decimos: ‘Si usted no va, estará haciendo frente a un procesamiento criminal con cargos bastante serios porque pueden darle hasta cinco años de prisión’. La condena más severa que conocemos fue la reciente sentencia contra Kevin Benderman, quien recibió 15 meses. Camilo Mejía1, usted lo recuerda, consiguió un año. Están procesando duramente por lo menos a los casos públicos.

«Ahora están procesando a gente de segunda línea, reservadamente, probablemente a muchos de ellos los someterán a sanciones administrativas, pero, no obstante, están dando a esos militares una baja deshonrosa, que los excluye de las ventajas de todo veterano. Definitivamente, hoy es un estigma ser desertor».

–¿Qué consejo le daría usted a ambos resistentes, a los de hoy y a quienes resistieron hace años?

–Quienes resistieron hace años, no caben en ninguna pregunta ya que sólo podrían ser procesados y es insano que se use esta clase de recursos.

–¿Y la amnistía? ¿Acaso Carter no otorgó amnistía a los resistentes?

–No fue exactamente una amnistía. Se puso en marcha un programa que otorgó amnistía a los resistentes más bien blancos y de clase media. Lo que se dio a esos soldados fue llamado ‘clemencia’ y usted tuvo que ir a una base militar a solicitarla efectivamente y entonces le dieron lo que fue llamado un ‘sobreseimiento por clemencia’ que de alguna manera también fue un estigma, porque informaba a los empleadores que usted era un desertor de Vietnam.

«De todos modos, solamente unas 8.000 personas solicitaron de verdasd ese programa, así que no fue un programa muy grande. Recuerde que hubo medio millón de casos de deserciones de la guerra de Vietnam, y ese es un número muy grande.

«El consejo que doy a la gente que llama (a Soldado Ciudadano) es que se trata de una situación complicada, porque deben sopesar que si van a Iraq, participarán en esa clases de tácticas que utilizamos allá, dispararle a civiles, matar niños y esa clase de cosas, y usted pagará un precio por eso, también en términos de tensión post-traumática porque cambiará por el resto de su vida. No es tan simple como apenas ir a Iraq para mejorar su situación. Pero, por otra parte, la gente tiene que asumir que probablemente la procesarán y puede pasar cierto tiempo en una prisión, y cada persona tiene que tomar una decisión individual».

1 Camilo Mejía, soldado opositor a la guerra de Iraq, lleva un año en prisión juzgado por un consejo de guerra bajo cargos de deserción, después de haber invocado la objeción de conciencia, que le fue negada por los jueces castrenses.

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* Periodista y escritor.

El artículo en ¡Democracia ahora! puede leerse en: www.democracynow.org/article.pl?sid=06/03/15/159201.

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