Ejército israelí. – GLORIOSA HAZAÑA MILITAR
Nueve niños muertos se cuentan tras dos días de intenso bombardeo de las tropas hebreas sobre la Franja de Gaza, sector de Palestina todavía habitado por palestinos. Los misiles disparados por aviones de la fuerza aérea de Israel sólo durante el 28 de febrero (2008) segaron 17 vidas, incluyendo las de cuatro niños en un campo de refugiados; en horas de la tarde se supo que un quinto infante había muerto a consecuencia de las heridas causadas por el bombardeo.
El vendaval misilístico se desató poco después de que un scohete palestino –de manufactura artesanal– fuera enviado contra la ciudad de Sderoth, donde su impacto mató a un ciudadano israelí. La primera baja por estos ataques en nueve meses.
La reacción de Tel Aviv se estima ocasiona una de las mayores matanzas habidas en el área. El miércoles 27 de febrero la artillería misilística abatió a tres niños –el mayor de 14 años– y un bebé de cinco meses. El ataque se produjo contra el ministerio del Interior de Hamas. Hasta la tarde del jueves 28 se contabilizaron no menos de 30 muertos, nueve de los cuales son menores.
Trazando una pirueta tragicómica, absurda y sobre todo carente de verdad, el primer ministro israelí Ehud Olmert había asegurado en japón, donde se encuentra en visita oficial, que sus tropas actúan en forma autodefensiva y que sus incursiones «no suponen riesgo para la vida de la gente». Más: hizo un llamado a los palestinos para que «dejen de matar a israelíes inocentes».
Israel ha cortado el suministro de agua y combustible para la planta eléctrica de Gaza en numerosas ocasiones.
Alrededor de medio centenar de cohetes de fabricación artesanal, imprecisos y de poco poder destructivo, han caído en las últimas horas sobre territorio controldo por Israel, causando algunos daños materiales y herido a varias personas –según versiones israelitas no corroboradas por los palestinos–.
El gobierno de Estados Unidos ha solidarizado con Israel. La pregunta de los observadores es ¿cuántos niños morirán mañana?