El Papa en Polonia: un tropezón… no es caída

El Papa Francisco viajó a Polonia con motivo de una Jornada Mundial para la Juventud de Cracovia. Dos grandes circunstancias rodean este viaje papal. Una, aparentemente, apunta al interior de la Iglesia y tiene que ver con el desplazamiento de Francisco a un sitio que es considerado como el reservorio de una de las Iglesias más conservadoras, la misma que tuvo al polaco Karol Józef Wojtyła (el Papa Juan Pablo II, quien gobernara la Iglesia durante 27 años) como su abanderado. La otra, que este hecho se produjo apenas unas horas después del horrendo crimen de un sacerdote de 86 años, en lo Normandía francesa, degollado –frente al altar- por militantes que reivindican su pertenencia al Estado Islámico.

Ambos hechos, profundamente molestos para el Papa Bergoglio, parecen graficados en el tropezón –difundido a los cuatro vientos por toda la prensa mundial-  que tuvo el Pontífice en medio de una celebración religiosa.

Respecto a la relación de Francisco con la Iglesia polaca, para muchos allí se manifiesta la contradicción entre el nuevo espíritu que el Papa le quiere dar a la Iglesia a diferencia de otros sectores anclados en el pasado. Ello, con ser cierto, no parece ser el centro de los problemas por los que transita el Papa. Un comentario de la cadena norteamericana Fox News, que se puede considerar como la vocera del pensamiento occidental más conservador, quizás nos acerque un poco más a la realidad. Un comentarista de esa red le pidió al Papa Francisco que renuncie, “dado que es tiempo de terminar con su mal aconsejado y arrogante papado”. Da la impresión que este comentario va más allá de los temas religiosos. En efecto, el Papa no es visto, desde los sectores conservadores de los Estados Unidos, con buenos ojos y por eso promueven su separación, al mismo tiempo que le quitan apoyo económico para el sostenimiento de la Iglesia. No olvidemos que la Iglesia polaca y el propio Papa Juan Pablo II estuvieron a la cabeza del proceso que fortaleció al mundo occidental contribuyendo a poner fin al comunismo en la Europa Oriental, en los últimos años del siglo pasado.

En cuando al horrendo episodio del asesinato del sacerdote francés, el mismo le sirvió a Bergoglio para volver sobre su idea que “el mundo está en guerra, porque ha perdido la paz”. A renglón seguido, para no dejar dudas sobre su evaluación sobre el desgraciado acontecimiento del cura francés, aclaró que “no es una guerra de religiones, porque todas las religiones queremos la paz, la guerra la quieren otros”. Para dejar aún más claro su mensaje sobre esta “guerra en pedacitos” el Papa sostuvo: “hablo de guerra en serio; no de guerra de religión. Porque hay guerra por intereses, hay por dinero, hay guerra por los recursos de la naturaleza, hay guerra por el dominio de los pueblos: eso es la guerra”. A buen entendedor, pocas palabras.

Juan Guahán

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