El Comando Sur de EU y los corruptos y autoritarios comunistas chinos

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Durante la apertura de la Conferencia Sudamericana de Defensa 2025 (Southdec) en Buenos Aires, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Alvin Holsey, alertó que “el Partido Comunista Chino continúa su incursión metódica en la región, «buscando exportar su modelo autoritario, extraer recursos y establecer infraestructura de doble uso, desde puertos hasta el espacio”.

“Instamos a Estados Unidos a que reflexione, rectifique, y respete la soberanía y la dignidad de los países de América Latina y el Caribe”, lanzó China a través de un comunicado difundido por su embajada en Buenos Aires. Es el mismo mecanismo que viene utilizando Beijing para responder en público ante los dichos de funcionarios estadounidenses.Construir resiliencia a través de la cooperación para la ciberseguridad ...

Semanas atrás, el futuro embajador estadounidense en Argentina, Peter Lamelas, había denunciado durante su exposición de ratificación en el Senado un sistema de corrupción de China, junto a un pedido para que las provincias argentinas corten cualquier tipo de vinculación comercial y política. La presión estadounidense no sólo es discursiva: también presiona a través de la cooperación en materia de defensa, inteligencia, entre otras ramas.

Por su parte, Holsey acusó al Partido Comunista Chino de intentar expandir su “modelo autoritario” mediante una estrategia donde busca extraer recursos valiosos y establecer infraestructura que podría tener un uso dual, desde puertos hasta instalaciones espaciales”. Lo dijo frente al ministro de Defensa argentino, Luis Petri, y el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Xavier Isaac.

Buques y tropas en el Caribe

Tras  el despliegue de tres buques de guerra de la Armada de Estados Unidos con cuatro mil soldados en aguas de Caribe, así como sus aviones y lanzamisiles, frente a la costa venezolana, bajo el pretexto del combate al narcotráfico, distintos países de la región salieron a respaldar al gobierno de Nicolás Maduro y se mostraron en alerta por esta nueva amenaza de Washington.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, aseguró que una invasión de EU a Venezuela convertiría a ese país en otra Siria y arrastraría a Colombia a otro conflicto. En tanto el asesor para Asuntos Internacionales de la presidencia brasileña, Celso Amorim, manifestó su «preocupación» por el desplazamiento de tres buques de guerra estadounidenses en el Caribe, en línea con los gobiernos de México, Cuba y Bolivia. El mandatario advirtió que una invasión a Venezuela convertiría a ese país en “otro caso Siria” y arrastraría a Colombia a una crisis continental.

En el marco del desembarco en Argentina del jefe del South American Defense Conference  y tras sus reuniones en la Casa Rosada junto a las autoridades de Defensa locales, la cuenta oficial de este organismo estadounidense incluyó a las Islas Malvinas (en poder de Gran Bretaña) como territorio argentino en uno de sus posteos «La Conferencia de Defensa Sudamericana, celebrada esta semana en Argentina, destaca las alianzas de defensa de larga data que son clave para la seguridad en América del Sur y el Hemisferio Occidental», señaló el Comando Sur en sus redes sociales.

La prensa oficialista argentina señaló que las relaciones entre Javier Milei y Donald Trump siguen dando muestras de solidez, con la llegada -por segunda vez- del jefe del Comando Sur  para reunirse con las autoridades de Defensa.

Mientras el cónclave se desarrollaba en el extremo sur de Sudamérica, Washington desplegó tres destructores dotados de misiles guiados frente a las costas venezolanas para encarar “las amenazas de los cárteles de la droga latinoamericanos”, acción justificada por la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, como consecuente con la postura del presidente Donald Trump de “utilizar todos los recursos de su poder para detener la entrada de drogas a nuestro país”.

Javier Milei recibió este martes al jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Alvin Holsey 20250429

Holsey llegó a la Argentina en medio de una ofensiva diplomática, comercial y militar que Washington despliega con precisión quirúrgica en el sur del continente americano. El representante de la célula encargada de promover los intereses estadounidenses en su «hemisferio occidental» tienen a la seguridad regional, el combate al crimen organizado y la «vigilancia del dominio marítimo» como temas clave en agenda, en un contexto en que Washington antes mandaba en solitario y ahora se disputa codo a codo con Beijing la influencia en el Atlántico sur.

Holsey no es un nombre nuevo para el gobierno del ultraderechista Javier Milei: en abril ya había sido recibido con  honores por el presidente  en la Casa Rosada, donde las coincidencias en torno a la agenda hemisférica quedaron asentadas, en un gesto que remitió a tiempos del gobierno neoliberal de Mauricio Macri. Es la primera vez desde 2018 que Argentina volvió a ser sede de la Conferencia Sudamericana de Defensa, un evento que implica -obviamente- más que simples intercambios técnicos.

El jefe de Comando Sur de Estados Unidos vuelve a la ArgentinaLa visita de Holsey se produce tras una seguidilla de gestos del gobierno de Milei  en clave de alineamiento con la doctrina de seguridad estadounidense, incluida la reciente visita de la poderosa funcionaria del gabinete de Trump,  la secretaria de Seguridad Kristi Noem. La reciente cooperación en temas de seguridad pero también de defensa —incluida la compra de equipamiento militar con tecnología norteamericana como los aviones caza F-16 que son parte del nuevo paradigma libertario en política exterior.

El almirante afirmó que la presencia e influencia chinas tienen consecuencias de gran alcance en el Cono Sur, “donde líneas marítimas vitales de comunicación, como el Estrecho de Magallanes y el Paso Drake, funcionan como cuellos de botella estratégicos que podrían ser utilizados por el Partido Comunista Chino para proyectar poder, interrumpir el comercio y desafiar la soberanía de nuestras naciones o la neutralidad de la Antártida”.

Coincidentemente, el Departamento de Estado estadounidense reiteró que desconoce al gobierno constitucional de Venezuela y ofreció hasta 25 millones de dólares por información que conduzca al arresto o condena del ministro de Interior, Diosdado Cabello Rondón, por impulsar una “conspiración narcoterrorista” entre el cártel de Los Soles y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Para redondear la andanada de ataques a la legalidad y reafirmación de la asertividad neocolonial, el secretario de Estado, Marco Rubio, anunció sanciones a otros cuatro jueces y fiscales de la Corte Penal Internacional (CPI), a la que calificó de “amenaza para la seguridad nacional que ha sido un instrumento de guerra jurídica contra Estados Unidos y nuestro cercano aliado Israel”.

Con esta ronda punitiva, son ya ocho los funcionarios de la CPI que enfrentan la persecución de Washington por atreverse a investigar el genocidio perpetrado por Tel Aviv contra el pueblo palestino y buscar que el primer ministro Benjamín Netanyahu rinda cuentas por sus crímenes contra la humanidad.

Esta breve relación de actos y declaraciones de miembros del gabinete trumpista –todos ellos ocurridos entre el lunes y ayer– constituye una demostración palmaria de la hipocresía, la esquizofrenia, el lenguaje orwelliano, la violencia y el pensamiento transparentemente imperial que caracterizan al trumpismo y, en gran parte, a la clase dominante de la superpotencia, señala un editorial del diario mexicano La Jornada.

Los señalamientos contra Pekín por el presunto riesgo de que haga todo lo que Washington ha hecho en América Latina por más de siglo y medio rozan el delirio: acusan amenazas al comercio, mientras imponen aranceles arbitrarios a todo el planeta; hablan de soberanía, mientras financian golpes de Estado, instalan bases militares, establecen bloqueos condenados por la comunidad internacional, se arrogan la facultad de nombrar gobiernos, envían buques de guerra y ofrecen recompensas para derrocar a gobernantes que no se pliegan a sus intereses.

La misma existencia de un Comando Sur, asignado a controlar Centro y Sur América y el Caribe, demuestra que el único riesgo para la soberanía de la región proviene de Washington y sus aliados locales de derecha y ultraderecha.

 

* Sociólogo  y analista internacional, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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