Andrea Pérez-Bouzada*

‘Hemos percibido un aumento de los casos de sabotaje informático, sobre todo como actitud de venganza. En ocasiones, con el único fin de perjudicar a la empresa; y en otras ocasiones, para lograr un beneficio propio’, comenta Manel Cruz, gerente del Gabinete Profesional de Peritos Judiciales.
Desde el gabinete explican la experiencia de uno de sus clientes, que en enero de este año descubrió cómo un antiguo trabajador, afectado por un expediente de regulación de empleo, creaba su propia empresa de gestión informática partiendo de la cartera de clientes copiada a la compañía. En este caso, la investigación permitió demostrar la existencia de todo un directorio que había sido usado por el empleado para realizar una copia de las bases de datos de clientes, de la información comercial y de documentación técnica de uso interno. Sin embargo, ‘demostrar un plagio de software es muy difícil y además tiene un coste importante para las organizaciones. Recuperar un sólo equipo puede costar unos 3.000 euros’, afirma Manel Cruz.
La abogada María Jesús Parra, socia del área de laboral de Cuatrecasas, asegura que en momentos de conflictividad laboral como los actuales las previsiones de seguridad son importantes. ‘Las empresas están tomando medidas preventivas para que no se produzcan este tipo de situaciones’, comenta. Sin embargo, ‘incluso para tomar medidas de precaución es fundamental hacerlo siempre desde el respeto a la dignidad de los trabajadores’, añade.

En Everis, por ejemplo, se ha establecido un código de conducta para los empleados que entran en la compañía. Este documento lo firma el empleado en el momento de la entrega del material informático (que suele ser un portátil- móvil o blackberry). ‘Su firma les compromete a un uso correcto de este material y la información que se contenga en estos dispositivos’, comenta Eugenia de Benita, directora de informática de la compañía.
Otra clave es moderar la información a la que puede acceder cada empleado según su perfil profesional. ‘El perfil del trabajador debe ser el que restrinja el acceso al sistema y a la información. Si se trabaja en recepción no es necesario acceder a la información contable de la compañía. El director financiero sí, pero esto no impide a la empresa controlar el uso que los empleados hacen de la información’, comenta Cruz.
*Periodista de Cinco Días
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