Paul Virilio, parodiando a Clausewitz, dice que el accidente es lo que va a constituir la continuación de la política a través de otros medios. Ya no va a ser la guerra tradicional con ejércitos la que va a continuar lo político en la forma en que Clausewitz lo describió. Es el accidente, pero el accidente total. El gran misterio es la naturaleza de este accidente que va mano a mano con la nueva forma de contención. Estamos situados delante de un tipo de golpe de Estado, pero de un golpe de Estado científico-militar, que no es lo mismo que el golpe de unos pocos generales.
En la visión de Virilio, lo mejor de todo es lo peor de todo. El bien difícilmente puede separarse del mal. ¿Qué es lo mejor de todo? La tecnología científica. ¿Qué es lo peor de todo? La tecnología científica. Hoy día, frente a la emergencia de las nuevas tecnologías nos vemos rodeados de un cierto optimismo que en el fondo no es más que un nuevo conformismo. El optimismo es bueno y el pesimismo es malo. Cada vez que inventamos una nueva maravilla tecnológica la presentamos en su lado positivo y optimista enmascarando su lado negativo.
Y sin embargo, este lado, por mucho que queramos ignorar, siempre se nos cruza en el camino. La tecnología nos introduce en situaciones paradójicas. No hay progreso sin progreso hacia la catástrofe. Con lo que hoy nos enfrentamos, finalmente, es con la toma de conciencia de lo que Einstein dijo al referirse a las tres bombas. La bomba atómica, la bomba de información y la bomba genética.
Las explosiones…
La bomba atómica abre la posibilidad del fin de la especie humana. La bomba informática, nacida al mismo tiempo que la primera, permite descifrar el mapa del genoma humano. Y la tercera, a la que Einstein llama la bomba demográfica, ya no se refiere solo a la explosión de la población, sino, a la programación genética, a la modificación de la especie humana, a su pluralidad y fragmentación.
Las tres bombas funcionan juntas, en una íntima relación de re-enforzamiento mutuo. Pero es la bomba informática la que esta al centro de todo, constituyendo conocimiento y decisión y que hoy esta en el proceso de revelarnos todo su poder explosivo. Los virus «Melissa» y «Te amo» nos alertaron hacia la posibilidad de un Chernobyls informático, la posibilidad de crear un accidente instantáneo a escala mundial muy diferente del de las armas tradicionales de destrucción masiva, ya sean estas moleculares o nucleares.
Y, por ultimo, la bomba genética, que hoy esta en pleno desarrollo, tampoco escapa a esta dimensión apocalíptica. Después de la selección natural de Darwin y la selección bio-social de Galton, hoy nos enfrentamos a la posibilidad de una “línea de ensamblaje” genética, de la industrialización del organismo vivo, de la industrialización de la especie misma.
El aspecto significativo en este desarrollo es el hecho de que ya no podemos plantear la cuestión genética sin plantear al mismo tiempo su dimensión eugénica (del griego eu, bueno y geno, raza). La biogenética contemporánea se esta moviendo hacia un eugenismo total en donde la selección artificial y la selección informática ya no pueden separarse. La multiplicación de la especie humana nunca antes fue planteada. El racismo estuvo contenido en su exceso por el hecho de que hay solo una especie humana con diferentes razas.
A través de todas sus masacres, sus monstruosidades y sus horrores, el racismo permanece dentro de la unidad de la especie humana y es relativo a esta unidad. La bomba genética nos plantea hoy el riesgo de la explosión de esta unidad. Los científicos aun no se han atrevido a crear una quimera, un ser mitad humano y mitad simio …pero podrían.
Si alguien cree que hemos ido demasiado lejos con estas divagaciones pensemos solo que, incluso en el caso de que la ingeniería genética no se materialice en la forma descrita, el desarrollo bio-tecnológico (causacion genética, neuro-farmacología y prolongación de la vida humana) tendrá importantes consecuencias políticas en el siglo XXI. Las transformaciones y posibles consecuencias que originara serán altamente controversiales y desafiaran las nociones de igualdad humana y la capacidad de elección moral.
Le dará a las sociedades nuevas y poderosas tecnologías para controlar la conducta de los ciudadanos. Cambiara nuestra comprensión de la personalidad humana y de su identidad. Transformara las jerarquías sociales existentes y afectara el progreso intelectual, material y político. Y todo ello producirá un impacto cualitativo en la naturaleza de la política global. «Vivimos en un mundo que contiene fuerzas destructivas ilimitadas».
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* Escritores y docentes. Residen en Canadá.
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