El apostolado de la educación

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El aumento de nuestros conocimientos y la perfección de su eficacia son riquezas que se aumentan y multiplican en el ser humano: en el estudioso, en el investigador, en el científico, por ejemplo. Esto trae como consecuencia, no sólo, el aumento de la masa de las poblaciones escolares y estudiantiles, sino también el alargamiento de los períodos pedagógicos.

En la sociedad actual y moderna, los profesionales necesitan una formación  científica, profunda y  avanzada, ya que los niveles de  responsabilidad cubren multitud de personas y servicios. Por tanto ese profesional espera llegar a altos niveles remunerativos por lo cual, con más razón, el estudio y la actualización constituyen condición indispensable.

La diversificación del trabajo requiere que la población trabajadora se preparare mejor, adquiera conocimientos sobre la metodología moderna -por ejemplo, el uso de la computadora y de los sistemas de información-.

Para ingresar a la universidad se requiere un promedio de 15 años de estudios, es decir, se consume una gran parte de la vida. ¿Qué pasa más adelante? Debe realizar estudios superiores, académicos, técnicos.Y luego ejercer una profesión y acceder a responsabilidades sociales para poder aplicar los conocimientos.

La masa de alumnos y la larga duración de su escolaridad han cambiado, ello obliga  a una mejor planificación y reforzamiento de la educación formativa. Muchos padres tienen la fijación que su hijo estudie la carrera y haga la vida que él no pudo realizar, o que sigan las profesiones tradicionales familiares, lo cual trunca la autentica vocación personal del joven.

¿Que sucede con un estudiante así? Dos cosas: una vida de  frustraciones o, como suele ocurrir en muchos casos, que el joven, obtenga el título y luego lo entregue a sus padres para posteriormente estudiar lo que anhela y desea. Los estudiantes que son oyentes de  clases magistrales, constituyen un indicativo acerca de  los valores de la familia y que ellos funcionan de manera eficaz.

Las pruebas universitarias de aptitud académica, los exámenes y trabajos pueden determinar la capacidad del estudiante, el cual terminará con éxito sus estudios. La universidad es un manantial de saberes, ir allí implica que se esta buscando el conocimiento profesional y, si se quiere, también un alimento espiritual.

La universidad es un centro de dialogo perpetuo, constante, clarificador de los fines que se persiguen. La discusión y el debate es la razón central de la comunidad universitaria dedicada a una tarea común. Su éxito depende de eso. Está presente  donde la enseñanza y la investigación se dan cita con  libertad para la elaboración de un saber integral y pleno.

Muchas veces se olvida que lo que hay de bueno y eficiente en la administración pública y en los estratos tecnificados de la actividad privada se debe en buena medida al aporte que ha hecho la universidad, en cuanto a la formación de cuadros profesionales y técnicos con una visión más amplia que la de simple especialización. Asimismo los trabajos de investigación científica y humanística que se realizan en el país corresponden en buena parte, al quehacer universitario.

¿Qué ocurre hoy no obstante que muchos docentes se quejan de estar frustrados, que las estructuras universitarias vigentes crean ciertas barreras y que no hay vocación dentro del profesorado? La respuesta es que es realmente axiomático que la docencia sea como un apostolado, porque no debe considerarse como un simple trabajo o manera de ganarse la vida, sino como el ejercicio de una vocación y de una voluntad al servicio de la formación de seres humanos.

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