Las corporaciones, empresas y fondos de inversión, principalmente estadounidenses, han hecho del Caribe su territorio favorito. Ahí tienen sede entidades que facilitan operaciones especulativas y flujos de capitales asociados a esas prácticas. Paraísos fiscales, guaridas para empresas e industrias off-shore, empresas fantasmas y diversidad de fideicomisos están presentes en por lo menos 14 países, entre los mayores, las Islas Caimán, Bermudas, Panamá, las Bahamas, Islas Vírgenes, Curazao y Barbados.
Son negocios del capital financiero caracterizados por la evasión y elusión fiscal, prácticas apetecidas por las corporaciones trasnacionales y los fondos de inversión, conocidos en el mundo por sus altos índices de acumulación de capital, mientras evitan pagar impuestos y reinvertir en los países donde obtienen sus pingües ganancias.
BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo, por ejemplo, mantiene operaciones en la colonia británica Islas Caimán, uno de los más importantes centros financieros del mundo, donde albergan los principales nodos off-shore. Allí, los servicios financieros constituyen 50 por ciento del PIB y unas 40 mil empresas tienen sede, al punto que se ironiza sobre que hay más negocios registrados que población. En Gran Caimán se registra un banco por cada 100 habitantes.
Las Islas Bermudas, consideradas “territorio británico”, son conocidas como el tercer mercado de seguros y reaseguros del mundo. Allí tienen sede o sucursal las principales corporaciones globales de estos rubros. Están registradas unas 10 mil empresas extranjeras, más o menos una por cada mil habitantes. También se han establecido allí entidades de registro marítimo y aeronáutico, como legado de las instalaciones militares estadunidenses que funcionaron anteriormente, mientras ahora opera una estación de seguimiento de la NASA.
El secretismo es otra característica de los paraísos fiscales. La reserva sobre inversiones y operaciones, a más de beneficiar a los actores corporativos legitimados, también abre la puerta al flujo o lavado de capitales ilícitos. Las Islas Caimán, por ejemplo, constan entre los países que albergan ese tipo de flujos encabezados por Estados Unidos y Reino Unido. No obstante, el capital financiero no figura en la primera línea al momento de tomar medidas para luchar contra el narcotráfico. Por el contrario, con esas prácticas financieras altamente contaminadas, inversiones ilícitas son integradas a los flujos de capital y devienen consustanciales al funcionamiento del capitalismo que Estados Unidos y sus corporaciones buscan precautelar.
Hay que enfatizar que estos nichos para el funcionamiento del capital especulativo y operaciones financieras ilegales tienen relación directa con la polarización económica en América Latina y el Caribe. Mientras el endeudamiento de los países se multiplica, se estima que 27 por ciento de la riqueza privada latinoamericana está en paraísos fiscales; son ganancias que no se invierten o reinvierten en los países empobrecidos por ese tipo de prácticas viciosas.
En este panorama, lo que está en juego en la incursión militar estadunidense es el control geopolítico y geoeconómico de una región tomada por el capital financiero y corporativo como centro de sus operaciones especulativas, a la vez que como fuente inagotable de extracción de recursos naturales e incluso como espacio para el negocio de la guerra. En palabras del ex director de la Oficina Antidrogas de la ONU Pino Arlacchi, la figura del narcoterrorismo colocada por Estados Unidos para cercar a Venezuela e incursionar en el Caribe debería llamarse directamente petróleo y otros recursos.
No obstante, si el Gran Caribe está en disputa es porque hay proyectos antisistémicos en curso con propuestas de soberanía y autodeterminación, con prácticas de redistribución económica, diversificación de la producción y perspectivas de una nueva arquitectura financiera en las antípodas de las extorsiones económicas que el proyecto capitalista y colonial fomenta.
La otra cara del Gran Caribe son los enfoques humanistas y pacifistas que Cuba, Venezuela, Nicaragua, los países de ALBA-TCP, México, Colombia y otros enarbolan, con la Proclama de Latinoamérica y el Caribe Zona de paz.
* Socióloga y comunicadora. Coordinadora de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad-Ecuador
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