Gonzalo Tarrués
La Corte Suprema de Estados Unidos revirtió una decisión judicial de 2007 y autorizó este miércoles a la armada estadounidense proseguir con sus planes de entrenamiento que incluyen el uso sin restricciones de un sonar cuya frecuencia agrede peligrosamente la vida de delfines y ballenas.
Los ejercicios, que se realizan desde febrero de 2007, concluirán en febrero de 2009. En su oportunidad las organizaciones ecologistas y de defensa del ambiente interpusieron una demanda judicial argumentando que las maniobras conforman un riesgo vital para 37 especies marinas, entre ellas la ballena azul –que se encuentra en peligro de extinción–, porque las ondas emitidas por las naves, buques de superficie y submarinos., afectan a la capacidad de los animales para comunicarse entre y su sentido de orienrtación, lo que significa la muerte de gran cantidad de mamíferos marinos.
Un juez federal Estados Unidos había fallado dictaminando que la marina de guerra podía llevar a cabo esos ejercicios con sonar en la costa del sur de California siempre y cuando tomara precauciones para preswervar la vida en la mar. Este miu´çercole3s 12 de noiviekmbre, sin embargo, el tribunal supremo, sin tener en cuenta la legislación para proteger a las ballenas, delfines y otros mamíferos acuáticos de la zona, desestimó la sentencia aludida y autorizó a la armada a seguir con sus planes.
"El interés público que implica desarrollar estos entrenamientos en un entorno realista supera plenamente los intereses de los demandantes", señaló el presidente de la Corte John Roberts. El fallo fue dividido: dos de los nueve integrantes de la Corte Suprema afirmaron estar parcialmente "de acuerdo y en desacuerdo" con la decisión, en tanto otros dos magistrados –Ruth Bader Ginsburg y David Souter– habrían votado en contra de la decisión.
El presidente Bush, dijo que "la seguridad nacional requiere de estos entrenamientos de la marina".
Cabe señalar que en agosto de 2007, el tribunal federal californiano concluyó que la utilización de este sónar representaba, "casi con certeza", un "peligro irreparable" para el ambiente marino.
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