El atrevimiento de Gustavo Petro

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Las sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas son de los pocos momentos donde se pueden escuchar los planteos políticos, sociales y estratégicos, de todos los países. Los discursos, ya sea que los pronuncien presidentes o sus embajadores en nombre del país, suelen girar en torno a dos ejes. Por un lado, el local: explicarle al mundo los progresos de una gestión de gobierno y, por el otro, el global: reafirmar posturas sobre los principales conflictos en curso.

Algunos de los discursos son recordados más por el espectáculo que por su contenido. En 1960, mientras hablaba el representante filipino, Nikita Jrushchov –máximo dirigente de la Unión Soviética durante la Guerra Fría- en su asiento se quitó un zapato y con furia lo golpeó repetidamente sobre la mesa comoEl día que el primer ministro soviético se sacó el zapato y empezó a ... señal de protesta por lo que oía. Todo el mundo recuerda el zapato, pocos el discurso.

En 1974 Iasser Arafat habló ante el pleno de la Asamblea General como líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) sin representar a un Estado existente. Allí pronunció la famosa frase “he venido con una rama de olivo en una manoy un fusil en la otra”. Desde luego que era una metáfora. Ante el pleno su cartuchera estaba vacía.

En 2006 Hugo Chávez comenzó su discurso  recordando que todavía olía a azufre porque el día anterior había hablado “el diablo”, en alusión obvia a George Bush. Más allá de las risas que provocó fue toda una declaración política del presidente de Venezuela.

En este plenario de la Asamblea no hubo actos disruptivos, pero algunos discursos se destacaron por una profundidad conceptual pocas veces vista. Es el caso de la alocución de Gustavo Petro.

El presidente de Colombia fue entrelazando los temas locales e internacionales con absoluta lógica conceptual. Como su país todavía es el primer productor de cocaína del mundo, y Estados Unidos el primer consumidor, el tema los une de manera indisoluble. Para Petro, la reconversión de las  hectáreas sembradas con coca a cultivos productivos no solo tiene que ver con el freno del negocio de los estupefacientes, sino que está ligado a la necesidad
de que América Latina y África sean claves para evitar el colapso climático.

Petro no se ahorró críticas a la sociedad estadounidense por sus adicciones y al gobierno de Donald Trump por tener a los más poderosos narcotraficantes caminando libremente por sus grandes ciudades. Pocos días antes del comienzo de la Asamblea la Casa Blanca informó en tres ocasiones que había atacado lanchas en el Caribe
que supuestamente transportaban narcotraficantes y que había matado a sus tripulantes.

Este hecho, nunca esclarecido por parte de Washington y del que hasta el día de hoy no se tienen precisiones, fue
duramente criticado por Petro. No solo cuestionó los ataques, también reclamó que se abriera un proceso penal contra los funcionarios que dieron la  orden, incluyendo al presidente Trump.

Pero todo el mundo sabe que se ha naturalizado que la primera potencia mundial pueda intervenir y matar en cualquier lugar del planeta sin consecuencias.

A lo largo de su discurso Petro planteó que “la humanidad” es el nuevo sujeto político por encima del estado-nación. De este modo llevó a la ONU la perspectiva centrada en la vida, propia de su movimiento, que se llama –justamente- “Colombia Humana”. Por eso, también, denunció el genocidio en Gaza de manera taxativa y llamó a formar “una
fuerza armada para defender la vida del pueblo palestino”. En defensa de la humanidad.

Después de participar en el recinto Petro llevó sus palabras a la calle. Frente a la sede de la ONU, megáfono en mano, organizó un acto junto a Roger Waters para denunciar el genocidio en Gaza y pedirle a los soldados estadounidenses que “no apunten sus rifles contra la humanidad”. ¡Vaya atrevimiento!

La Casa Blanca no le perdonó sus palabras y decidió  revocarle la visa. Trump está convencido de que es el emperador del planeta y cree que puede aplastar a los que no se rinden a sus pies y se atreven a desafiarlo.

Se equivoca.

*Sociólogo y periodista argentino

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