El ataque naval israelí

Héctor Vega.*

El lunes 31 de mayo de 2010 la marina de Israel atacó a la Flota de la Libertad, integrada por 6 embarcaciones y 600 cooperantes de ONGs, activistas de derechos humanos y diplomáticos de varias nacionalidades entre ellos, turcos, estadounidenses, ingleses, australianos, griegos, canadienses, malayos, serbios, belgas, irlandeses, noruegos, suecos, alemanes y de otros países que llevaban ayuda humanitaria a la población de la Franja de Gaza. Agréguese a esa larga lista la presencia en las embarcaciones de activistas judíos por la paz en el Medio Oriente y específicamente por los derechos de los palestinos.

Se informa sobre 15 personas fallecidas y 30 heridos en su mayoría de nacionalidad turca. Ante estos hechos el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu declaró que los marinos israelíes actuaron en defensa propia cuando fueron atacados al interceptar la flotilla. Sin embargo, los hechos son claros y no engañan a nadie. La brutal intervención se desarrolló en aguas internacionales del Mediterráneo.

Contrariamente a lo que señalan las fuerzas israelíes tenían conocimiento que se trataba de embarcaciones desarmadas cargadas con 10 mil toneladas de alimentos, medicamentos y materiales de construcción que se dirigían a la Franja de Gaza. Segundo, el apresamiento, al igual que la de piratas somalíes, constituye un acto de piratería y secuestro de personas que fueron retenidas en el puerto de Ashod.

La comunidad internacional ha condenado de manera unánime este acto de piratería del estado de Israel. Aún Estados Unidos, su aliado, ha pedido explicaciones al gobierno israelí –aún cuando no condenó el hecho– y pidió una investigación al Primer Ministro.

El presidente del Parlamento Europeo Jerzy Buzek calificó de inaceptable y contraproducente el bloqueo de la Franja de Gaza y solicitó a la Unión Europea que obligue a Israel a levantarlo. Miles han manifestado en las diversas capitales del mundo condenando este nuevo acto de agresión de Israel. En Turquía, uno de los estados con mayor número de víctimas, se desarrollaron protestas frente al Consulado de Israel en el distrito central de Levent. La prensa internacional informa que de Jerusalén a Madrid, pasando por Atenas y Londres, miles de ciudadanos han salido a las calles para protestar contra este acto de guerra cometido contra la llamada “flotilla de la libertad”.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha sido convocado, así como la Liga Árabe y la Otan. Uno de las embarcaciones atacadas es el Mavi Marmara de nacionalidad turca así como el Insani Yardim Vakfi, la ONG que organizó la expedición a la franja.

El gobierno turco llamó a su embajador en Israel para consultas y ha convocado al Ministerio de Relaciones Exteriores en Ankara al embajador israelí a quien entregó una nota de protesta. Hamás llamó a la intifada contra las embajadas israelíes en el mundo y el presidente palestino Mahmud Abbás, decretó tres días de luto en los territorios palestinos.

Un manifestante norteamericano, Paul Wilder, de 40 años, que viajaba en un pequeño barco el Sfendoni, declaró: “Somos todos palestinos, reclamamos libertad”. Otros tripulantes declararon: “¡Nos han pegado, piratas!” Pasajeros, entre ellos españoles y venezolanos, como Laura Arau y Manuel Tapial, de Cultura, Paz y Solidaridad, y David Segarra, periodista de Telesur, canal de televisión venezolano, han estado reportando el viaje desde su blog. Allí relatan el asedio a que los acometían fragatas israelíes.

Está claro que una vez más el conflicto árabe-israelí demostrará la incapacidad de la ONU frente a crisis donde EEUU impone sus intereses globales. Concepción hegemónica universal donde los componentes regionales pasan a segundo plano cuando de lo que se trata es su plan imperial. Difícilmente en esas circunstancias se escucha la voz del pueblo americano.

El gobierno de EEUU desconoce la voz del pueblo judío norteamericano. Recuérdese la declaración del Informe sobre el origen del conflicto palestino-israelí, de Judíos por la justicia en el oriente próximo [2002], “Lo menos que los judíos estadounidenses tienen que hacer es declarar categóricamente que no podemos aprobar la ocupación ilegal por Israel de tierras palestinas, y que se asesine y mutile intencionalmente a manifestantes palestinos, armados solo con piedras”…

La política guerrerista de Netanyahu y de sus halcones, prueba una vez más que la paz no se encuentra en el interés de Israel. Esto lo debe entender no sólo la población israelí sino además el gobierno norteamericano que prueba, una vez más, la incapacidad de Obama para reaccionar ante escenarios de lucha que buscan, antes que la paz, el predominio mundial.

Es oportuno recordar las palabras de Noam Chomsky en su ¿Paz en el oriente próximo?: “En la comunidad judía estadounidense, hay poca disposición a enfrentar el hecho de que los palestinos árabes han sufrido una injusticia histórica monstruosa, tengas las dudas que tengas sobre las exigencias opuestas. Hasta que esto sea reconocido, la discusión sobre la crisis del Oriente Próximo no puede ni siquiera comenzar”.

Concluimos con Chomsky: ‘los intereses a largo plazo de Israel son protegidos de la mejor manera apoyando a grupos israelíes por la paz, como Gush Shalom, no al gobierno israelí y su brutal represión, que sólo lleva a una violencia interminable’.

* Profesor de la Escuela Latinoamericana de Postgrado (ELAP) – Universidad ARCIS.
 

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.