El debate Trump-Clinton, un show de TV para ver sangre o comedia con ejes en economía y seguridad

En el debate celebrado el lunes 26 en la Universidad Hofstra, en Hempstead, Nueva York, entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton (demócrata) acusó a Donald Trump (republicano) de sexista, éste reviró con una descalificación: usted es una política profesional más.

Vinieron, vieron, pero no ganaron.

El concurso sobre quién sería el mejor comandante en jefe y cuál de estos dos integrantes del 1 por ciento más rico sería el que más beneficiaría a los más pobres acabó con Hillary Clinton acusando a Donald Trump de racismo y sexismo, y él lanzando uno de los peores insultos: que ella es sólo otra política profesional más.

Fue un espectáculo asombroso aun antes de empezar, un enfrentamiento entre la realidad y el entretenimiento, un combate entre un dueño de casinos, estrella de reality shows y el primer candidato presidencial sin previa experiencia política o militar contra una de las figuras políticas más experimentadas y representante por excelencia del establishment, quien seguramente aún no puede creer que está empatada en los sondeos con un bufón de semejante talla.

Por ello fue uno de los actos televisivos más vistos –se pronosticaban unos 100 millones de televidentes, cifra comparable con un evento como el Súpertazón–, ya que la gente lo sintonizó para ver sangre o comedia. Los análisis antes, durante y después del debate fueron como si se tratara de un campeonato de boxeo: quién dio un gancho al hígado, cuál fue la mejor combinación, cómo se portó el réferi.

El enfoque fue sobre si Trump podía presentarse más allá de un portavoz de sectores hartos con la cúpula política y económica del país y de corrientes reaccionarias y racistas y proyectar una imagen presidencial, o sea, si tenía un mínimo de conocimiento de los asuntos de Estado más importantes.

Para la candidata demócrata Hillary Clinton el enfoque fue cómo enfrentar al contrincante más inusual e impredecible en la historia política moderna y, a la vez, superar la falta de confianza popular que sigue padeciendo.

Al final de la noche no pasó nada dramático para cambiar de manera sustancial la percepción pública, aunque eso se comprobará en los próximos sondeos. Ambos compitieron sobre quién sería el comandante en jefe más feroz contra la amenaza del Estado Islámico, contra el crimen y la violencia dentro de Estados Unidos y quién generaría más prosperidad para la clase media.eeuu-trump-vs-hillary1

México se presentó al inicio del debate, cuando les preguntaron sobre sus propuestas económicas. Trump acusó que México se está robando nuestros empleos al afirmar que el defectuoso Tratado de Libre Comercio de América del Norte tiene que ser renegociado, ya que es el peor tratado comercial jamás pactado. México y China, afirmó, están destruyendo los empleos industriales de Estados Unidos; aseguró que él pondría fin a eso y acusó a Clinton de ser la campeona de todos los acuerdos comerciales como estos. Clinton se limitó a declarar que favorecía tratados justos e inteligentes.

Batallaron sobre sus propuestas económicas. Ella dijo que sus políticas económicas sólo beneficiarán a los más ricos y que implicaban retornar a las mismas políticas que hicieron estallar la gran recesión de 2007. Él insistió en que era hora de que un empresario tomara las riendas del gobierno para finalmente poner orden y generar prosperidad en el país, algo que los políticos no saben hacer. Ella reviró: Donald, sé que vives dentro de tu propia realidad.

Se enfrentaron sobre el asunto de que Trump rehúsa difundir sus declaraciones fiscales. Él resaltó que lo haría después de concluir una auditoría, aunque las autoridades han dicho que eso no impide difundirlas. Clinton acusó que no quiere hacerlo porque tiene algo que ocultar, tal vez no es tan rico como dice, o tiene más deudas, o no ha pagado impuestos federales. Él no negó lo último. Para defenderse, dijo que estaría dispuesto a difundir su informe si ella revela los 33 mil correos electrónicos que han desaparecido de su cuenta.

eeuu trump y hillaryEn otro momento, ante una pregunta del moderador Lester Holt, de NBC News, sobre el asunto del manejo de los correos electrónicos durante su gestión como secretaria de Estado, algo que ha perseguido a la candidata a lo largo de esta contienda, Clinton reconoció otra vez que fue un error, no tengo excusas, asumo la responsabilidad. Trump la interrumpió y afirmó que fue una desgracia y que lo hizo a propósito.

El debate giró hacia el asunto de la raza y el sistema judicial. Clinton hizo énfasis en que se requiere de una reforma al sistema de justicia penal porque ahí existe un racismo sistémico, mejorar las relaciones entre comunidades y policías y poner fin a la plaga de la violencia de armas de fuego. Trump declaró: necesitamos ley y orden, sin lo cual no tendremos país. Resaltó la violencia en zonas urbanas marginadas y dijo que los afroestadunidenses y los hispanos están viviendo en el infierno en esas zonas, y por lo tanto se necesitan medidas para quitar las armas a la gente mala.

Fue en esta sección del debate cuando Clinton acusó a Trump de promover una mentira racista por cuestionar durante años si el primer presidente afroestadunidense había nacido en Estados Unidos. Recordó que en 1973, cuando Trump primero encabezó la empresa de bienes raíces de su padre, el Departamento de Justicia presentó una demanda judicial por prácticas de discriminación racial en su contra; él tiene una historia racista, aseguró. Trump intentó maniobrar, pero sólo ofreció una defensa torcida y poco coherente sobre el tema del acta de nacimiento de Barack Obama, acusando a Clinton de haber promovido esa acusación cuando hacía campaña contra Obama.

Sobre asuntos de seguridad nacional, los candidatos hablaron de la necesidad de enfrentar las ciberguerras. Trump afirmó que ahora tiene el respaldo de casi 200 generales y almirantes, así como los gremios de la Patrulla Fronteriza y los trabajadores de Migración y Aduanas. Insistió en que con Clinton y Obama Estados Unidos ha perdido el control sobre muchas cosas. Aseveró que el Isis (también conocido como Estado Islámico) fue posible por la manera en que Obama y Clinton se salieron de Irak, y que fue un error no tomar el petróleo de ese país. Clinton y el moderador subrayaron que Trump había favorecido la guerra contra Irak, pero él repetidamente dijo que eso era falso. Ambos prometieron derrotar al Isis.

Aquí entraron al terreno de quién tenía el mejor temperamento y cualidades para ser comandante en jefe. “Un hombre que puede ser provocado por un tuit no debería tener sus manos sobre los códigos nucleares”, atacó Clinton.

Trump replicó: yo tengo mucho mejor juicio que ella. Tengo mucho mejor temperamento, y aseguró que ella no tenía el aguante para ser presidenta. Agregó que ella tiene experiencia, pero es mala experiencia.

Al final, todo culminó con Clinton diciendo que Trump es sexista por haber llamado a mujeres marranas y perras. Trump indicó que en los espots publicitarios Clinton lo ha acusado de muchas cosas falsas, y que se había detenido en atacarla de la misma manera. Se quejó de que esas son cosas muy poco amables.

Ambos entraron al cuadrilátero en la Universidad Hofstra, en Long Island, Nueva York, como los candidatos más reprobados por el electorado en la historia moderna del país. En el promedio de las encuestas nacionales principales del país, calculado por RealClearPolitics, Clinton gozaba este lunes de una ventaja de 1.6 por ciento y el margen de su ventaja en los estados claves se sigue reduciendo o está anulado.

Hillary-ClintonHillary no logra convencer

En un debate marcado por los escasos reflejos de Hillary Clinton y el discurso errabundo de Donald Trump, la candidata demócrata consiguió poner en evidencia a su contrincante para presentarlo como un racista redomado que cimentó su carrera política cuestionando la legitimidad de Barack Obama como presidente de Estados Unidos. Pero, además, como un candidato poco preparado para ocupar el cargo de presidente.

En una serie de golpes asestados por Clinton, en medio de un intenso intercambio de ataques del candidato republicano, la demócrata consiguió capturar la atención de los medios y de un electorado que, precisamente, se sigue resistiendo a Donald Trump por su historial de comportamientos racistas, lo mismo como empresario que como candidato del partido republicano.

Donald quiere «dejar hoy morir el movimiento que inició hace años. El comenzó su actividad política basada en esa mentira de que el presidente Obama no era ciudadano. Y persistió con ello año tras año. Porque la gente que ya sabemos (vinculados al Ku Klux Klan) lo apoyó. Pero, además, Trump fue demandado por el Departamento de Justicia por familias afroamericanas a las que se negó a alquilar viviendas. Donald tiene un largo comportamiento racista», señaló Clinton en uno de los más sonoros reclamos durante el debate.

Como toda respuesta, el candidato republicano se mostró orgulloso de haber presionado al presidente Barack Obama para que hiciera público el acta de nacimiento en la que, efectivamente, quedaba demostrado que nació en Hawai, Estados Unidos.

Aunque es difícil establecer como clara ganadora del primer debate a Hillary Clinton, quien desaprovechó múltiples oportunidades para rebatir a su contrincante, lo cierto es que a lo largo de 90 minutos, Donald Trump dejó en evidencia sus muchas carencias como aspirante a presidente y comandante en jefe.

Y aunque Trump se mostró como un duelista hábil y agresivo a la hora de arrebatar la palabra, sus mentiras sobre el movimiento “birther” que cuestionó la legitimidad del presidente Obama; su falta de conocimiento en política exterior y sus continuos embustes para negar que alguna vez apoyó la guerra en Irak (cosa que sí hizo), su participación en este primer debate demostró que no estuvo a la altura de Hillary Clinton, ni del cargo al que aspira como candidato del partido republicano.

En un primer sondeo realizado por la cadena CNN, el 62% de los telespectadores consideraron que el debate fue ganado por Clinton, mientras que el 27% consideró que el vencedor fue Donald Trump.

A pesar de la encuesta de la cadena CNN, la dificultad de declarar un claro ganador contrastaba con el extendido consenso entre la mayoría de los observadores que coincidieron en señalar que, el gran perdedor de este primer choque entre Clinton y Trump, fue el presentador y moderador, Lester Holt, quien fue incapaz de mantener a raya al republicano y actuar como un moderador eficaz.U.S. Republican presidential candidate Donald Trump speaks at a campaign event in an airplane hanger in Rome, New York

Aunque es pronto para decir en qué medida Clinton ha conseguido convencer a los electores que se le siguen resistiendo y, sobre todo, frenar a su adversario en las encuestas, lo cierto es que su actuación en este primer debate la ha permitido presentarse como una mejor opción ante un candidato republicano que aún tendrá otras dos oportunidades para recuperarse de una actuación que difícilmente podrá reflejarse positivamente en las encuestas.

Aunque, como ha quedado demostrado, en el caso de Donald Trump cualquier pronóstico es un ejercicio arriesgado.

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