El bullying de un Trump agresivo y temeroso: si me investigan habrá guerra
Donald Trump no tuvo mejor idea que aplicar el bullying contra los moderados de su partido, los demócratas, los inmigrantes y sobre todo la prensa no panegírica de su gestión, al iniciar un nuevo período de gobierno con el poder compartido con los demócratas, lanzando esquizofrénicos llamados a la cooperación bipartidista y amenazas de aniquilamiento del “enemigo”, si no lo tratan bien.
Comentaristas, analistas, gurús mediáticos, opinadores de oficio, encuestadores y estrategas políticos juegan ahora con las implicaciones del resultado buscando tendencias y misterios revelados en el mar de datos emanados de una elección intermedia que marca el inicio de la disputa por el poder en 2020.
Con la hegemonía política republicana fracturada después de las elecciones intermedias del martes, con la conquista –después de ocho años- de la Cámara de Representantes por los demócratas y la consolidación del control republicano en el Senado, Trump teme que prosperen las investigaciones en su contra y que no tenga capacidad para imponer sus políticas sobre migración, desmantelamiento de normas laborales y ambientales y su política internacional.
Invitó a los demócratas a cooperar en temas de infraestructura, costos de salud y comercio: “Hay muchas cosas sobre las cuales nos podemos llevar bien, la elección ya pasó. Ahora todos están enamorados”, dijo en rueda de prensa, donde advirtió que si los demócratas usan su nuevo poder para impulsar más investigaciones sobre él y su gobierno, asumirá una postura bélica.
Su elogio del consenso suena bien, pero ahora que mandan, los demócratas podrían obligarle a hacer públicas sus declaraciones de impuestos. Si eso pasa, dijo Trump, él responderá con una actitud “bélica”. El problema, dijo, es que con tantos negocios como tengo, siempre van a estar siendo auditados. “Negocios tan grandes”, añadió, “que no los puedes ni llegar a comprender”.
Recordó que aún domina el Senado -“ellos pueden jugar ese juego, pero nosotros lo podemos jugar mejor”- y advirtió que hay muchas cosas indebidas que han hecho los demócratas que podrían ser investigadas.
En respuesta sobre el futuro de la investigación por la presunta colusión con los rusos en su campaña y posible obstrucción de la justicia por la Casa Blanca, Trump calificó de nuevo la indagación como una desgracia, y recordó que él podría despedir a todos si lo quisiera, al referirse al fiscal especial Robert Mueller y sus jefes en el Departamento de Justicia. “No hubo colusión… debería acabar la investigación porque es muy mala para nuestro país”.
Mueller, por su parte, ha ampliado las pesquisas a los posibles intentos de Trump por obstruir la justicia, lo cual podría conducir a una imputación o un juicio político al presidente.
Y tras la conferencia de prensa, Trump despidió a su procurador general, Jeff Sessions, quien fue sustituido por Matt Whitaker –considerado fiel al presidente- y supervisará la investigación del fiscal especial Robert Mueller, función hasta ahora desempeñada por el subprocurador general Rod Rosenstein. Para los analistas de Washington, éste sería un primer paso para despedir a Mueller y suspender la investigación.
Pero el despido de Sessions ahora podría ser incluido en las investigaciones de la Cámara baja como otro posible elemento de obstrucción de la justicia por parte de Trump (algo que también es parte de la investigación de Mueller).
Lo cierto es que los demócratas obtuvieron una moderada victoria, pero no fueron capaces de capitalizar el descontento generado en amplios sectores de la sociedad y solo podrán obstaculizar algunos de los proyectos más arbitrarios y regresivos, sin posibilidad de contener de manera general las decisiones emanadas de la Casa Blanca ni podrán reorientar la política estadounidense, si es que tuvieran la intención de hacerlo.
Más allá de los dichos y hechos de Trump, parece intuir que ha llegado el momento de la conciliación de las posiciones encontradas entre ambos partidos, a fin de facilitar la gobernabilidad, tras las declaraciones de Nancy Pelosi, líder de la bancada demócrata en la Cámara baja, cuya presidencia –que la pondría en el segundo escalón de la sucesión presidencial detrás del vicepresidente- espera recuperar.
Pelosi declaró que el triunfo implicaba la restauración de las limitaciones y contrapesos de la Constitución al gobierno de Trump, pero aseguró que había disposición para “promover el bipartidismo en lo que podamos”. Y dejó claro que el tema central de los demócratas es la salud pública, que el muro (fronterizo con México) no está en la agenda de su partido y que su bancada buscará revertir medias antimigrantes.
“Nos avergonzó como nación la política de separar bebés de sus padres en la frontera”, dijo, y citó al presidente conservador Ronald Reagan sobre cómo el futuro del país depende de los inmigrantes.
Trump seguramente durmió mal y al día siguiente a las elecciones se mostró más provocador, agresivo y desafiante que de costumbre y exigió al Congreso que autorice los dineros necesarios para la construcción del muro que pretende levantar en la frontera común con México y amenazó con adoptar una postura de guerra si la oposición pretende seguir impulsando investigaciones sobre los muchos aspectos oscuros de su gobierno.
Atribuyó su derrota a problemas de logística: donde él ha ido personalmente a hacer campaña, dijo, casi siempre han ganado. En su rueda de prensa “socializó” las culpas. Empezó por los candidatos de su partido que no quisieron que hiciera campaña por ellos, cuyos nombres leyó una por uno, y ametralló a la prensa que no le es fiel.
Ante atónitos periodistas dijo que tiene “un tremendo apoyo, tal vez el mayor de la historia”, aunque los demócratas superaron en nueve puntos a los republicanos. Hace dos años también hablaba de su “tremendo margen de victoria” frente a Hillary Clinton, aunque ella obtuvo tres millones de votos más, todos ellos, por cierto, de inmigrantes ilegales. Es que en EU no es presidente el que más votos cosecha.
Los medios enemigos
En su caótica (¿y quizás la última?), conferencia de prensa Trump osciló entre la amabilidad y el bullying, sobre todo en varios intercambios que tuvo con periodistas. Jim Acosta, de CNN, fue el más agredido.
Trump estalló contra Acosta, cuando éste le inquirió si había usado la caravana de migrantes con fines electorales, ya que no se trata de una invasión. “Es una invasión. Eres una persona terrible… es una desgracia para esa empresa que trabajes para ella”, ametralló el magnate-presidente.
Horas después la Casa Blanca revocó la acreditación de Acosta al acusarlo de poner sus manos sobre una pasante que intentaba quitarle un micrófono durante la conferencia de Trump, informó la secretaria de prensa, Sarah Sanders, en un comunicado. Acosta replicó: Esto es una mentira y el canal salió en defensa de su colaborador: “Es una amenaza a nuestra democracia y el país merece algo mejor”, dijo CNN.
El presidente Trump cree en la libertad de prensa y espera que le hagan preguntas duras a él y a su gobierno. Sin embargo, nunca vamos a tolerar que un periodista le ponga las manos encima a una joven que simplemente trata de hacer su trabajo como becaria en la Casa Blanca, alegó Sanders.
Con Yamiche Alcindor, reportera afroestadounidense de PBS que le preguntó por su uso de la palabra nacionalista y si eso es nacionalismo blanco, Trump reviró: “esa es una pregunta racista… lo que acabas de decir es insultante”. Una vez más repitió que los medios de fake news son los enemigos del pueblo: pareciera que los fake news son potestad sólo del Presidente.
Difícil será saber que implica para el futuro del país que un candidato republicano a la asamblea estatal de Nevada, fanático de Trump y dueño de prostíbulos legales, ganara su elección a pesar de que falleció el mes anterior después de varios días de festejo por su cumpleaños en uno de sus comercios.
Repercusión en el exterior
El gobierno de Rusia consideró que los resultados no contribuirán a mejorar o empeorar las relaciones entre ambos países que lleva años deteriorada y que empeoró en 2016 por la presunta injerencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses. Dmitri Peskov, vocero del Kremlin, aceptó que los dos países tienen problemas y deben mantenerse en contacto, aunque afirmó: Eso no significa que nosotros no busquemos el diálogo.
Mientras, durante una visita a Pekín, el primer ministro ruso, Dimitri Medvediev, acusó a EU de usar las sanciones para resolver problemas políticos internos. Parece que cuanto más se recrudece la lucha política, más rabiosas son las penas contra los diferentes miembros soberanos de la comunidad internacional, afirmó. Es obvio que todos los tipos de sanciones, contra Irán, contra la Federación Rusa, las restricciones arancelarias impuestas a la Unión Europea y China en materia de suministros tienen como objetivo resolver problemas políticos internos, añadió.
Hua Chunying, vocera de la cancillería de China, se negó a comentar sobre los resultados de las elecciones intermedias y señaló que se trata de un asunto interno de los estadounidenses. Se abstuvo de hacer comentarios eludiendo el riesgo de ser acusada de injerencia. Sin importar el resultado, creemos que los dos gobiernos, los dos pueblos, quieren mantener buenas relaciones, dijo.
La Comisión Europea afirmó que espera cooperar estrechamente con el nuevo Congreso estadounidense, pese a la política arancelaria y al incremento de tasas a la importación del aluminio y al acero que impuso Trump.
El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, no espera que el titular de la Casa Blanca cambie su política tras las elecciones e hizo un llamado a una mayor unidad europea para hacer frente a Trump.
El ultraderechista Matteo Salvini, viceprimer ministro de Italia, felicitó a Trump “por los escaños conquistados en el Senado y la confirmación en estados cruciales. Contra todo y todos: periodistas de izquierda, actores y cantantes, directores y seudointelectuales.
La televisión estatal iraní, por su parte, se centró en las irregularidades en la votación reportadas en Estados Unidos durante la jornada de votación.
En las elecciones del martes, Trump salvó los muebles del incendio, a duras penas. Todo parece indicar que Estados Unidos se apresta a vivir otros dos años bajo el signo de la polarización, la arbitrariedad y la persistente erosión de las instituciones.
*Economista-jefe del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de EU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)