EL PAPA MUEVE EL TABLERO DE LA POLÍTICA INTERNACIONAL

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Con su viaje a Cuba y los Estados Unidos, más su presencia en las Naciones Unidas, el Papa Francisco ha movido el tablero de la política internacional.
Si hay alguien que no improvisa en materia de política internacional es el Papa o mejor dicho la milenaria política del Vaticano. Imperios, países y gobernantes han aparecido y desaparecido, pero el Vaticano allí está.  En los tiempos actuales, bajo la carismática conducción de Jorge Bergoglio, el Papa Francisco, la Iglesia Católica procura reverdecer sus mejores lauros y presentarse renovada ante el mundo, su cultura y necesidades actuales.
Fue a Cuba después de haber contribuido con fuerza a que se restablecieran las relaciones con los Estados Unidos. Desde allí hizo una fuerte reivindicación del respeto a las personas y una dura crítica a las ideologías. Tal vez en la intimidad de su corazón imagina que de esa manera puede rescatar los avances que el castrismo trajo a Cuba -en materia de educación, salud- pero bajo otro contexto político e ideológico. No fueron pocos los que vieron en ese juego la imagen de Juan Pablo II cuando de la mano de “Solidaridad” –una organización sindical- puso fin al comunismo polaco.
Francisco no se olvidó de agradecer a Raúl Castro por sus gestiones de paz respecto de Colombia. Lo cierto es que 48 horas después, el jefe de la guerrilla colombiana y el Presidente de ese país firmaban en La Habana, ante Raúl Castro, un importante avance hacia la paz en ese país.
En Estados Unidos habló, en el Capitolio, ante el Plenario del Congreso de los Estados Unidos. Allí dejó su mensaje contrario a todo fundamentalismo, incluido el religioso; la condena a la pena de muerte y al tráfico de armas; destacó los problemas de la inmigración y resaltó el rol de los jóvenes y de la familia.
En su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde fue aplaudido de pie por presidentes y funcionarios, se destacó la identificación que hizo entre la defensa de la naturaleza –de la que sostuvo que somos parte- y la condena al actual sistema de exclusión social y económica de las personas. También llamó la atención la fuerte condena a la proliferación de las armas nucleares, una forma de avalar el acuerdo de Estados Unidos con Irán. Sobre el narcotráfico sostuvo que la lucha contra el  mismo “es una guerra asumida y pobremente combatida en el mundo”, sostuvo que “ha penetrado distintos niveles de vida, social, política, artística y religiosa, generando una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones”.
Sobre el final y simbólicamente recitó aquellos versos del Martín Fierro: “los hermanos sean unidos // porque esa es la ley primera // tengan unión verdadera // en cualquier tiempo que sea // porque si entre ellos pelean // los devoran los de afuera”

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