“El presidente es bueno, pero está mal rodeado…”

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De todas las memeces que uno puede escuchar en boca de algún asopado (en virtud de la pretendida igualdad de “género” tendría que agregar “o de alguna asopada”, pero servidor no comulga con esas ostias…) esta es una de las más frecuentes, y al mismo tiempo una de las más idiotas.

El, o la, presidente, se rodea con quién quiere, designa sus colaboradores, sus ministros y algunos miles de altos funcionarios. Suele suceder que controle su propio partido político y que en esa murga no haya un solo mandamás que no cuente con su venia y aprobación. Como el jefe de Estado funge de ‘comandante en jefe’ de las FFAA –al menos en los países dizque democráticos– ni un pinche coronel llega a general sin los óleos del primer mandatario.

Así las cosas, Donald Trump ocupa lo más claro de su tiempo “rodeándose” de colaboradores cuidadosamente escogidos. Analizar ese personal es fuente de riquísimas enseñanzas y provee indicios de lo que nos espera.

Hace algunas semanas sostuve que una eventual victoria de Trump no ocasionaría más desastres que los ya ocasionados por Ronald Reagan, George W. Bush o Bill Clinton, y que en suma volveríamos al business as usual.

Entre otras, una nominación me hace pensar que no estaba tan equivocado. La del futuro Secretario del Tesoro que bajo otros cielos llaman ministro de Finanzas y en el Reino Unido Chancellor of the Exchequer de su grasosa majestad.

El Wall Street Journal (WSJ), diario de negocios donde los hubiere, ya nos prevenía de la súbita normalización de las relaciones entre Donald Trump y los facinerosos de las altas finanzas al titular: Donald Trump and Wall Street Make Up Quickly.

El WSJ agrega: “Atacados durante la campaña presidencial, los grupos de servicios financieros asesoran la transición en la Casa Blanca y buscan aligerar las regulaciones”. Los rufianes de las finanzas son así, no dan puntada sin hilo. En cuanto al temor –terror– desatado a propósito del carácter ‘imprevisible’ de Trump… podemos respirar tranquilos. Wall Street recupera su poder, ¿dónde está la imprevisibilidad?

Como lo pone el WSJ, el jolgorio es de carnaval: “Los ejecutivos bancarios y los lobistas ayudan a reunir los millones de dólares que Mr. Trump necesita para financiar su transición y las festividades de su entronización. La Comunidad Independiente de Banqueros de América, un importante grupo de negocios, está preparando eventos en el Trump International Hotel”. Además de rufianes, lameculos.

Steven Mnuchin, así se llama el futuro Secretario del Tesoro, viene de Goldman Sachs, el banco que estuvo presente en todas las estafas y manipulaciones ilegales de los últimos decenios, de los créditos subprime a la falsificación de las cuentas del Estado griego, pasando por la manipulación de las tasas de interés (Libor).

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El mismo banco del cual provinieron Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, Mario Monti, un instante presidente del Consejo en Italia por cojones, y Lukas Papademus, primer ministro en Grecia por arte de birlibirloque con la misión de aceptar lo que impusiera la troika. Goldman Sachs, cuyo presidente, Henry “Hank” Paulson, fue designado Secretario del Tesoro por George W. Bush, después de haber estafado fortunas con los créditos subprime.

Su permanencia en Goldman Sachs durante 17 años le produjo a Mnuchin una pequeña fortuna de 40 millones de dólares. Steven no hizo sino repetir lo que logró su padre, que pasó su vida en el banco del cual extrajo lo esencial de sus muchos millones.

La reputación de Goldman Sachs es tal que el propio WSJ comentó: “…la mayor parte de los ejecutivos de Wall Street hubiesen dicho que independientemente de quién ganase las elecciones había algo cierto: el próximo Secretario del Tesoro no podía venir de Goldman Sachs…”.

Esa opinión “reflejaba la visión que Goldman Sachs está tan podrido en la opinión pública por la crisis financiera que ninguno de sus alumnos podría ser reflotado…” Y ya ves… business as usual.

Ahora bien, después de salir de Goldman Sachs, Steven Mnuchin estuvo involucrado en más estafas financieras que Sebastián Piñera, y ya es decir. Asociado a los especuladores George Soros y John Paulson, Steven Mnuchin compró IndyMac (organismo de crédito inmobiliario) en el año 2009 por US$ 1.600 millones. Se lo compró al FDIC, un seguro federal (Federal Deposit
Insurance Corporation) o sea una institución pública. Después de rebautizarlo One West Bank, se instaló en su presidencia.

Según el New York Times, One West “estuvo involucrado en una serie de procesos relacionados con ejecuciones hipotecarias truchas, y resolvió varios casos a cambio de millones de dólares”. One West Bank fue finalmente vendido al CIT Group en el año 2015.

En noviembre del 2016, dos organismos ‘sin afán de lucro’ se querellaron ante el ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD), alegando prácticas discriminatorias por parte de One West Bank.

Jeff Sessions, Fiscal General
Jeff Sessions, Fiscal General

La California Reinvestment Coalition (CRC), opuesta a la adquisición de One West Bank por parte del CIT Group, ayudó a aclarar algunas indelicadezas del banco gracias a la Ley de Libertad de la Información (FOIA).

Para comenzar, “los acuerdos de compartir pérdidas” que Mnuchin y sus amiguetes obtuvieron del FDIC cuando compraron IndyMac, se revelaron muy lucrativos. Según datos del propio FDIC, a diciembre del 2014 le había pagado más de mil millones de dólares a One West Bank como indemnización por créditos morosos. El mismo FDIC estimaba que aún tendría que pagarle a One West Bank otros 1.400 millones de dólares antes del 2019.

De ese modo un organismo público le transfirió fortunas a empresarios privados que le compraron un organismo de crédito inmobiliario tomando la precaución de imponerle las pérdidas futuras al vendedor. Steven Mnuchin, un tipo que se las aprendió todas en Goldman Sachs.

La CRC también le pidió al ministerio HUD saber más sobre Financial Freedom, una filial del One West Bank presidido por Steven Mnuchin. Según los datos obtenidos, entre abril 2009 y abril 2016 Financial Freedom liquidó 16.220 hipotecas aseguradas por el gobierno federal. Ellas representaban un 39% del total de hipotecas liquidadas en el período. CRC criticó el hecho que –en comparación– Financial Freedom cubría sólo un 17% del mercado. En otras palabras, Financial Freedom echaba familias a la calle liquidando sus hipotecas, y se hacía rembolsar por la FDIC, un organismo público.

Como queda dicho, el CIT Group compró One West Bank en agosto del 2015, por la módica suma de 3.400 millones de dólares. Peeeero… fue convocado por el ministerio HUD. ¿Porqué? Porque Mnuchin, no contento con vender One West Bank por más del doble que le costó, obtuvo un paquete de acciones del… CIT Group. Y si le confirman el cargo de Secretario del Tesoro, podría venderlas sin pagar impuestos. Bloomberg sugiere que Mnuchin –sin preguntarse si eso constituye un conflicto de interés– obtuvo de CIT Group acciones por un valor de US$ 97 millones.

En esas fechas Steven Mnuchin se dedicó al cine. Fue productor de bodrios como American Sniper y Mad Max: Fury Road. Pero dimitió de la productora –Relativity Media– justo antes de que esta declarase su bancarrota. Un par de semanas antes de quebrar, Relativity Media había autorizado One West Bank a aligerarla de 50 millones de dólares. Cuando te digo que los banqueros son rufianes… no lo invento.

En fin, que Steven Mnuchin, un tipo que donó millones de dólares a las campañas de Barack Obama y Hillary Clinton, se cambió de caballo. En abril del 2016 fue designado presidente del comité financiero de la campaña de Donald Trump, con el objetivo de reunir 500 millones de dólares para financiarla.

Ahora, como sabes, ha sido designado Secretario del Tesoro de los EEUU. No será el primer esbirro de Goldman Sachs en llegar al cargo. Fue precedido por Henry Paulson (nombrado por W. Bush) y Robert Rubin (nombrado por Bill Clinton).

La prensa del corazón precisa que está comprometido con Louise Linton, una actriz en plan novia de jugador de fútbol (ver foto), lo que en los EEUU llaman una trophy wife, la mujer que te compras cuando tienes plata. Ambos viven felices y comiendo perdices en la casa que Mnuchin tiene en Bel Air (California), y que le costó apenas 26,5 millones de dólares.

¿El presidente está mal rodeado?

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