Moscú no tiene en mente la participación del líder ucraniano en el proceso de negociaciones que puede abrirse en Alaska, pero las declaraciones de miembros de la Administración Trump recogidas por medios estadounidenses sobre la posibilidad de que Zelenski viaje también al 49 estado de EU deja todas las puertas abiertas. Y susceptibles de ser cerradas de un portazo por parte de los rusos.

Trump, abierto a una cumbre trilateral

Todo parece responder a la diplomacia errática del jefe de la Casa Blanca. No es que piense dar una baza inesperada a Zelenski. Por el contrario, la propuesta de Trump de que Ucrania ceda territorio en un eventual proceso de paz ha desatado las críticas del presidente ucraniano y de sus aliados europeos, pues se admitiría de facto la derrota de Kiev en la guerra desatada por la invasión rusa de febrero de 2022.

La clave está en la cesión de territorios ucranianos

El mensaje lanzado por ucranianos y europeos es que debería ordenarse un alto el fuego previo a toda negociación y que Ucrania no debería renunciar a parte alguna de su territorio. La posición de Rusia sobre estos dos puntos es clara: ni alto el fuego inmediato ni devolución de lo conquistado. Al contrario, Putin ya ha reclamado las partes de las cuatro regiones anexionadas que aún están bajo control del ejército ucraniano.

Sin embargo, al hacer este anuncio, Trump lanzó ese mensaje que no gustó nada a Zelenski y que motivó su ofensiva diplomática a nivel europeo este sábado: un potencial acuerdo para concluir la guerra depararía «ciertos intercambios de territorios por el bien de ambos» contendientes.

Trump estudia detener la venta de armas para Ucrania

También algunos medios estadounidenses difundieron la existencia de un memorando del Pentágono en el que se considera la opción de devolver a los arsenales estadounidenses algunas partidas de armas que ya habían sido catalogadas para Ucrania, en concreto, misiles interceptores, sistemas antiaéreos y munición de artillería.

Ese memorando refutaría la reciente apuesta de Trump de vender a los generosos europeos miles de millones de dólares en armas que serían después donadas a Ucrania. En teoría, los informes del Pentágono responderían a la preocupación por un eventual desabastecimiento de ciertos sistemas armamentísticos.

La realidad puede ser otra. De cara a sus negociaciones con Rusia, la Casa Blanca estaría de nuevo amenazando con suspender los envíos de armas a Ucrania, como ya hizo a principios de año, lo que permitió a Rusia completar la reconquista de la parte de la región de Kursk invadida en agosto de 2024 por Ucrania, a la vez que incrementar su presión en Donetsk.

EU desconoce el alcance de las demandas rusas

Según la web estadounidense de noticias e información Axios, tras la reunión de Witkoff con Putin el miércoles, el enviado estadounidense habría indicado a Trump, Zelenski y varios líderes europeos que el Kremlin estaría dispuesto a renunciar a los territorios que controla en las regiones de Zaporiyia y Jersón, en el sur, si Kiev cediera Lugansk y Donetsk, en el este, así como Crimea, anexionada por Moscú en 2014.

Sin embargo, al día siguiente la versión de Witkoff al contactar con altos funcionarios europeos y ucranianos en una videollamada fue muy diferente. Según Witkoff, a lo que habría accedido Putin era a «congelar» el avance ruso en esas regiones y no proceder a su total conquista.

Esta versión parece más lógica. Rusia difícilmente devolverá a Ucrania la media luna de territorio conquistado con acceso al mar que une Crimea con la zona del Donbás, a la que pertenecen las regiones de Lugansk y Donetsk, y que cuenta en su área con la central nuclear de Zaporiyia, la mayor ucraniana.

Sin que Zelenski haya recibido ninguna invitación formal para acudir a Alaska y con la oposición rusa a que tal participación se produzca, y en medio de todas estas informaciones contradictorias sobre la posición que defenderá Putin ante Trump, es natural que las autoridades de Kiev, muy confundidas, traten de recabar todo el apoyo europeo posible a su favor.

Si hasta hace unos días parecía que Zelenski había conseguido el apoyo de Trump a la causa ucraniana, con una lluvia de críticas del presidente estadounidense al ruso y amenazas de elevadas sanciones contra Rusia, las tornas de nuevo parecen estar cambiando en contra de Ucrania. Salvo que Trump invite realmente a Zelenski a Alaska, a riesgo de que Putin se baje entonces del carro de las negociaciones.

Según Axios, un alto funcionario ucraniano indicó que, incluso si Zelenski accediera a las demandas territoriales de Putin avaladas por la aquiescencia de Trump, el presidente ucraniano debería convocar inmediatamente un referéndum para consultar a la población de su país sobre ese punto, pues según la Constitución de Ucrania no está en disposición de ceder un solo metro de territorio ucraniano a una potencia extranjera.

Moscú juega la carta «Trump»

Con todas las espadas en alto entre los contendientes de esta guerra y una incertidumbre desbocada sobre la postura que adoptará Trump finalmente en Alaska, resulta curioso el optimismo con el que este viernes se refirió el presidente estadounidense al encuentro: «Estamos muy cerca» de un acuerdo. Si cabe más misterioso, Trump añadió que Zelenski estaba haciendo los arreglos necesarios para «firmar algo» en una forma en la que no estaría violando la ley de Ucrania.

Como todos los conflictos exsoviéticos, y esta guerra de Ucrania es uno de ellos, habrá un proceso largo de resolución. El reciente acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán es un ejemplo. En este caso de Transcaucasia, la presión de Trump tuvo mucho que ver en ese consenso.

Pero con Rusia las cosas pueden ser muy diferentes, pues Moscú considera que, antes de firmar una paz en Ucrania, es necesario asentar un concierto de seguridad con Occidente, pendiente desde la caída de la URSS. Y la guerra de Ucrania es el mejor de los pretextos para lograr este acuerdo, según el Kremlin.

También porque, pese a su inconsistencia y estrategia caótica, Trump está en el poder. Este extremo beneficia a Rusia, que conoce muy bien, quizá demasiado bien, al presidente estadounidense desde que en 1987, siendo un ambicioso empresario, pisó por primera vez Moscú. Pero además, para ventaja del Kremlin, si en algo ha tenido éxito Trump desde que llegó al poder el 20 de enero pasado, ha sido en debilitar a Europa, donde hay muchas ansias de revancha contra Rusia, desde Reino Unido hasta los países del este, antaño parte de la órbita soviética.

Putin tiene algo muy claro que le da mucha fuerza en una negociación futura. Si Europa claudicó ante Trump en un asunto clave para su estabilidad económica y política como la guerra arancelaria, ¿qué no aceptará si la Casa Blanca presiona y la pone de nuevo de rodillas con el tema de Ucrania? Rusia lo sabe y lo utilizará en los próximos meses si se saca algo en claro de la cumbre de Alaska.