En el norte de Italia, los niveles de concentración media de dióxido de nitrógeno se dividieron casi por dos.

Las imágenes satelitales de la NASA son elocuentes: en febrero, la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), producido principalmente por los vehículos y las centrales termoeléctricas, cayó drásticamente en Wuhan, la ciudad china epicentro de la pandemia de covid-19. De rojo/naranja, el mapa pasó a azul.
El mismo fenómeno constató a principios de marzo, por la Agencia Espacial Europea, que en el norte de Italia, zona confinada desde hace varias semanas, que lo mismo estaría ocurriendo. Ciudades como Madrid y Barcelona, donde se aplica un confinamiento estricto desde mediados de marzo, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, también viven estas disminuciones, l igual que Bogotá y Santiago de Chile, en Sudamérica.
El NO2, gas que provoca una inflamación importante de las vías respiratorias, es un contaminante de corta vida. Permanece «cerca de un día en la atmósfera» estacionado junto a las fuentes de emisiones, lo que lo convierte en un buen indicador de la intensidad de las actividades humanas, explica a la AFP Vincent-Henri Peuch, del programa europeo de observación de la Tierra, Copérnico.
En Wuhan, el cambio tan significativo se dio en una región grande y vinculado a un acontecimiento. Durante la crisis económica de 2008/2009, la disminución «fue más continua en el tiempo», señaló Alberto González Ortiz, especialista en calidad del aire de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
¿Y a largo plazo?
Para otros países o regiones que tomaron medidas de confinamiento –Francia, Bélgica, Argentina, California, Túnez, Baviera, Colombia– será necesario esperar un poco para ver la evolución.
La concentración de gases contaminantes varía según el clima, explica Vincent-Henri Peuch. «Algunas fuentes de emisiones, como la producción de energía y las vinculadas a la vivienda visiblemente no disminuyen cuando más personas se quedan en casa. Sin embargo, las partículas PM2,5 y PM10 y el monóxido de carbono»también deberían disminuir con el correr del tiempo», según Peuch. ¿Qué impacto puede tener sobre la salud este paréntesis, cuando la contaminación atmosférica provoca 8,8 millones de muertes prematuras por año en el mundo, según un reciente estudio? A corto plazo, la contaminación con partículas finas provoca una irritación en los ojos y en la garganta, y dificultades respiratorias que pueden obligar a recurrir a atención médica por patologías respiratorias o cardiovasculares en los días o semanas siguientes a la exposición.
El confinamiento puede permitir entonces «disminuir los efectos inflamatorios», afirma Housset, más aun teniendo en cuenta que la calidad del aire en el interior de las habitaciones depende mucho del aire exterior.
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