El Salvador: una historia de zancudos

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Claudia Solórzano.*

El zancudo —o mosquito—: largas patas, zumbido, necesidad que tienen de sangre. El peligro del dengue sobrevuela el continente —y medio mundo—. Ésta historia comienza las nueve de la noche. Como es tradición de muchos hogares salvadoreños, esa es la hora de ver películas u otros programas en familia. Sin embargo, la rutina fue interrumpida por una inusual competencia…

Sintonicé el conocido canal local de las películas. Tanto mi hermano como mi madre se acomodaron en sus respectivos sofás. Todos dispuestos a disfrutar del misterio y miedo de la cinta. La luz de la sala ayudaba a sentir menos temor de las imágenes. Cinco minutos transcurrieron de la película cuando ya estábamos sumergidos en ella.

De repente, se escuchó el leve zumbido…

Primero lo escuchó mi madre, luego mi hermano y finalmente yo. Hasta ese momento el zumbido no era incómodo. Pero luego se volvió perturbardor y como de la nada observamos la procedencia: una nube de zancudos nos merodeaba.

Logré matar uno y lo hice saber a mi familia mientras continuaba la película. Luego se escuchó un aplauso en vano, otro zancudo se había escapado de mis manos.

El reloj marcó las 9:40 p.m. Y la nube de zancudos se dispersó. Unos molestaban el oído de mi hermano, mientras otros con agilidad intentaban picarme los brazos. En cuanto a mi madre, su piel blanca evidenciaba una serie de manchitas rojas, claro, la alergia que provocan los aguijones de los mosquitos.

A esa hora, yo había matado cinco zancudos y mi hermano sólo uno. La competencia por deshacernos del vector transmisor del dengue había comenzado. Durante los anuncios, aprovechamos para quejarnos de la situación, y es que los zancudos hasta canción nos habían compuesto con un incesante y molestoso ruido.

“No entiendo como hay zancudos si no tenemos criaderos, yo revisé y todo esta bien”, expresaba mi madre. A la vez, mi hermano le constestaba que “Hace poco pasaron a fumigar, pero como que el veneno no sirvió y ahora hay más”.

Mientras, yo sólo observaba que un zancudo no me marcara. Otro aplauso se escuchó, otro zancudo había muerto.

A las diez de la noche, grité ¡llevó 20! mientras mi hermano decía con tristeza “¡Ay! Sólo llevo cuatro”.

A todo esto, la película se ponía más interesante y escalofriante. Sin embargo, la molestia de los zancudos era insoportable, al grado que preferimos refugiarnos en nuestras camas con mosquiteros y no ver el final de la película, que tanto nos había cautivado.

Junto con la película también terminó la competencia por matar zancudos. Al final desaparecí 23 y mi hermano mantuvo su cifra con cuatro. Pero los zancudos que lograron sobrevivir siguieron con su afán de picar.

Según comentarios de los vecinos de la Residencial Alpes Suizos, esta situación es insoportable y no puede continuar así, sobre todo, cuando el Ministerio de Salud está en campaña contra el vector.

La residencial Europa, Las Palmeras, Alpes Suizos 1 y 2, colonia Quezaltepec, San José, las Delicias entre otras, sufren a diario de los molestos zancudos. Por el momento, Santa Tecla se ubica entre los municipios con más casos de dengue en el país, debido a la densidad poblacional.

El reporte del Ministerio de Salud Pública señala que en la semana del 28 marzo al 3 de abril, Santa Tecla ha confirmado ocho casos de dengue clásico, mientras todo el departamento de La Libertad reporta 22.

A escala nacional las cifras son más alarmantes. En el mismo periodo, Salud reporta 3.364 casos confirmados de la cepa clásica y 64 hemorrágicos, mientras las hospitalizaciones ascienden a 1.163.

Hasta la fecha, el Ministerio de Salud Pública ha relanzado en tres ocasiones las campañas por erradicar los criaderos de zancudos, pero aún no logran los resultados deseados.

* De la Redacción Diario Co Latino
(www.diariocolatino.com).

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