El futuro de Hamás despues del 7 de octubre de 2023
Mantener a Gaza pobre y bajo el control de Hamás formaba parte de la estrategia desarrollada por Netanyahu e implementada con la actitud de que un Hamás debilitado servía a los intereses de Israel de tener un gobierno que controlara a la mitad del pueblo palestino y que se dedicara a destruir a Israel. Así, Netanyahu incluso facilitó y permitió la financiación del gobierno de Hamás con dinero procedente de un Estado que apoya abiertamente a Hamás y a la Hermandad Musulmana: Qatar. Junto con la política de deslegitimar el gobierno de Mahmoud Abbas en Cisjordania, pero permitiendo y fomentando la conservación de suficiente capital y otros intereses en Cisjordania para prometer que la Autoridad Palestina seguiría coordinando la seguridad con Israel, la estrategia de Netanyahu de impedir la presión sobre Israel para que se ocupara de la cuestión palestina se aplicó por completo.
A los ojos de la mayoría de los palestinos, la Autoridad Palestina trabajaba para Israel y protegía a los colonos mientras no proporcionaba ninguna seguridad a los palestinos. La AP perdió la mayor parte de su legitimidad a los ojos de la mayoría de los palestinos hace años. Esta división política, con Hamás por un lado y la Autoridad Palestina por otro, permitió a Israel seguir afirmando que no hay ningún socio para la paz, mientras que Netanyahu y otros israelíes, entre ellos Bennett, Gantz, Lapid y básicamente toda la cúpula israelí, declararon que no participarían en ningún proceso de paz con los palestinos.
Los Acuerdos de Abraham eliminaron entonces por completo la cuestión palestina de la agenda israelí, que no apareció en absoluto en ninguna de las repetidas rondas de las elecciones israelíes. Desde los intentos de Olmert de negociar con los palestinos en 2008, no ha habido ningún esfuerzo israelí serio por encontrar soluciones sobre cómo convivir en relativa paz en la Tierra entre el Río y el Mar.
Esta cómoda situación para la sociedad israelí durante dos décadas ha permitido que los asentamientos se expandieran y que Israel se hiciera con el control de cada vez más tierras en Cisjordania. Netanyahu prometió a Estados Unidos que no construiría nuevos asentamientos, así que construyeron «nuevos barrios» de los asentamientos existentes, algunos a muchos kilómetros de distancia de los asentamientos existentes. Colonos salvajes, violentos y fanáticos religiosos tomaron posesión de tierras de propiedad palestina y siguieron expulsando a los palestinos de sus tierras. Aumentó la violencia contra los palestinos y el vandalismo contra las propiedades palestinas, todo ello protegido por el ejército y la policía de fronteras israelíes.
La violencia palestina, en Yenín, Nablús y otros lugares, organizada y también por individuos, fue una respuesta natural contra las tácticas israelíes para expulsar a los palestinos de Palestina, todo ello sacado del libro de texto de Smootritz y Ben Gvir, con Netanyahu a su lado. La gota que colmó el vaso -la que siempre une a palestinos, árabes y musulmanes contra Israel- es lo que perciben como los ataques contra Al Aqsa. Los palestinos y los musulmanes consideran que el cambio constante del «statu quo», según el cual Al Aqsa, la totalidad del Haram a-Sharif/Monte del Templo, es sólo para la oración musulmana y el Kotel es para la oración judía, forma parte de un gran plan de Israel para eliminar las mezquitas y reconstruir el Templo.
Los palestinos y los musulmanes no creen en las garantías israelíes de que esto no va a ocurrir, no son creídas y la Tumba de los Patriarcas en Hebrón es el ejemplo que ponen para mostrar cómo los judíos tomaron posesión del lugar y con la fuerza dividieron el lugar sagrado con planes de prohibir finalmente a los musulmanes rezar allí. Al Aqsa es el nervio «nuclear» en bruto del conflicto israelo-palestino y cuando se toca, se producen explosiones.
Los israelíes debemos empezar a enfrentarnos por fin al engaño que hemos vivido durante décadas con una aceptación casi total. Debería quedarnos claro a todos que no se puede ocupar a otro pueblo durante 56 años y esperar tener paz. No se puede encerrar a más de 2 millones de personas en lo que es una jaula humana y esperar tener tranquilidad. 17.000 trabajadores palestinos en Israel fue un buen comienzo del gobierno de Bennett-Lapid, pero es demasiado poco y demasiado tarde para empezar a cambiar la realidad en Gaza y crear verdaderos intereses en mantener una relativa calma. Por fin se está entendiendo el concepto fallido de que se ha disuadido a Hamás, pero por las razones equivocadas.
Me he pronunciado en contra de la idea de la posibilidad de disuadir a Hamás durante y después de cada ronda de combates con Hamás y la Yihad Islámica en Gaza. He dicho repetidamente en los estudios de la televisión israelí que Israel no puede crear disuasión contra Hamás. Los combatientes y líderes de Hamás no sólo no tienen miedo a morir, sino que reclutan combatientes de Hamás desde edades tempranas de familias desconsoladas inmediatamente después de cada ronda de conflicto.
Entonces se les educa en los valores islámicos (distorsionados) de morir por Palestina, por Alá, por el Islam, por Al Aqsa y para vengarse por la muerte de su padre, hermano, madre, hermana, etc. Realmente creen que la vida en la tierra es corta y sólo tiene verdadero sentido si te conviertes en un mártir, un shaheed por Alá, Palestina, Al Aqsa, el Islam y para vengarte. Convertirse en un shaheed es la garantía del paraíso eterno, que es mucho más importante que la corta vida en este mundo. ¿Cómo se puede construir una disuasión contra esto? Pero los generales retirados en los estudios de televisión nunca estuvieron de acuerdo y nunca escucharon, al igual que los generales y los políticos que toman las verdaderas decisiones sobre lo que hace Israel.
* Gershon Baskin (negociador con Hamás y empresario israelí) en The Times of Israel (28 de octubre). Traducción de Adriana Fernández