Elección argentina: Mucha especulación y temor en el Norte por un gobierno de Milei
Los medios, las encuestadoras, los opinadores continúan haciendo proyecciones y especulaciones acerca de la solución a la grave crisis argentina y las posibilidades electorales de los tres principales candidatos a la presidencia: el de ultraderecha, la neoliberal pero muy cercana a los libertarios y el centroderecha peronista -cada cual con su “solución” a la crisis- ante un presagio de balotaje para el 19 de noviembre.
A menos de un mes para la primera vuelta, el ultraderechista Milei tiene una intención de voto de 33,2%; le sigue el oficialista Sergio Massa con 32,2% y la neoliberal Patricia Bullrich con 28,1%. Nadie tiene asegurado nada. La apuesta de Massa es seguir creciendo en base a nuevos anuncios a favor de trabajadores y jubilados.
En realidad son cinco los candidatos a presidente que se medirán el 22 de octubre, pero de ellos son estos tres los candidatos a una segura segunda vuelta, donde solo hay dos lugares. Los dos otros dos son Juan Schiaretti, de la derecha peronista, y Myryam Bregman, del izquierdista Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad.
Pero una eventual elección Milei como presidente, despierta demasiados temores en el norte. Desde el Reino Unido, The Economist señala que es “un peligro para la democracia en Argentina”, mientras en el gobierno estadounidense cunde el temor de que su crisis económica pueda convertirse en una catástrofe social en Argentina, que podría desestabilizar a la región. Pero la prensa hegemónica prefiere ocultarlo.
El futuro inmediato argentino, al igual que el de largo plazo, dependen de dos circunstancias: el resultado electoral y la medida política que adopte el Fondo Monetario Internacional. Hasta ahora los vencimientos fueron tapados con 7.500 millones de dólares transferidos por el FMI. Con esos recursos el gobierno se garantizó que tendría un proceso electoral sin necesidad de andar tapando agujeros, en medio de la campaña.
Ahora hay que pensar acerca de sus alternativas respecto de la próxima revisión del FMI en noviembre, con vencimientos comunes y pagos adicionales, para poder garantizar la llegada del nuevo gobierno.
Argentina asiste a un cambio de época, caracterizado por la ausencia de hegemonía. La sociedad argentina está llena de matices, tensiones y contradicciones y seguía sumida en una inflación que supera el 120% anual, cuando el ministro de Economía y candidato presidencial oficialista Sergio Massa anunció su propuesta de supresión del impuesto a las ganancias si llega a presidente, una fiscalidad que junto con el IVA resultan en los dos primeros lugares en la captación del Estado.
La medida debe entenderse en el contexto del tiempo electoral, a casi un mes del 22 de octubre, cuando el oficialismo perdió los comicios para gobernador en la provincia de Santa Fe a manos de un radical, y ocurrió un primer fallo adverso, en EU, de los “fondos buitre” por seis mil millones de dólares.
El FMI sigue acosando y exige que el otrora granero del mundo le pague lo prestado, pero la crisis monetario-financiera desnuda a más de un 40% de los habitantes por debajo de la línea de pobreza, al 60% de los menores de 13 años habitando hogares en pobreza. Y, de acuerdo con pronósticos económicos, Argentina cerrará 2023 con una caída del 2,5 al 3% respecto a los ya paupérrimos datos del año pasado. Y Massa, el ministro-candidato, es el primer involucrado en la conducción de la crítica situación.
Algunos análisis especulan que en las PASO (primarias del 13 de agosto), muchos de quienes votaron por Milei no prestaron atención ni les interesó conocer lo que el candidato dijo que pensaba que haría si llegara a presidente. Fue definitorio para ellos que a quien conocieron de la televisión- descalificando duramente a los grupos tradicionales (peronistas y radicales) y a eventuales oponentes- se emparentaba con sus sentimientos.
En cuanto al candidato oficialista, sí confía en que la mayoría de los votantes del progresismo peronista que lo hicieron por la fórmula que encabeza Juan Grabois, voten por él y que otro tanto ocurra con ese alto porcentaje que no concurriera a las urnas.
Entre el intento de magnicidio y la persecución judicial (lawfare), la gran ausente de la contienda es la dos veces presidenta y aún vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El kirchnerismo sigue siendo hegemónico dentro del peronismo, supera a la derecha peronista, pero no a la derecha antiperonista coaligada.
La década gobernada por el kirchnerismo fue lo más cerca de la izquierda que estuvo el justicialismo (peronismo) en toda su historia, desde las épocas de John William Cooke, el revolucionario peronista, quien además de representar al exiliado Juan Domingo Perón, combatió contra la invasión estadounidense en Playa Girón, Cuba.
Una encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) afirma que Milei supera por apenas un punto a Sergio Massa y ambos se posicionan para competir en el balotaje de noviembre: el candidato de La Libertad Avanza puntea con el 33,2% de intención de voto, seguido por el ministro de Economía de Unión por la Patria con el 32,2%. En tanto, Patricia Bullrich se mantiene en un tercer puesto expectante con el 28,1%.
Los votos no se dividen en tres tercios sino en cuartos, porque además de Milei, Massa y Bullrich existe una gran proporción de ciudadanos que no votarán, como quedó demostrado en las primarias: hay una cuarta pata de la sociedad que pese a que el voto es obligatorio, prefiere no sufragar: no encuentran quien le convenza.
Si bien el ultraderechista Javier Milei se afianza como el candidato con más adhesiones, parece haber llegado a su techo político. Sus ideas, su impronta mesiánica y su conexión con la bronca ciudadana le han permitido sintonizar con un tercio del país. Pero hay dos tercios del país que no comulgan con sus ideas, su proyecto ni su histrionismo, lo considera violento, machista, inestable, fanfarrón.
No se pueden sumar los votos de Milei con los de la neoliberal Patricia Bullrich, ya que discrepan en temas como la dolarización de la economía, la idea de casta y otros aspectos ideológicos.
Mientras, el oficialista Unión por la Patria conserva un piso sólido. Sus posibilidades de estar en segunda vuelta pasan por lo que se haga en estos meses en lo económico. La inflación no la podrá controlar pero sí las políticas sociales, laborales y tributarias, que mitiguen el malestar y ayuden en la cotidianeidad. Si el minsitro-candidato Sergio Massa se apropia de la ‘agenda’, se asegurará estar en segunda vuelta.
Bullrich todavía tiene alguna mínima posibilidad de entrar en la segunda vuelta. La coalición neoliberal Juntos por el Cambio muestra su incapacidad para sumar más votantes: los descontentos con la gestión de este Gobierno y los más jóvenes migraron al voto por Milei. Además, hay un alto grado de desesperanzados entre sus votantes (el 70 por ciento no cree que Bullrich llegue a ser presidenta).
Obviamente, el advenimiento de la figura de Milei deja al desnudo la realidad por la que atraviesan nuestros países, cansados de las promesas incumplidas por los claudicantes gobiernos progresistas que, no dejan de ser partidos que no apuestan ni siquiera, moderadamente a los cambios que nuestras sociedades reclaman.
Durante estos casi 4 años hubo una transferencia de ingresos del trabajo al capital de 70 mil millones de dólares. El “gasto” que implica el bono alcanza los 218 mil millones de pesos. Una ganga, encima después de una brutal devaluación.
La preocupación del Norte
Javier Milei recibió una crítica lapidaria, al ser definido como “un peligro para la democracia en Argentina”, al tiempo que fue duramente criticado por su idea de dolarizar. El cuestionamiento salió del corazón mismo de la prensa pro-mercado: la revista The Economist. “Intemperante, imprudente y extravagante: poco en Milei sugiere que sea el salvador que la Argentina necesita”, calificó.
En su editorial, el semanario británico no dudó en afirmar, respecto del programa ultraliberal, que “sus políticas están mal pensadas, le costaría gobernar por estar lejos de lograr consensos. Y algunos argentinos se preocupan que se pueda volver autoritario”.
Milei ofreció una entrevista de tres horas al tradicional semanario conservador inglés, que expresó la desconfianza frente a lo que interpretan como «excéntrico» y la preocupación por el posible giro autoritario de la mano de Victoria Villarruel, su candidata a la vicepresidencia, apologista del genocidio de la dictadura militar.
También el gobierno de Joe Biden se muestra inquieto ante el futuro de Argentina, con el temor de que su crisis económica pueda convertirse en una catástrofe social. Argentina ha estado activa en las mesas de negociación de las principales organizaciones internacionales y el propio gobierno de Biden durante el verano.
El país podría tener un impacto significativo en la estrategia occidental en la geopolítica mundial. Mientras la guerra en Rusia y Ucrania acapara la atención, el “futuro incierto” de Argentina ha generado un interés especial por parte de EU.
Después de la aprobación de la quinta y sexta revisión del programa de deuda de Argentina con el Fondo Monetario Internacional, fuentes en Washington revelaron que no pueden ignorar la situación en Argentina, ya que los resultados electorales, incluyendo la sorprendente figura de Javier Milei y su plan de dolarización, han creado incertidumbre.
En un encuentro que sostuvo en Nueva York con su par estadounidense Joe Biden, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva alertó que la democracia corre peligro en Argentina y le habló sobre los riesgos del ascenso de «sectores extremistas», en alusión a Javier Milei.
Hay preocupación estadounidense por lo que vendrá en Argentina. La explotación de los recursos naturales es un punto de coincidencia tanto en el sector público como en el privado de Argentina. Las empresas estadounidenses están interesadas en los sectores de energía y minería y esperan un ambiente de negocios estable.
Biden también aboga por “reglas claras” y “predictibilidad” para la inversión en Argentina. A pesar de la incertidumbre política, los inversores globales, incluyendo el poderoso fondo de inversión BlackRock, se alegran de que “el 80 por ciento del electorado haya votado a favor del mercado”. Pero lo cierto es que BlackRock está detrás de la candidatura del “libertario”.
En cuanto a los planes futuros, en Washington se considera más difícil prever la administración de Javier Milei que la de Sergio Massa o Patricia Bullrich, aun cuando ninguno de los candidatos ha presentado un plan concreto para el futuro.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)