El Artico, cada vez más chico

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La Organización Meteorológica Mundial (OMM), dependiente de la ONU, informó en su declaración anual que hubo una pérdida record de hielo marino del Océano Artico en 2012, el noveno año más cálido desde que se iniciaron los registros, en 1850. Este fenómeno extremo produce un calentamiento del mar liberando gas metano, que es uno de los que causan el efecto invernadero.

En su informe anual, la OMM afirmó que, en agosto y septiembre del año pasado, las zonas heladas del Artico cubrían sólo 3,4 millones de kilómetros cuadrados, un 18 por ciento menos que en 2007, cuando se había registrado el precedente record. En este sentido, el secretario general de la organización, Michel Jarraud, dijo que es “un preocupante signo del cambio climático”.

“La variabilidad natural del clima siempre desembocó en extremos de este tipo, pero el cambio climático determina cada vez más las características físicas de los acontecimientos meteorológicos y climáticos extremos”, aseguró.

Por otro lado, la OMM indicó que la temperatura global promedio de tierras y superficies marinas se estima 0,45 grados centígrados por encima del promedio del período que va de 1961 a 1990, que es de 14 grados Celsius. Se trata del noveno año más cálido desde 1850, primero del que se tienen registros, y del vigésimo séptimo año consecutivo en el que la temperatura supera el promedio 1961-1990.

“La continua tendencia al alza de la concentración atmosférica de los gases de efecto invernadero y el consiguiente aumento del forzamiento radiativo de la atmósfera de la Tierra confirman que el calentamiento va a seguir”, añadió.

Consultado por Página/12, Pablo Canziani, investigador del Conicet y director del programa Estudios Atmosféricos de la Universidad Católica Argentina, explicó las relaciones entre la disminución de los hielos del Artico y el cambio climático. “La reducción del hielo del Océano Artico es consecuencia y causa del cambio climático, porque los hielos reflejan radiación al espacio que si no es absorbida por el mar. El efecto directo de la reducción de los hielos es que se envía menos radiación al espacio y se produce un calentamiento del mar, liberando gas metano, que es uno de los que causan el efecto invernadero”, señaló.

Según el experto, “el problema es que por las características del sistema climático no hay tasas regulares de cambio, sino puntos de quiebre, desestabilización y respuestas aceleradas como el rápido deshielo de la cubierta de Groenlandia en julio del año pasado, cuya superficie se derritió en un 97 por ciento”.

“Las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera se frenaron por la crisis económica, pero no se estabilizaron ni se redujeron. El único que las redujo fue Alemania, mientras que China es el principal emisor desde hace tres años, cuando desbancó a Estados Unidos. Así como están las cosas, las metas del Protocolo de Kioto, que eran volver al nivel de emisiones de 1990, parecen imposibles”, advirtió.

“Acá tiene que haber un cambio de criterio político-económico, imposible si se sigue pensando en el corto plazo. Tiene que haber un compromiso interno, hay que repensar la sociedad occidental”, destacó.

En cuanto a la realidad argentina, el doctor en Física señaló que no es un país emisor: “Más que causar el efecto invernadero sufrimos sus consecuencias. Frente a esto hay que reclamar que los países emisores contribuyan con fondos de reconversión tecnológica y del sistema productivo porque por las excesivas lluvias va a haber que reubicar producciones agropecuarias. Hay que reducir las emisiones y cambiar la matriz energética”, concluyó.

 

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