Streaming y vinilos

La masificación de internet, el intercambio de música en formato mp3 a través de la red y la piratería digital significaron un gran golpe para toda la industria musical. Más aún para un emprendimiento cultural como Ayuí. Con el comienzo de la popularización de las plataformas de streaming las cosas se reacomodaron un poco, aunque los retornos económicos para productores discográficos y músicos siguen siendo muy exiguos.

Ubal y Silveira están de acuerdo que de todas maneras estar en las plataformas es una necesidad. “Continuamos hasta hoy editando discos físicos, pero es fundamental estar en las plataformas de streaming”, aceptan ambos. “Estas despersonalizan mucho las ediciones, desconocen y no tienen en cuenta el trabajo y la acumulación cultural de los catálogos, pero a su vez, permiten que prácticamente todas las grabaciones puedan estar disponibles al público. Ayuí/Tacuabé continuamente está actualizando y subiendo grabaciones, remasterizando antiguas cintas analógicas con los últimos programas, lo cual es un trabajo que exige preparación técnica por un lado y recursos por otro. Cuesta caro mantener un catálogo extenso al día.

Se ha perdido y se ha ganado con el avance de la digitalización. Lo que es seguro es que esto no se detiene acá, que continuará cambiando la forma de escuchar y comercializar la música grabada. Y que todos los que generamos contenidos culturales –artistas, intérpretes, productores– debemos seguir batallando por nuestros derechos”.

Aunque el streaming es el medio principal en el cual se escucha, y se comparte la música hoy, hay un formato que desde hace al menos una década ha vuelto a renacer con fuerza: el disco de vinilo. Esta vuelta parecería ideal para revalorar aquellos postulados de calidad estética y sonora pregonados por Ayuí en sus comienzos.

El sello comenzó a meterse en el mundo del vinilo nuevamente al licenciar los discos Estado de ánimo (1990) de Hugo Jasa y Ni un minuto más de dolor (1983) de Travesía (que saldrá a inicios del año próximo), editados conjuntamente por el sello español Vampisoul y el uruguayo Little Butterfly Records.

A comienzos de 2022 estará inaugurando –a treinta años de sus últimas ediciones en ese formato– una segunda época como editor de vinilos. El sello editará por primera vez en versión LP, el disco Fines, de Fernando Cabrera, con nueva mezcla y remasterización; álbum que inauguró en 1993 la etapa del CD para el sello. Al igual que en muchos otros ámbitos de la vida, el periplo de Ayuí/Tacuabé es circular. Como aquellos logos diseñados por Barnes y los cientos de discos que editó a lo largo de 5 décadas.

Cinco recuperaciones históricas

Eduardo Fabini: Las cinco grandes obras sinfónicas (1998). La imagen de Eduardo Fabini está en los billetes de 100 pesos y todos conocemos al menos su nombre y lo relacionamos con la música. Sin embargo, las obras del compositor uruguayo más importante de la primera mitad del siglo XX, no estaban a disposición el público. Esta edición realizada en conjunto con el SODRE, comenzó a llenar ese vacío. En 2007, Tacuabé y el Sodre volvieron a unirse para rescatar más grabaciones históricas de la obra del artista.

Alberto Mastra: Con permiso (2002). Alberto Mastra fue un pionero al mezclar milonga y tango con distintos géneros musicales y sus composiciones fueron interpretadas por leyendas del tango como Aníbal Troilo, Edmundo Rivero o Roberto Goyeneche. Ayuí rescató grabaciones suyas que nunca se habían hecho públicas, registradas nada menos que por Abel Carlevaro,

El tango del Club de la Guardia Nueva (2010). En el Montevideo de fines de la década del 50 e inicios de la del 60 se desarrolló una escena tanguera de vanguardia, muy influenciada por la revolución iniciada por Astor Piazzolla, Manolo Guardia, Luis Pasquet, Toto D’amario y Cesar Zagnoli, entre otros buscaban darle una nueva visión al tango desde esta orilla del Río de la Plata. Esta escena saludada por el propio Piazzolla quedó en el olvido. Ayuí recuperó parte de este legado, editando un CD con grabaciones en vivo de estos artistas.

Manolo Guardia, Hebert Escayola y Daniel Lencina: Candombe! (2012). En 1965 el productor y músico George Roos (tío de Jaime) ideó un ambicioso proyecto de internacionalización del candombe. Para eso se juntó con destacados músicos uruguayos provenientes del jazz con los que grabó tres discos que usaban el ritmo del candombe con toques de jazz y de música tropical sofisticada. El proyecto fue un fracaso comercial, pero influenció enormemente a músicos como Rubén Rada, Eduardo Mateo, los hermanos Fattoruso y el propio Jaime Roos. Los discos originales eran inconseguibles y no habían sido reeditados en casi 5 décadas. Ayuí rescató esa música olvidada y la compiló en un solo CD.

Pedro Ferreira: El Rey del candombe (2019). Pedro Ferreira fue una figura fundamental en el origen del candombe canción. En 1956 fundó la orquesta Cubanacán, donde unió la música afrocaribeña con el candombe, componiendo algunas canciones que hoy son clásicos. Sin embargo, sus grabaciones no se habían reeditado desde los años 60. Ayuí/Tacuabé trabajó junto al Centro de Documentación Musical Lauro Ayestarán para recuperar la obra grabada del artista.