EE.UU.-Pakistán: El escandaloso misterio de Aafia Siddiqui
Zofeen Ebrahim*
"Si quiere saber la verdad vaya a Ghazni, en Afganistán, donde sabrán más de lo que yo puedo decirle", dijo la pakistaní Fouzia Siddiqui, con la voz quebrada. Se refería a su hermana menor, Aafia, hoy presa y acusada de terrorismo en Estados Unidos.
Aafia Siddiqui, de 36 años, atrajo la atención internacional cuando el Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos anunció el 4 de agosto su "arresto" por tratar de asesinar a soldados de ese país frente a la oficina del gobernador de la provincia afgana de Ghazni, el 17 de julio.
Aafia, bióloga experta en neurología graduada en Estados Unidos, se encuentra desde el anuncio en una cárcel de Nueva York. La audiencia preliminar al posible juicio será el 3 de septiembre. No se informó sobre soldados heridos en el caso por el que se la acusa, pero la mujer sufrió heridas de bala.
Diversas organizaciones de derechos humanos aseguran que, en realidad, Aafia Siddiqui pasó los últimos cinco años detenida clandestinamente, posiblemente en la infame cárcel de la base aérea estadounidense en la ciudad afgana de Bagram.
La presencia de Aafia en Ghazni, cinco años después de haber desaparecido en Karachi, donde se encontraba visitando a sus padres, sacudió a Pakistán. El paradero de sus tres hijos, quienes estaban con ella cuando fue secuestrada, sigue siendo un dato poco claro.
El caso de Aafia está envuelto en el misterio y nadie es capaz de descifrar el acertijo de su desaparición y reaparición, lo que complica la tarea de las organizaciones humanitarias.
Según la no gubernamental Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, fue secuestrada por funcionarios de inteligencia de este país en el marco de la "guerra contra el terrorismo" dirigida por Washington.
Los cargos presentados en su contra indican que, en el momento de su arresto en Ghazni, encontraron en su poder manuales para fabricar explosivos y armas químicas y biológicas.
También tenía, se afirma, una lista de monumentos y edificios famosos en Estados Unidos, junto con "sustancias químicas" en contenedores sellados.
Pero "decir que fue arrestada recién el 17 de julio es una mentira descarada. La insinuación de que estuvo oculta desde 2003 es una afrenta al sentido común", dijo Amina Janjua, presidenta de la asociación Defensa de los Derechos Humanos.
Janjua, cuya organización creada hace tres años luego del secuestro de su marido, dijo que "al ver las fotos de Aafia con las marcas de la tortura, también temo por la vida de mi esposo".
Fouzia Siddiqui se niega a dar información acerca del marido de Aafia y, si éste existe, no ha dado señales de vida.
La posible entrega de la mujer a las autoridades estadounidenses ha sido criticada por líderes políticos paquistaníes.
"No sólo fue un acto atroz, sino equivalente a vender la soberanía e independencia a otra nación. Es vergonzoso y humillante para todos los paquistaníes", dijo Qazi Hussain Ahmed, líder del partido Jamaat-e-Islami.
"Ya es tiempo de que el gobierno actúe como una nación independiente y soberana y diseñe su propia política exterior, dejando atrás el legado de un dictador militar desacreditado", agregó en referencia al ex presidente Pervez Musharraf, quien renunció el día 4 para eludir un seguro juicio político.
Sin embargo, en 2004, un año después de la desaparición, el entonces director del FBI, Robert Mueller, mencionó a Aafia entre siete miembros de Al Qaeda buscados en conexión con posibles amenazas terroristas a Estados Unidos.
Dos semanas antes del arresto en Ghazni, una periodista británica, Yvonne Ridley, había dicho en conferencia de prensa que la mujer, a quien identificó como "prisionera número 650", estaba detenida en confinamiento solitario en un centro carcelario adjunto a la base aérea estadounidense de Bagram.
"Los testimonios de detenidos en Bagram entre 2003 y 2004 dejan claro que había una mujer presa allí. Si era o no Aafia Siddiqui es algo que, por el momento, no puede ser verificado", declaró a IPS Asim Qureshi, investigador de la organización de derechos humanos Cageprisoners.
"Sin embargo, ella ha confirmado que estuvo años en Bagram", agregó.
Fouzia afirmó que teme por la vida de su hermana. "Probablemente ellos no quieren que vea la luz del día. Si la liberaran, se conocerá la verdad", dijo.
La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán señaló en un comunicado que las fotos de la mujer publicadas en la prensa muestran signos de años de tortura: "Círculos oscuros debajo de sus ojos, la nariz quebrada, dientes postizos. Se la ve muy deshidratada, casi como si estuviera en su lecho de muerte."
El hermano de Aafia, un arquitecto que vive en Houston, a quien se le permitió verla en Nueva York, relató a Fouzia que "se encuentra en una condición frágil y está sufriendo mucho".
Su hermana agregó que "tiene múltiples heridas de bala que no recibieron atención. La llevaron al tribunal en silla de ruedas. Tenía intensos dolores abdominales y le dieron una aspirina, que puede ser como un veneno porque tiene úlcera".
Aafia le había dicho a su abogado que, según creía, le habían removido parte de su intestino.
"Ya está condenada antes del juicio. Creo que hubiera sido mejor que muriera. Yo creía eso y me había hecho a la idea, para poder seguir adelante. Y ahora reaparece, como resucitada de entre los muertos. Esto nos trajo alguna esperanza, pero verla así me rompe el corazón", agregó.
El anuncio del arresto desató intensas protestas de organizaciones de derechos humanos en todo Pakistán.
Funcionarios estadounidenses aseguran que se casó por segunda vez con un sobrino del "cerebro" de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, jeque Khalid Mohammad. La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán rechaza esa argumentación.
El presidente de la organización, I. A. Rehman, afirmó que "su caso muestra la forma de ataque más brutal a los derechos individuales de un ser humano".
Al preguntársele por qué la Comisión se mantuvo en silencio durante todos estos años, Rehman señaló: "Hemos estado reclamando su aparición desde 2003. El único misterio es el silencio de su familia."
Para el abogado Zaid Hamid, del centro de estudios Brasstacks, con sede en Islamabad, ese silencio se explica por las amenazas que reciben las familias que se encuentran en esa situación.
"Todos estos años gente del gobierno nos dijo que ella estaba bien y que si investigábamos demasiado podría resultar lastimada", afirmó Fouzia.
Bajo la presión de la opinión pública, el nuevo gobierno paquistaní busca un contacto con Aafia a través del consulado en Nueva York. Dos diplomáticos que la visitaron informaron que pidió una copia del Corán, comidas que no violen sus principios religiosos y seguridades de que tendrá un juicio justo.
*Publicado en IPS Noticias