EL SIMBOLISMO DEL MAÍZ EN EL MUNDO ANDINO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El maíz (Zea mays) planta herbácea anual, de la familia gramínea, es uno de los alimentos de mayor importancia del hombre andino y de gran valor simbólico, social y cultural. Por desgracia, la mayoría de plantas alimenticias más importantes como el maíz, el fríjol, el camote, la yuca, en la época de la conquista estaban tan difundidos por todo el nuevo mundo, que resulta difícil establecer el centro geográfico de origen y el sitio donde se inicio su domesticación y cultivo. Pero está plenamente definido su origen americano; el investigador A. Manrique nos manifiesta que al no poder encontrar los congéneres del maíz, los estudios se han valido de las razas primitivas para determinar dos centros de domesticación:

1.- Mexicano: raza primitiva: Nat-tel, Chapalote.
2. – Peruano: raza primitiva: Confite, Morocho, Kulli, Chullpi.

En el desarrollo de la agricultura, el maíz ha tenido una gran importancia debido a múltiples utilidades que se le daba a este cereal, esto se demuestra con los numerosos hallazgos arqueológicos de plantas, corontas, mazorcas y polen que estaban tan difundidos en el continente formando parte de ese gran complejo cultural del hombre Andino.

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Los lugares donde han sido encontrados los restos del maíz, tienen connotaciones mágicas, religiosas, económicas, políticas, mostrándonos así que este cereal escapa a su puro valor alimenticio y se enmarca dentro de un contexto social y cultural. Así tenemos que las diferentes culturas precolombinas han dejado miles de cerámicas y tejidos con iconografías o representaciones de plantas de mazorcas de maíz, bebedores de chicha, que son verdaderas obras de arte.

Técnicas de conservación

Se desarrollaron técnicas de conservación de alimentos, los famosos Tampus o depósitos reales que hicieron construir los Incas en muchos territorios que estaban bajo su dominio. Estos depósitos o graneros –llamados también Qollca o Colca– estaban destinados a almacenar y guardar abundantes provisiones de productos alimenticios para tiempos de escasez.

El maíz aún estando seco y tostado podía ser guardado mucho tiempo, más que las papas, ollucos, mashuas y ocas. Sin embargo tenían un enemigo feroz; el pishllu o gorgojo, cuyo peligro lo eludían, mezclándolo con arena y almacenándolo en vasijas enterradas en el subsuelo de arenales, y en la sierra mediante el empleo de efluvios repulsivos como la muña.

El Antropólogo Víctor Antonio Rodríguez Suy Suy, nos informa que en 1975 en el valle de Casma unos campesinos en su afán de «huaqueria» en un gran médano (colina de arena seca y limpia) entre los campos de cultivo, encontraron al centro de ese médano una profunda fosa con abundante maíz en sus variedades: blanco, morado, y colorado entremezclado con arena.

Así luego habríamos de encontrar esta misma práctica de almacenamiento de maíz, fríjol y lenteja entre los agricultores de Moche, Virú y Jequetepeque. Lo que nos evidencia que se conocían técnicas muy desarrolladas para la conservación de sus alimentos

Visión holística

La cultura andina es holística e integradora; todos los elementos que conforman el cosmos son como engranajes de una pieza gigantesca a la que denominamos cosmovisión o forma de ver, entender y comprender la situación del hombre y el entorno en el cual se desenvuelve.

El maíz, además de ser un buen alimento, no faltaba en la despensa hogareña para necesidades ceremoniales y rituales, por ejemplo la chicha (asua ó acja) que es una bebida que se preparaba a base de maíz crecido, hervido y macerado por un periodo de una semana en la costa y 15 días en la sierra, siendo de imparable consumo en la vida diaria pero sobre todo en los aynis, mingas, mitas, ritos de iniciación y fiestas en general.

Antunez de Mayolo sostiene que «La ingesta de chicha evitó las enfermedades transmisibles por el agua y maximizó la asimilación de nutrientes, pues sus fermentos permitió un mejor desdoble de las féculas, celulosas y legnina de las hortalizas consumidas a las vez que su P.H. entre 2.5 y 4.5 contribuían en el estomago, al desdoble de las grasas en ácidos grasos y glicerina así como evitarse la degradación de las proteínas facilitando su conversión en proteosa que sería con el ataque de la lipasa pancreática desdoblada en los aminoácidos»; también preparaban sango (mazamorra) ingrediente ineludible en los sacrificios y ofrendas de tipo mágico-religioso.

Al maíz se le divinizo y se le llamaba Mama Zara y se considero como alimento de los dioses. Hans Horkheimer nos relata que la enorme significación de la «planta sagrada» para la mayoría de los antiguos peruanos se refleja en las menciones que de ello se hace en varios de los mitos de creación.

Este cereal era considerado también como alimento indispensable para el viaje al más allá después de la muerte, lo que se evidencia por los diferentes hallazgos arqueológicos. Valdizan y Maldonado nos refiere «En el antiguo Perú se ha encontrado en los cadáveres extraídos de las huacas que sus cavidades estaban rellenadas con hojas de coca, maíz o de algodón y en el cuello de éstos granos de maíz suspendidos», lo que nos evidencia la importancia en la alimentación aún después de la muerte.

Vigencia y perspectivas

El maíz en la actualidad aún goza de un bien de prestigio social dentro del ámbito andino, sigue siendo motivo de inspiración poética y artísticas en la cultura popular, y en algunas comunidades como es el caso de Pomabamba (Ancash) el último día de Cuaresma bajan los pobladores de los diferentes lugares con un tallo de maíz para ser bendecidos en la iglesia. Lo que nos evidencia, por otra parte, el sincretismo cultural de la religión andina con la católica.

Lo cierto es que el simbolismo y la representación del maíz fueron y será una de las manifestaciones culturales más vivas y representativas de la cultura andina.

Bibliografía

RODRÍGUEZ SUYSUY, V.(1989): Algunas observaciones sobre almacenamiento de semillas practicada por la Sociedad Andina, P.159-168. Manejo Campesino de Semillas en los Andes, Edit. PRATEC.
ANTUNEZ DE MAYOLO, S. (1988): La Nutrición en el Antiguo Perú. Ed. Banco Central de Reserva del Perú.
MANRIQUE, A. (1988): El Maíz en el Perú. Ed. Banco Agrario.
HORKHEIMER, H. (1973): Alimentación y Obtención de Alimentos en el Perú Prehispánico. Ed UNMS.
VALDIZAN H. Y MALDONADO A. (1922): t. II, La Medicina Popular Peruana. Ed. Torres Aguirre.

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* Publicado originalmente en Quechua network

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