El cantautor y los niños: Víctor Manuel y una orquesta infantil

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Lagos Nilsson.

Como se sabe, la infancia chilena —básicamente por medio de sus adolescentes, con tibio apopyo de sus maestros y desconcierto del sector político— está inmersa en una batalla de cuyo resultado dependerá buena parte del futuro del país (si no todo su futuro); por esta razón cobra importancia el gesto del cantautor español (asturiano) Víctor Manuel, de gira por Chile, que resolvió apadrinar una orquesta infantil —y no en un sector acomodado, precisamente, de la capital del país.

Un año menor que el desaparecido Carlos Cano, con cuatro menos que Joan Manuel Serrat o Patxi Andion y unos 14 menor que Paco Ibáñez, Víctor Manuel comparte con aquellos una época que a despecho de sus diferencias los hizo crecer, cada cual a su manera y en sus circunstancias, un tiempo que los hermana por haber resistido lo peor de la vida social: la persecución, la discriminación y, acaso, miedo antes de amanecer.

Franco, en cierto modo no es desconocido en Chile; Pinochet, como creatura nacida del huevo de esa serpiente, hizo en el país lo mismo que el caudillo en España: silenciar los ojos, apagar las voces, atar los miembros, reinar al miedo. Pero tampoco pudo. Los muertos no mueren si no mueren los recuerdos, los muertos no se olvidan si no se olvida la dignidad. Víctor Manuel es un capítulo entre los capítulos de la dignidad de España.

Probablemente el gran público no conozca su faceta de artista e intelectual rebelde como sí conoce sus canciones de amor (¿podría no haberlas escrito el marido de la estupenda Ana Belén?); quizá nunca sepa quien lo escuche los riesgos corridos por su militancia en el Partido Comunista Español bajo la mirada angurrienta de sangre de la dictadura franquista. Quizá nadie sepa —él no habla de eso— de la amistad que comenzó a forjar con Salvador Allende.

Ciertamente no es mayoría la que conserva viejos discos de 1975 o 76, en solidaridad con los actores en huelga, su hablar como minero asturiano, su Canto para todos.

Ése es el hombre que este martes 19 de julio al filo del mediodía una productora sui géneris, ArteMedios, le presentará al alcalde de Quilicura, Juan Carrasco —el mismo alcalde que apoya a los estudiantes que han tomado colegios y pasan hambre en las tomas— para apadrinar a la Orquesta Infantil de la comuna y firmar con (algunos) artistas chilenos la carta Ilusiones compartidas, un compromiso de los artistas e intelectuales españoles con la cultura progresista.

Ya no hay noticias locales. El mundo sigue ancho y ajeno, sólo que tal vez aparecen nuevos medios para reivindicarlo propio y de todos.

Addenda
El documento Ilusiones Compartidas puede leerse aquí.
 

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